Publicidad

El paraíso del copie y pegue

El desconocimiento de las normas por parte del estudiante, la falta de mano dura de las instituciones y el manejo inadecuado de internet, son algunas de las causas por las que este delito se ha convertido en una situación habitual dentro de las aulas de clase.

Carolina Ayala con la colaboración de Diana Figueroa y Gilma Gonzalez
05 de enero de 2012 - 10:00 p. m.

“Se informa que el estudiante no fue admitido en la universidad en el período académico del 2009-1, por cometer plagio y no seguir las reglas de ética que rigen a la institución (…)”.

Lo que acaba de leer puede ser parte de la carta que acompañe la hoja de vida del estudiante que quiera pasarse de listo con el profesor de la universidad, creyendo que puede apropiarse de lo que otros han hecho. Ana María Fernández*, estudiante de administración dual de la universidad Autónoma, lo sabe mejor que nadie.

Fernández y sus compañeros de grupo estaban sobre el tiempo para entregar el proyecto del trabajo de grado cuando ella decidió tomar ‘prestada’ la tesis de su padre para hacerlo. Ellos no sabían que la información que se encontraba allí era de internet y no estaba atribuida al autor. Para su mala fortuna, el profesor creyó haber leído algo similar y lo buscó en la red. Lo encontró y confrontó a Fernández y su grupo, quienes aceptaron el plagio y fueron enviados al Comité de Ética, el cual decidió que por ser primera vez, sólo debían hacer un trabajo complementario.

Sin embargo, Fernández, al parecer, no aprendió la lección. Tiempo después, cuando debía presentar el simulacro del ECAES, llegó tarde y decidió pedirle a su amiga que le diera copia de las respuestas. El profesor que estaba vigilando la descubrió y ella volvió al Comité de Ética. Esta vez sus miembros no fueron tan flexibles. Fue suspendida un semestre.

El plagio es la apropiación y la violación de los derechos de autor de la producción intelectual de otra persona y por lo tanto es un delito que se encuentra penalizado por la legislación colombiana. Los artículos 270 y 271 del código penal establecen que si una persona publica total o parcialmente una obra, la modifica o comercializa sin autorización previa del titular de los derechos, no sólo tendrá que cancelar una multa que puede ir desde 20 a 1000 salarios mínimos legales, sino que además deberá pagar entre 2 y 5 años de cárcel.

Aunque hasta hace poco los casos de plagio en las universidades nunca llegaban a estas instancias, en marzo del 2009 fue condenada a dos años de prisión y a cinco salarios mínimos la profesora de literatura Luz Mary Giraldo, de la Universidad Javeriana de Bogotá, quien usó fragmentos de la tesis ‘El mundo poético de Giovanni Quessep’, de la estudiante de literatura Rosa María Londoño, realizada
en abril de 1996, para darle vida a su artículo ‘Giovanni Quessep: el encanto de la poesía’, publicado a finales del mismo año en la revista ‘La Casa Grande’, donde no se hace referencia en ningún momento a la estudiante.

Ésta es la primera condena de plagio registrada por la Dirección Nacional de Derechos de Autor del Ministerio del Interior y de Justicia, convirtiéndolo en un caso ejemplarizante. (Ver recuadro 1) No obstante, los casos de plagio siguen creciendo en las universidades. David Álvarez, vicepresidente del Centro Colombiano del Derecho de Autor y profesor de la Universidad Católica de Colombia, asegura que el impacto de esta problemática en las instituciones es elevado debido a que el uso de internet ha llevado a los estudiantes a que en lugar de apropiarse de esta herramienta para realizar productos de mayor calidad, se limiten a copiar lo que ya está hecho y lo peguen en sus trabajos.

Para Álvarez, lo más preocupante es que el estudiante no le vea problema a plagiar la información y no se dé cuenta que está cometiendo un fraude, por eso siempre le dice a sus estudiantes que “se están tumbando ellos mismos, pues no estudian nada, pasan el requisito de la materia, pero no entendieron nada”.

Sin cifras

A pesar de que el plagio se ha convertido en un dolor de cabeza para las universidades de la ciudad, hasta el momento no existen cifras consolidadas de los estudiantes que han sido sancionados o expulsados por este motivo. El director académico de la Universidad San Buenaventura, Juan Carlos Flórez,manifiesta que aunque los datos no se sistematizan, sí han existido casos de
plagio que han terminado con la expulsión del alumno, pero la mayoría de veces, la amonestación es realizada sólo por parte del docente. Flórez considera que el problema se presenta porque el estudiante no es consciente que necesita apropiarse de los conocimientos para poder enfrentarse al mundo profesional.

En la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, se registraron 6 casos de plagio en los últimos dos años Isaac Fuenmayor, presidente del Comité de Ética de la institución, reconoce que el desconocimiento de las normas, puede llevar al estudiante a incurrir en plagio. Pese a esto, Fuenmayor encuentra que “muchas veces con las respuestas de los estudiantes frente al comité de ética, se evidencia que puede ser un problema de irrespeto total por los valores morales y éticos que tienen que ver con el trabajo propio, con las ideas y la producción intelectual de los demás”.

