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Piedras revitalizadoras

Bondades medicinales de los masajes con rocas volcánicas.

Valeria Gómez Rodríguez
02 de diciembre de 2009 - 10:26 p. m.

Desde tiempos milenarios, la belleza y utilidad de las piedras volcánicas han cautivado la atención de cientos de personas alrededor del mundo. Actualmente, su color, su brillo y sus formas han hecho de estas rocas un hito de la decoración contemporánea. Algunos las prefieren para revestir las fachadas y ornamentar sus chimeneas, otros para darles vida y estilo a sus jardines y hay quienes, simplemente, las colocan como adornos en sus casas. Pero, para sorpresa de muchos, las piedras volcánicas guardan un místico secreto de sanación.

Hace 5.000 años, los chinos experimentaron técnicas de revitalización con piedras extraídas de volcanes, que les permitieron equilibrar las energías entre el cuerpo y la mente. Las bondades de este tradicional método se han implementado hoy en día a través de masajes relajantes, musicoterapia y aceites aromatizados, los cuales contribuyen a la relajación, alivian el dolor crónico y activan la circulación.

Los spas y algunos centros de belleza en Bogotá y varias ciudades del país, como Cali, Cartagena y Medellín, ofrecen estos masajes dentro de sus servicios. Aunque a estos lugares acuden tanto hombres como mujeres, la mayoría de clientes son del género femenino. En general, todas las personas padecen síntomas comunes, como fuertes dolores en las articulaciones y la espalda, problemas circulatorios, falta de sueño y estrés. La mayoría de estos males son consecuencia de las extenuantes rutinas laborales.

El tratamiento dura entre 30 minutos y una hora, tiempo durante el cual se coloca sobre la piel de la persona las piedras volcánicas, previamente calentadas, en diferentes puntos del cuerpo de acuerdo con su molestia física. Usualmente se ubican en zonas donde hay una mayor energía, como la columna vertebral, el abdomen, la planta de los pies, la frente y las manos. El calor de estas rocas logra producir un efecto de relajación en los músculos, calmando el estrés, aliviando los dolores y mejorando la circulación sanguínea.

Para disfrutar de este tradicional tratamiento milenario, traído directamente desde China, se necesita un presupuesto de mínimo $60.000. A pesar de ser una terapia alternativa, no se recomienda en personas con lesiones, alergias o excesiva sensibilidad en la piel. Quienes no presenten estas molestias pueden realizarse masajes tan frecuentemente como aguante su bolsillo.

Por Valeria Gómez Rodríguez

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