La Fiscalía francesa pidió penas de hasta tres años de cárcel, exentos de cumplimiento, para uno de los dos presuntos responsables de la administración de la hormona del crecimiento que provocó la muerte de 120 jóvenes en los años noventa.
Se trata del antiguo responsable del Instituto Pasteur Fernand Dray, que desarrolló la hormona, mientras que para la pediatra Elisabeth Mugnier, la otra acusada de homicidio involuntario, pidieron una pena de un año de prisión también sin cumplimiento.
El fiscal Bruno Sturlese pidió también que Dray sea condenado por los cargos de "engaño con agravante", al tiempo que solicitó su absolución de la acusación de complicidad en el robo de cadáveres de tanatorios.
Dray, de 88 años, y Mugnier, de 61, eran los dos únicos imputados que se sentaban en el banquillo de los acusados en el juicio en apelación por la administración de esta hormona.
Ambos habían sido absueltos de las acusaciones 2009 por el Tribunal Correccional de París junto con el que fuera presidente de la asociación Francia-Hipófisis Jean-Claude Job, considerado por la acusación como el hombre clave del caso, pero que falleció unos meses antes de que se pronunciara el veredicto en primera instancia.
Aquella sentencia fue recurrida por la asociación de familiares de las víctimas y por la Fiscalía, que consideran que médicos y científicos cometieron un gran número de negligencias en la fabricación de una hormona de crecimiento de origen humano con la que llegaron a tratar a 1.698 menores.
Este producto se fabricó hasta 1988 a partir de la hipófisis extraída de cadáveres humanos que obtenían en todo tipo de tanatorios, entre ellos, los de ciertas cárceles y hospitales de enfermedades neurológicas y contagiosas.
Según las asociaciones de víctimas, 120 de los pacientes tratados murieron como consecuencia de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob que contrajeron a causa de la hormona del crecimiento.