En todo sitio al que llegué, ya sea el más apartado corregimiento o la más grande ciudad, pude constatar el fervor popular que existe por las ideas liberales, que son las del cambio y las grandes transformaciones que reclama Colombia.
El mandato popular que recibí a lo largo y ancho del país me impone el reto de llegar a la Presidencia y no lo voy a echar para atrás. Hoy ningún liberal puede dejar de votar con entusiasmo y decisión para hacer que el Partido vuelva al poder.
Esta no es la primera lucha ni será la última que libre el Partido en medio de las adversidades, que no han sido pocas durante estos años de oposición, por su firme decisión de luchar por las causas sociales para hacer una Colombia Justa y por las denuncias sobre corrupción y excesos de un gobierno que termina con una cola de investigaciones judiciales en las que están envueltos algunos de sus más importantes funcionarios.
Liberales, colombianos, los invito a que no se dejen confundir. No es cierto que en esta campaña sólo existan dos propuestas de gobierno: la del miedo y la de la moda. El Partido tiene con qué llegar a la Presidencia. Tenemos con qué hacer una Colombia justa. El Liberal ha sido el Partido de las grandes transformaciones sociales en este país y por eso su ideario no es flor de un día ni un partido creado en la Casa de Nariño.
No desconozco la capacidad ni las buenas intenciones de todos quienes aspiran a regir los destinos de Colombia, a pesar de las diferencias en los programas, pero ustedes saben que mi experiencia administrativa y la capacidad en el manejo del Estado han sido probadas en cerca de 30 años de actividad pública en los diferentes cargos que he tenido como consejero de Paz, ministro de Defensa y senador.
En mi hoja de vida no hay una sola mancha que ponga en duda mi honestidad y rectitud, y desde la Presidencia seguiré defendiendo esos postulados que están aferrados a mi personalidad y forma de actuar. Cuando ustedes voten hoy por mí, no lo estarán haciendo sólo por Rafael Pardo, sino por todo un programa de gobierno. Lo que está en juego no es mi futuro personal, sino el de todo un país. No es momento de dejarse atemorizar o confundir por las encuestas y el oportunismo político, por eso los invito a votar en conciencia y con libertad por Rafael Pardo.