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Las vitaminas son compuestos químicos indispensables para la vida que, al ser consumidos en las dosis esenciales y equilibradas, promueven el funcionamiento correcto del organismo. Existen varios tipos de ellas y cada una cumple con una función indispensable para el cuerpo.
Los dos grupos grandes de vitaminas son las hidrosolubles (complejo B y vitamina C) y las liposolubles (A, D, E y K). Esto hace referencia a su posibilidad o no de diluirse en agua (hidrosolubles) o grasas (liposolubles).
Según Andrés Jagua, médico cirujano y director científico del Instituto Internacional de Medicina Alternativa y Natural, el cuerpo puede producir en pequeñas cantidades algunas de estas, la vitamina D (en contacto con los rayos del sol) y vitamina K. Las demás deben obtenerse mediante una dieta.
De hecho, asegura que “en condiciones normales y con una dieta balanceada y saludable no es necesario el consumo de suplementos vitamínicos. Sin embargo, los requerimientos pueden variar de acuerdo con la edad o la situación de cada organismo. Personas con una dieta no balanceada, malos hábitos alimenticios o antecedentes de cirugías bariátricas (pérdida de peso) o del tubo digestivo, pueden requerir el suplemento”.
¿Cómo saber si necesito suplementos vitamínicos?
Según el experto, la medición de ciertas vitaminas en exámenes de sangre pueden ayudar a identificar con exactitud la deficiencia de una vitamina. Por ejemplo, Jagua dice que la vitamina D se encuentra en déficit en muchas personas, especialmente en ciudades o condiciones de poca exposición a la luz solar.
La sensación de pérdida de energía, mala memoria, caída del cabello, piel seca, fatiga, mareos, pérdida de peso o adormecimiento en manos y pies pueden ser síntomas de deficiencia de vitaminas.
Por su parte, el Grupo de Nutrición de la Clínica Somer indica que es importante cumplir con una alimentación equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos como carnes, cereales, frutas, vegetales y grasas saludables.
Y aunque todas las vitaminas son importantes para el organismo, aseguran que aquellas que ayudan a mejorar las defensas del cuerpo son la vitamina C, al ser un antioxidante que contribuye a mejorar el sistema inmunológico ante la amenaza de enfermedades infecciosas. Se pueden encontrar en algunos alimentos, como frutas cítricas (naranja, piña, mandarina y fresas), brócoli, coliflor y espinaca. Asimismo, la vitamina E estimula el sistema inmunitario para que pueda combatir las bacterias y los virus. Se encuentra en aceites vegetales, como de germen de trigo y girasol, frutos secos y las semillas.
Recomendaciones para evitar la deficiencia de vitaminas
Algunos consejos del doctor Andrés Jagua son consumir cinco porciones de frutas y verduras al día, evitar sobrecocinar los alimentos y que estén cocidos mucho tiempo antes de consumirlos, así como elegir alimentos naturales sobre alimentos procesados.
Por otro lado, es importante consumir las frutas con la piel en la medida de lo posible y no perder de vista la necesidad de una dieta balanceada y diversa, con todos los grupos alimenticios (proteínas, grasas y carbohidratos).
Para el Grupo de Nutrición de la Clínica Somer, es importante prestar especial atención a los signos y síntomas que presente el cuerpo.
De manera general, la fatiga o debilitamiento, pérdida de cabello, debilidad en uñas y alteraciones en la piel pueden indicar un déficit de vitaminas, por lo que se recomienda acudir a consulta médica para la evaluación física.