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“Con el referendo vamos con los ojos abiertos hacia el precipicio”

Esta fue la respuesta que dio el ex presidente Samper, al ser consultado por Elespectador.com sobre el tema. Pastrana también criticó el proyecto.

El Espectador
17 de abril de 2009 - 06:41 a. m.

La opinión pública, y principalmente la clase política, sigue reaccionando por la aprobación que al referendo reeleccionista dio en tercer debate el Senado de la República.

Cuando el país está ad portas de tener en sus manos y en las urnas la posibilidad de votar el proyecto, los dos ex presidentes que antecedieron a Álvaro Uribe han arremetido contra la iniciativa.

Al ser consultado la noche del jueves por Elespectador.com, el ex mandatario Ernesto Samper dijo que con este proyecto el país no va a tener un buen futuro.

Y con una contundente frase resumió lo que piensa del referendo: "vamos con los ojos abiertos hacia el precipicio".

Horas antes, su homólogo conservador Andrés Pastrana le advirtió al presidente de su colectividad sobre "la responsabilidad histórica del Partido Conservador" de evitar una segunda reelección del presidente Álvaro Uribe.

"Un Presidente en campaña, en contravía de la Constitución vigente, con el Presupuesto Nacional y cerca de dos millones y medio de subsidios asignados desde su propio despacho –por decir lo menos- no es garantía de juego limpio para colectividades o personas", dijo Pastrana..

 La carta se conoce luego de las críticas que le han hecho al precandidato presidencial del Partido Conservador, Andrés Felipe Arias, sobre su apoyo incondicional al presidente Uribe, de quien fue su ministro de Agricultura.

El ex presidente le dice a Cepeda que no le tema a la impopularidad de no apoyar a Uribe en la búsqueda de un nuevo período presidencial, y que, por el contrario, asuma la responsabilidad sin temor a la controversia democrático.

 

El siguiente es el texto de la carta:

Doctor
Efraín Cepeda Sarabia
Presidente
Directorio Nacional Conservador
Ciudad

Estimado señor Presidente:

El mal que podría denominarse “enfermedad andina” aqueja a las democracias presidenciales del bloque regional y se manifiesta en el deterioro acelerado, y difícilmente reversible, de sus instituciones al forzar su acomodo a mandatos personalistas. Colombia no es la excepción.

Pretextos diversos que van desde pretendidos imperativos de una revolución hasta la extensión de lo que en un momento histórico es percibido por la mayoría como un buen gobierno, desembocan en la misma concentración de poderes y desmonte de los constitucionales pesos y contrapesos. El desmonte, a la manera andina, de la separación de poderes.

Dentro de este exótico marco, Colombia vive la realidad de un Presidente-candidato, en búsqueda abierta de una segunda reelección, sin siquiera las talanqueras formales que se le exigen a los funcionarios públicos. Un Presidente en campaña, en contravía de la Constitución vigente, con el Presupuesto Nacional y cerca de dos millones y medio de subsidios asignados desde su propio despacho –por decir lo menos- no es garantía de juego limpio para colectividades o personas.

La responsabilidad histórica del Partido Conservador es reflexionar en términos nacionales sobre si lo que considera un buen mandato justifica que, al término de sus cuatrienales extensiones, se reciban de vuelta apenas los jirones de nuestras instituciones.

El deber del Partido con las conservadoras y conservadores, sin excepción, es buscar las garantías democráticas para que cualquiera de ellos, gane o pierda, pueda aspirar a la búsqueda de la Presidencia de la República en igualdad de condiciones.

Siendo la reelección cuerpo extraño al diseño de nuestro sistema institucional, el Partido debe –ya plegadas sus directivas ante el hecho cumplido del Presidente-candidato- al menos buscar fórmulas inmediatas para fiscalizar la utilización de los bienes del Estado, el acceso a los medios y  la asignación de recursos en manos del mandatario aspirante en la desigual contienda.

El Partido Conservador, como faro de la opinión, debe advertir los eventuales peligros en el horizonte de nuestro destino y plantear aún los escenarios más impopulares sin temor a la controversia democrática.  Ya en los albores de las naciones bolivarianas el Libertador advertía: “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos” (2.1.1814). El campanazo del genio debe resonar en los espíritus libres y en quienes aspiran a gobernar para las generaciones futuras.

Sin otro particular, me suscribo del señor Presidente del Directorio Nacional.

Cordialmente,

Andrés Pastrana Arango

Ex presidente de La República

Por El Espectador

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