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Cincuenta años del BID en Medellín

Se celebra a partir de mañana en la ciudad de Medellín, y hasta el 31 de marzo, la quincuagésima Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con la presencia de China y en un contexto de crisis económica global sin precedentes desde 1929.

El Espectador
25 de marzo de 2009 - 11:00 p. m.

El ambiente en lo local, sin embargo, es de regocijo por la escogencia de Medellín como epicentro de tantas y tan relevantes discusiones y personalidades. Las mejoras en seguridad, aunque recientemente afectadas por la proliferación de bandas armadas al servicio del narcotráfico, le están siendo abiertamente reconocidas a la capital antioqueña después de décadas infames. Acompañarán a los ministros de Hacienda de los 48 países que integran el BID, desde el Nobel Robert Merton hasta el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, y el ex presidente Bill Clinton.

A pesar de los nubarrones financieros mundiales, parece haber consenso además entre los analistas en que América Latina como región se verá menos afectada por la crisis. Paralelo a la Asamblea, a la que se calcula asistirán 5.000 personas, se llevará a cabo Expodesarrollo 2009, evento en el que el Gobierno colombiano familiarizará a diversos inversionistas extranjeros con cerca de 97 proyectos de infraestructura, por una suma aproximada de US$27.350 millones. El clima, pues, es de aprovechamiento y celebración. De alegría antes que de estupor.

Con todo y los buenos augurios, el propio presidente del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, anunció, frente a la crisis económica, el desembolso de US$18.000 millones en créditos. La economía colombiana, de la que el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, afirmó que “concluirá el año con un crecimiento inferior a años anteriores, pero superará el promedio mundial”, recibirá US$140 millones en créditos para proyectos.

La receta, como se hizo con los US$14.800 millones que hasta el momento ha recibido Colombia de parte del BID —y que nos colocan como el tercer más activo después de Brasil y Argentina— consiste en dinamizar la economía a partir del gasto y el endeudamiento. El modelo keynesiano, de cuyo espíritu surgieron tras la Segunda Guerra Mundial organismos multilaterales de cooperación económica similares al del BID, vuelve a escena después de que el neoliberalismo perdiera influencia y, para muchos, causara todo tipo de estragos.

Preocupa en ese sentido que el presidente de turno de la Unión Europea, el primer ministro checo Mirek Topolanek, haya arremetido contra los planes económicos adoptados por los Estados Unidos para hacerle frente a la recesión. Además de que también se opusieron los dirigentes de Francia y Alemania, desde ya puede verse cómo la Unión Europea no se decide a aprobar más planes de estímulos, como recomendó que lo hiciera el presidente estadounidense Barack Obama.

Si se opta por una mayor regulación, como lo sugiere la Unión Europea al tiempo que sus Estados miembros suavizan el impacto de la crisis en sus habitantes, o si se acude al aumento del déficit como es el deseo de los Estados Unidos, son temas que con seguridad habrán de abordarse durante la Asamblea que se inicia mañana. Más allá de si asistimos al ocaso de los modelos neoliberal y keynesiano, es esta ocasión perfecta para debatir acerca de la viabilidad de mantener la arquitectura de los organismos multilaterales de cooperación económica en las condiciones actuales.

Por El Espectador

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