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El próximo 7 de febrero se cumplirán 15 años de uno de los atentados más brutales que marcaron el conflicto armado del país. Se trató del carro bomba que la entonces guerrilla de las Farc detonó en el club El Nogal, que mató a 36 personas y dejó heridas a otras 198. Hoy las víctimas aún claman por la verdad. Siguen siendo mayores las preguntas que las certezas que hay sobre el caso. En entrevista con este diario, el dirigente del partido FARC, Carlos Antonio Lozada, reconoce que este acto terrorista fue el peor error en la historia del grupo guerrillero, que no tiene justificación alguna y que prontamente el país conocerá la verdad sobre a quién iba dirigido.
(Vea el video de los 15 años del atentado al club El Nogal)
Se cumplirán 15 años del atentado terrorista al club El Nogal de Bogotá en un momento en que hacen tránsito hacia la vida política y civil. ¿Cómo recuerda ese momento?
Hacer una reflexión 15 años después de este hecho tan cruento le permite al país entender la importancia del momento histórico que estamos viviendo. Para entender qué sucedió tenemos que analizar el contexto en el que se dio, porque el nivel de la confrontación había llegado a su máximo pico. Había toda una ofensiva.
(Para más información: Preguntas sin resolver en el atentado al club El Nogal)
Esto se dio justo seis meses después de la posesión del presidente Álvaro Uribe Vélez y una semana después de que se anunciara que el Gobierno adelantaba acercamientos con los paramilitares y que, supuestamente, buscaba la forma de contactar a las Farc. ¿Eso era cierto?
No conozco que realmente se hubiesen dado acercamientos. Del (proceso de paz) del Caguán quedó un hilo que podría haber reanudado las conversaciones por el tema de los prisioneros.
¿Por qué decidieron hacer terrorismo en Bogotá en ese momento?
Los hechos de El Nogal son algo atípico dentro de la historia de las Farc. No se ajusta a lo que fue históricamente nuestra actividad militar en el campo y la ciudad. Pero se explica precisamente por ese contexto. En una guerra de guerrillas la gente cree que las acciones se realizan de manera centralizada, planificada y friamente calculada. Eso no es tan cierto. El atentado a El Nogal no fue premeditado ni planificado por la dirección nacional, sino que obedeció a unas dinámicas locales de todas las unidades de las Farc, resistir a partir de sus posibilidades y pasar a la ofensiva.
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¿Quién tomó la decisión?
Nosotros tenemos el compromiso de aportar plena verdad sobre este hecho y seguramente en su momento lo conocerá el país en la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) o la Comisión de la verdad. Nosotros sabíamos con claridad a quién iba dirigido.
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Según lo que usted dice, ¿no fue una decisión conjunta del Secretariado?
En su momento diremos dónde se tomó esa decisión y quiénes pudieron tener conocimiento. Lo importante es que en medio de este proceso de paz las Farc reconocieron su responsabilidad en el hecho.
Aunque se demoraron varios años... Una vez ocurrido el atentado, ¿cómo lo tomó el resto de la directiva de las Farc si no era una acción militar habitual?
Pero es que creo que ni siquiera en la totalidad de las Farc se conoció la realidad sobre esa acción. Personalmente, dudé.
¿Hasta usted dudó siendo jefe de milicias urbanas en Bogotá?
Hasta yo dudé por dos razones. Primero, porque no se ajustaba a nuestros lineamientos. Y segundo, porque conocía lo que se movía en Bogotá...
Por eso cuesta creerlo...
De hecho, seguía siendo el responsable de las estructuras urbanas.
Al no saber, ¿le pareció raro escuchar los nombres de la familia Arellán como los cerebros de la operación?
Yo no conocía a los Arellán. Esa es la realidad.
El mismo plan parece de película: un profesor de squash que termina comprando una acción del club El Nogal, infiltró a su familia y pese a que las autoridades fueron informadas previamente por el desmovilizado Jaime Quiñónez de la amenaza de un atentado, se cometió el peor acto terrorista de la historia del país...
Dentro de la construcción del expediente de ese caso se abren interrogantes muy grandes acerca de qué tan alto era el nivel de seguridad del club o qué facilidades se dieron para que se cometiera el atentado.
Una de las grandes preguntas de las víctimas es: ¿por qué no se incrementó la seguridad del club El Nogal si era visto como un centro de reuniones de altos funcionarios del Gobierno? ¿Cree que puede haber responsabilidad del Estado?
Lo que he logrado conocer de este caso, en la medida que me tocó asumir la responsabilidad por parte de la dirección de las Farc frente las víctimas para el reconocimiento de la verdad, es que siendo un club social ahí se estaban realizando reuniones que no tenían propiamente un carácter social. Se estaban dando reuniones relacionadas de alguna manera con la toma de decisiones de operaciones militares contra las Farc y algunas seguramente no muy santas.
¿Cuándo vamos a saber quiénes eran los que se reunían en el club El Nogal según las Farc?
Nosotros no queremos justificar algo que para nosotros en medio del conflicto no debió darse nunca. Por eso también hemos tenido ciertas reservas en decir cosas para no caer en la justificación. El compromiso que asumimos es aportar verdad en función de hacer una reparación frente a las víctimas y explicar por qué un club social terminó siendo un objetivo militar. Pero no queremos que esa verdad se escuche primero por la prensa.
¿Sabían las Farc sobre reuniones con comandantes paramilitares en el interior del club El Nogal?
