Se trata de 12 filipinos, un indonesio y un letón que buscan subsistir en el buque Simphony I, de 173 metros de eslora, de la firma griega Harmony Navigation, que a principios de septiembre se declaró en bancarrota al perder un juicio millonario con una entidad financiera, indicaron fuentes diplomáticas.
“Están sin agua potable y casi sin alimentos. La gente está muy desesperada y enojada. Hasta amenazaron con tirarse al agua. Quieren volver como sea a sus casas”, explicó el sacerdote José Juan Cervantes González, representante del grupo católico Apostolado del Mar, que visitó el buque en dos ocasiones para asistirles.
El barco, situado a unos 5 kilómetros del puerto de la ciudad bonaerense de La Plata, arribó a aguas argentinas con 32 marineros y 18 de ellos lograron regresar a sus países semanas atrás.
Sin embargo, los 14 marineros restantes no han podido salir del buque a raíz de la exigencia de “dotación mínima de seguridad”, una norma internacional que impide dejar la embarcación vacía cuando está fuera de puerto.
“Están en una situación muy complicada. Tienen que seguir en el barco por cuestiones legales. Y tampoco pueden ir al puerto de La Plata porque hay responsabilidades y costos que atender previamente. Se requiere una solución de los gobiernos intervinientes”, detalló el cura Cervantes González.
El cónsul filipino en Buenos Aires, Arvin De León, se reunió con autoridades de la Prefectura (guardacostas) de Argentina para buscar una salida a la situación y lograr repatriar a los marineros, contó el diplomático.
“Es preferible hacer cualquier cosa que seguir acá. No tenemos agua para tomar. Apenas podemos bañarnos y lavarnos los dientes” , sostuvo uno de los marineros al recibir la asistencia de Apostolado del Mar, Cáritas y de las representaciones diplomáticas vinculadas a este hecho.
Incluso, un médico debió trasladarse esta semana al barco para atender a uno los miembros de la tripulación, que se encuentra enfermo.
Mientras, las familias de los tripulantes llaman “muy preocupadas” para preguntar cuando van a ser devueltos a sus países y tienen la esperanza de recibirlos en los próximos días, manifestó el sacerdote Cervantes González.
La situación en el buque, ya sin combustible, se produjo después de que la Justicia argentina dispusiera el embargo y la interdicción de la nave por falta de pagos e incumplimientos de la compañía griega, dijo a Efe Rodolfo Vidal, de la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF).
Vidal sostuvo que la ITF planea acompañar a los trabajadores afectados en una reclamación judicial contra la compañía “por el dinero que se le adeuda a la tripulación”.
La embarcación se dirigía a buscar un cargamento de aceite de soja en el puerto de San Lorenzo, en la provincia argentina de Santa Fe (centro).
“Esta situación se repite en otras partes del mundo y se espera que aumente el número de barcos en esta situación a raíz de la crisis financiera internacional que afecta al sector de las empresas navieras”, manifestó Vidal.
Pero esta “emergencia humanitaria” se tiene que “destrabar en los próximos días porque, sino, la gente se va a tirar al agua”, alertó.