En febrero pasado, la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) presentó parte del estudio que adelantó por contrato para la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), para explorar explorar tres alternativas para la construcción de la primera línea del metro de Bogotá. Aunque, en una sesión del Congreso, la propia SCI indicó que la opción mejor calificada era la línea subterránea (comparando impactos, no avances de obra), de a poco se van conociendo otros detalles que indican que no se llegó a una conclusión definitiva.
El presidente Petro afirmó previamente que el estudio alertaría sobre riesgos de ejecutar el proyecto de manera elevada, pero la SCI declaró que su objetivo no era recomendar una opción específica, sino proporcionar una metodología para futuros proyectos viales. Rafael Fonseca, delegado de la SCI, aclaró que realizaron ejercicios académicos sin emitir recomendaciones concretas.
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Contrario a las afirmaciones del presidente Gustavo Petro que había dejado estudios avanzados para el tramo subterráneo durante su alcaldía, la SCI indica que estos presentan un significativo retraso en comparación con los del tramo elevado por la Avenida Caracas, que se encuentran en fases preliminares.
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El análisis de la SCI aborda aspectos técnicos, operativos, urbanísticos, ambientales, sociales y económicos. Destaca la importancia de evaluar cualquier modificación al proyecto en términos de costos y cuestiones legales. El informe ofrece 40 recomendaciones cruciales para el desarrollo futuro del proyecto.
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