Por otro lado, Hernando Bahamón, director académico de la Universidad Icesi, sostiene que hasta ahora en la institución no se han presentado casos de expulsión por plagio, puesto que no es considerado una falta académica tan grave, a menos de que sea una conducta reiterada del estudiante. En la Icesi se ha encontrado que algunos de los casos de plagio son cometidos por ignorancia del alumno, lo cual lleva a una amonestación verbal que se realiza con carácter formativo para enseñarle el respeto por el trabajo de los demás.

Aunque el desconocimiento de las normas por parte del estudiante es una de las razones por las que el plagio se ha vuelto tan popular en las universidades, Germán Gallego, profesor y exdirector delprograma de comunicación social de la UAO, cree que la Academia tiene una responsabilidad compartida en el asunto, por lo cual considera que las medidas coercitivas no son la solución, “Lo que uno
hace como profesor es dar un camino, guiar al estudiante. Yo puedo castigarlo o echarlo, pero ahí no estoy contribuyendo a su aprendizaje”.

Así lo piensa Oscar Ortega, profesor de la Universidad Santiago de Cali, quien no está de acuerdo con la expulsión del estudiante, pues prefiere que siga formándose y enseñarle que el plagio es una condición del profesional mediocre, a que deje de estudiar. “Algunos me dirán qué posición ética tan cómoda, pero finalmente el que esté libre de pecado, que empiece a tirar piedra. Yo desde la ética pienso que en este espacio estamos para formar, tengo que considerar el error y la falla como una posibilidad genuina y real de vida”, dice Ortega.

Por el contrario, el catedrático Juan Manuel Gómez asegura que es la falta de autoridad del docente, lo que ha causado el fortalecimiento de la cultura del menor esfuerzo de algunos estudiantes. “Apliquemos el reglamento y dejemos eso de arreglar entre profesor y alumno en un rincón de la clase, que no es ni bueno para la universidad ni para el profesor y muy malo para el alumno”. Gómez añade, además, que es una necesidad de las universidades estudiar el fenómeno del plagio y calcular su impacto para poder tomar medidas en el asunto y tener claros los mecanismos para enfrentar este problema.

Por qué lo hacen

Gloria Hurtado, psicóloga y columnista de El País, señala que la razón fundamental que motiva al estudiante a cometer plagio es el miedo al fracaso, sobre todo en una cultura tan exigente y enjuiciadora como la actual. “El miedo no justifica que lo hagas pero puede explicar por qué lo haces”, asegura la psicóloga.Justamente, Gloria Hurtado fue víctima de plagio por el reconocido escritor brasileño Paulo Coelho, quien publicó con leves diferencias en El Espectador, el 3 de abril de 2005, y bajo el nombre de ‘Cerrar un ciclo’, una columna escrita por ella el 21 de enero de 2003 para El País, titulada ‘Cerrando círculos’.

La columnista buscó la manera de contactarse con el escritor, pero él nunca contestó. Habló con un abogado pero éste le dijo que esas demandas eran muy complicadas y costosas. Sin embargo, el periódico El País y otros medios de comunicación le ayudaron a Gloria Hurtado divulgar la situación y a rectificar sus derechos sobre la obra.

*Nombres cambiados a petición de las fuentes.

Los profesores también cometen plagio

Así como el caso de plagio de la Profesora Luz Mary Giraldo, existen muchos en donde los docentes violan los derechos de autor de sus estudiantes, sin que ellos se den cuenta. David Álvarez, vicepresidente del Centro Colombiano del Derecho de Autor y profesor de la Universidad Católica de Colombia, considera que los profesores no tienen muy claro que haberle dado ideas al estudiante para su tesis, no significa que tengan potestades sobre ella, pues las ideas no tienen protección de derechos de autor y finalmente fue el estudiante el que las materializó en una obra.

Además, Álvarez cree que entre algunos profesores existe un problema de doble moral, ya que usan los trabajos de sus alumnos de manera descarada y piensan que éstos deberían sentirse orgullosos por hacer parte de las obras que publican. Mario Uribe, jefe del Departamento de Publicidad y Diseño de la UAO, sostiene al respecto que los profesores que no citan las referencias académicas con las que trabajan y que no son de su autoría, estarían también incurriendo en plagio, debido a que “los profesores no podemos replicar lo que los libros dicen, debemos debatirlos”.

Casos célebres (*)

-Leo César Diago, concejal. En el 2006 se descubrió que el concejal presentó un proyecto de acuerdo en el que había varios párrafos textuales tomados del Rincón del Vago. En este mismo año, Jerónimo Uribe, hijo del Presidente de la República, fue señalado por cometer plagio en la Universidad de los Andes.

-Hernando Gómez Buendía, fue retirado de la revista Semana por autoplagiarse al publicar una columna en la que copió párrafos de una columna previamente publicada por él.

-Joseph Biden, vicepresidente de Estados Unidos, fue acusado de plagiar varios trabajos en la universidad y el discurso del dirigente político inglés Neil Kinnock.

(*) tomados de Semana, El Espectador y la página web “Pulso del
periodismo”.

Por Carolina Ayala con la colaboración de Diana Figueroa y Gilma Gonzalez

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar