No se trata solo de colados, el problema de Transmilenio es también de cultura ciudadana. Se calcula que, en apenas un día, en todo el sistema es recogida al menos una tonelada de basura. Aunque podría parecer un hecho menor, los malos hábitos de algunos de los usuarios hacen que diariamente tengan que ser retirados más de 1.000 chicles que terminan adheridos a estructuras de Transmilenio.
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Estas gomas de mascar, de acuerdo con el sistema, deben ser retiradas de pisos, buses y todo tipo de estructuras, un trabajo paciente y desgastador que realizan parte de los más de 500 empleados que cada día hacen labores de aseo y desinfección en buses. “No arrojes los chicles al piso, ayúdanos a mantener el sistema limpio”, clamó Transmilenio a través de su cuenta en Twitter.
Más de 1⃣0⃣0⃣0⃣ chicles diarios 🍬 son despegados de pisos y estructuras de las estaciones y portales por nuestros colaboradores 👷♀️👷♂️ en las noches.
— TransMilenio (@TransMilenio) October 9, 2018
No los arrojes al piso 💢 ayúdanos a mantener nuestro Sistema limpio 🍃 pic.twitter.com/YL7ZKXHQhe
Pese a los llamados del sistema por establecer la cultura ciudadana –un tema tan crítico que el año pasado se invirtieron $2.000 millones para fortalecer este frente– los malos hábitos persisten y en algunos casos, terminan en situaciones indignantes. Apenas la semana pasada, el sistema reveló que uno de sus operadores de aseo fue víctima de una golpiza luego de que le pidiera a un usuario no orinar en una de las estaciones.
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Por cuenta de la agresión, el trabajador recibió una incapacidad de 12 días. En ese momento, Transmilenio rechazó el “mal trato del que han sido objeto varias personas que laboran en el sistema”.
Si bien la mayoría de las críticas apuntan hacia la falta de modernización de los articulados, el número insuficiente de vehículos y rutas y la congestión en las estaciones del sistema, también salta a la vista que buena parte de las zonas grises del sistema están asociadas con comportamientos de sus usuarios.
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