Hay datos e informaciones de que ahí se reunían.
¿Sirvieron las Farc con el atentado al club El Nogal a los intereses del Gobierno de crear e impulsar el Estatuto Antiterrorista? Suponiendo que el Estado conocía que se iba a cometer el atentado y no hizo nada.
Digamos que no sólo en Colombia, sino en la historia de las guerras, es posible que ese tipo de situaciones se den. En la historia de Colombia está el ejemplo del Palacio de Justicia, que es un caso típico de esos en los que se deja que ocurra un hecho para justificar unas medidas determinadas. En la dinámica de la confrontación hay un principio militar que dice que en la guerra la mano de uno se la conduce el enemigo.
Vea: El relato de quien consiguió que las Farc aceptaran pedir perdón por bombazo en El Nogal
Si bien no nos va a decir los nombres, ¿las personas que tomaron la decisión de atentar contra El Nogal y ejecutaron el plan sí son las que fueron procesadas?
Eso nosotros vamos a aportarlo dentro del proceso. Muchas veces han pagado los inocentes y hay casos en la historia de Colombia que lo demuestra, como el caso de Galán.
¿Dentro de las filas de las Farc hubo alguna reflexión sobre la afectación tan terrible a civiles por este atentado terrorista?
Me voy a atrever a hacerles una confesión. Fueron unas palabras de un camarada del Secretariado que ya no vive que dijo: “Esa es una típica acción terrorista. Ahí nos equivocamos”.
¿Sí afectaron con ese atentado a quien era el objetivo militar?
No. Fue una gran equivocación. Este acto terrorista fue la mayor equivocación que tuvieron las Farc en sus 53 años de vida.
¿Cuándo dirán la verdad?
Primero hemos construido un proceso con las víctimas, porque es donde tenemos el mayor compromiso. Con ellos hemos realizado dos actos con grupos distintos de víctimas. Hasta donde ha sido posible hemos aportado algunos elementos de esa verdad. Esperamos que en el marco del evento de estos 15 años podamos realizar otro evento donde si llegan otras víctimas sería muy importante.
¿Qué decirles a las víctimas?
En las reuniones con las víctimas les hemos dicho que fue un gravísimo error político, ético y militar haber puesto al club como un objetivo militar. También les hemos pedido perdón y que nos entiendan que estábamos inmersos en una vorágine de violencia muy grande. Eso no permite reflexionar. Y que no fue una política sistemática de las Farc realizar ese tipo de actos.
¿Cómo tomaron la decisión de darles la cara a las víctimas?
Uno de los grandes aciertos del proceso de paz en La Habana fue convocar las audiencias con las víctimas. Entendimos que quienes no están inmersos en la confrontación la viven y padecen de manera distinta, y que a uno le parece razonable y justificable en la guerra pero no lo es. Todos los encuentros con víctimas fueron duros. Conocer que nuestra gente cometió actos sin justificación a la luz de los principios de las Farc fue lo más duro.
Aún hay muchos odios y resentimientos entre las víctimas del atentado del club El Nogal. ¿Cómo invitarlas a que se unan a este proceso de reconciliación?
Que nos den la oportunidad de hablar. Ese es el punto de entrada para lograr ese proceso de reconciliación, porque el perdón es un asunto individual. Es necesario construir la verdad para llegar a un relato único de lo que fue esa tragedia y es como un rompecabezas en la que cada uno aporta su ficha. Ya armado veremos el monstruo de lo que era esta guerra. La clase dirigente en Colombia le tiene más miedo a la verdad que a la cárcel.
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Ustedes firmaron con las víctimas del club El Nogal un acuerdo de compromisos de siete puntos. ¿En qué consiste?
Lo que firmamos con Bertha Fríes, la representante de algunas víctimas del atentado, es un compromiso para aportar verdad tanto en la Comisión de la Verdad como en la Sala de Reconocimiento de la JEP. Nos comprometemos a iniciar un proceso de reconciliación con valores para propiciar acercamientos. Y, finalmente, entregar todos los elementos que determinaron que los hechos hubieses sucedido.
¿Cómo fue ese primer encuentro con las víctimas del Club El Nogal?
Fue muy difícil, porque ese hecho nunca había sido reconocido por las Farc. Cuando me dieron esa responsabilidad, uno siente esa carga. Es una situación sumamente tensionante desde antes, porque es la duda a qué me voy a enfrentar y que nos van a decir.
¿Pudo dormir la noche anterior?
No, muy difícil, porque además coincidió con el nacimiento de mi hija. Mi hija nació en la noche y al otro día estaba con las víctimas.
¿Qué fue lo más duro que le dijeron las víctimas de El Nogal?
Todas las intervenciones fueron muy duras. La enseñanza más grande que me ha quedado del encuentro con las víctimas, es su generosidad. Eso lo impacta a uno enormemente, porque primero uno se encuentra con su rabia y su dolor. Pero después de que nos han escuchado, su capacidad de perdonar y de decir que sí hay que pasar la página.
¿Cuál encuentro fue más duro, el primero o el segundo?
El segundo encuentro con las víctimas fue muy duro, porque el primer grupo tuvo una preparación. El segundo grupo fue sumamente duro al referirse a su dolor y a nosotros, pero lo más significativo es que todos salimos abrazados, en medio de lágrimas y prometiéndonos que debemos seguir en el proceso de reconciliación.