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'Con mar y río, una gran sociedad'

El sábado comienza oficialmente la muestra cultural y folclórica considerada Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Redacción Gente
07 de febrero de 2013 - 03:00 a. m.
El Carnaval de Barranquilla comienza oficialmente el sábado en la Vía 40.  / Fotos: Archivo El Espectador
El Carnaval de Barranquilla comienza oficialmente el sábado en la Vía 40. / Fotos: Archivo El Espectador

El Carnaval de Barranquilla no es sólo la parranda de Joselito. Tampoco es exclusivamente la fiesta del Rey Momo o el tiempo en el que desfilan las Marimondas y bailan los Hombres Caimán y las María Moñitos. El Carnaval de Barranquilla es mucho más que eso. Es la celebración de la identidad y la ubicación en el panorama universal de una ciudad por la que entró buena parte de lo que hoy es cotidiano en Colombia.

La Puerta de Oro concentra su idiosincrasia en los cuatro días que dura su importante festejo, considerado desde el 7 de noviembre de 2003 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, distinción otorgada por la Unesco. Durante ese lapso, la esencia barranquillera abre la puerta de su casa, salta a las principales avenidas de la ciudad y convoca a la exageración característica de la capital del Caribe de no tomarse la realidad tan en serio.

El Precarnaval, con dos de sus eventos insignias, la Guacherna (evento para homenajear a la recordada compositora Esthercita Forero) y la Coronación de la Reina de Reinas y del Rey Momo, es simple muestra del poderío que puede desarrollar una sociedad unida para un solo propósito: la diversión en torno a la identidad.

Ya con el kilometraje activado, el cerebro dispuesto a recibir más información y el cuerpo dominado por la inercia de la euforia colectiva, el sábado comienza de manera oficial el Carnaval de Barranquilla, que este año tiene un rubro particular pues se celebra el bicentenario de la ciudad. Más de un siglo de historia, de actividad cultural, folclórica y festiva merecen una congregación por lo alto y el punto de partido, el de verdad, es la denominada Batalla de Flores, en la Vía 40.

A partir de ese momento, Barranquilla se desconecta del mundo y evidencia la existencia de su lazo umbilical. Se preocupa por ella misma, por satisfacerse, por crecer en esencia, y la manera de hacerlo es a través de sinónimos de la rumba y el desenfreno como la Gran Parada, también en la Vía 40; los diversos festivales (de orquestas, de comedias), el entierro de Joselito (“Joselito se va con las cenizas”) y el Encuentro de Letanías, la mejor manera para empezar a contar los días que faltan para el siguiente Carnaval.

Barranquilla, esa gran sociedad con mar y río, tal y como la definía Joe Arroyo, está a punto de celebrar, en sus 200 años, una festividad que es un homenaje a la vida y un llamado a la gozadera.

Por Redacción Gente

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