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Hace 15 años, a las 8:11 de la noche, Bogotá quedó muda. Luego del primer minuto de silencio las sirenas daban cuenta de que algo ocurría en el oriente de la capital. Una mujer, llamada Bertha Fríes, caminaba como podía para salvar su vida, con el dolor de tener su columna fracturada. Era 7 de febrero de 2003, el día en que la guerrilla de las Farc cometió uno de los actos más crueles en la historia del conflicto armado: explotar un carro bomba que mató a 36 personas y dejó heridas a 198 que estaban en el club El Nogal.
(Vea el video de los 15 años del atentado al club El Nogal)
Por estos hechos, más de una veintena de personas fueron condenadas. Entre ellos, los miembros del entonces Secretariado de las Farc; el cerebro de la operación Hernán Darío Velásquez, conocido como el Paisa; y dos miembros de la familia Arellán Barajas, que lograron infiltrarse en El Nogal.
Los diálogos de paz del Caguán entre las Farc y el gobierno de Andrés Pastrana habían fracasado un año antes, el 20 de febrero de 2002. Álvaro Uribe Vélez era el nuevo presidente del país con la promesa de ganar la guerra y justo el día de su posesión, el 7 de agosto de 2002, las Farc lanzaron tres rockets (explosivos) sobre la Casa de Nariño. La acción dejó 27 personas muertas.
(Lea: “El atentado a El Nogal fue la mayor equivocación de las Farc”: Lozada)
Se vivía una de las épocas más violentas del conflicto, en el que los combates arreciaban, los paramilitares negociaban su desmovilización, el plan de Seguridad Democrática parecía la única salida al conflicto y los secuestrados eran la carta para lograr un canje “humanitario”.
En este contexto de zozobra, el gobierno de Uribe presentó y logró aprobar en el Congreso el Estatuto Antiterrorista, que buscaba modificar la Constitución para limitar los derechos a la intimidad, la comunicación y la libre circulación. Una ley que finalmente no logró pasar el examen de la Corte Constitucional.
Hoy, 15 años después del atentado de El Nogal, pese a que la justicia investigó y sancionó a los autores materiales del hecho, existen dudas sobre otras responsabilidades, negligencias y omisiones en este caso. Y al menos 40 de las familias afectadas por el carro bomba piden que se esclarezcan estos hechos. Estas son las preguntas que creen ellas siguen sin resolver:
¿Por qué no se previno el atentado si las autoridades tenían información previa?
Jaime Quiñones, oriundo de Meta, alertó a las autoridades primero a finales de 2002 y luego 16 días antes del atentado al club El Nogal que la guerrilla realizaría este acto terrorista en Bogotá. Por estos hechos, Helena Zorrilla, la investigadora que recibió la información y luego la trasladó al extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), se exilió por amenazas a su vida, según cuentan las víctimas.
(Le puede interesar: "El proceso judicial del atentado al club El Nogal, 15 años después")
Quiñones, el informante de las acciones de las Farc, entregó también datos sobre Herminsúl Arellán, el encargado de construir el carro bomba; los números telefónicos de los dos celulares con los que se comunicaba con su hermano Fernando, el profesor de squash que compró la acción del club y logró infiltrarse; e información sobre el comandante guerrillero el Paisa.
Por eso un grupo de víctimas, en cabeza de Bertha Fríes, le exigen al Estado y las Farc la verdad de lo sucedido. Asimismo, claman para que el Tribunal Superior de Cundinamarca atienda a sus llamados y reclamos, pues para ellos existe una clara responsabilidad por parte del Estado.
¿Por qué El Nogal era la segunda Casa de Nariño?
Este es uno de los cuestionamientos más duros de algunas de las víctimas. No entienden por qué El Nogal se convirtió en la “segunda Casa de Nariño” al ser el centro de reuniones de altos funcionarios del gobierno en aquella época. Y preguntan, “¿por qué no se puso una seguridad equivalente al perfil de las personas que frecuentaban el club?”.
(Vea: El relato de quien consiguió que las Farc aceptaran pedir perdón por bombazo en El Nogal)
¿Por qué dormía la ministra de Defensa en el club?
Otra de las dudas que sigue rondando es por qué Martha Lucía Ramírez, en ese entonces ministra de Defensa, dormía en las instalaciones del club si estaba amenazada. Según Bertha Fríes y Ricardo Vargas, otro de los afectados por el carro bomba, no se entiende cómo no estaba en una guarnición militar y expuso a los socios, trabajadores y visitantes del club.
¿Había reuniones con paramilitares en el club El Nogal?
“Quisiéramos oír la verdad desde el Estado (...) Para la época se hablaba de que aquí en el club entraban los paramilitares”, dijo Vargas. Fríes agregó: “Le he dicho a Fredy Rendón, conocido como el Alemán, que me diga si realmente (Salvatore) Mancuso dormía en el club. Dicen que se estaba negociando su desmovilización”. Una duda que pueden resolver tanto las directivas del club de aquel momento, el Estado, los comandantes de las autodefensas y las Farc.
(Puede leer: “Quiero que el señor Rendón me diga si en El Nogal dormía Mancuso”, Bertha Fries)
¿Por qué un club se convirtió en objetivo militar?
“En este atentado no está claro cuál fue el objetivo. Creo que tampoco las Farc han pedido perdón como tal. Creo que merecemos más explicaciones. Es difícil ver cómo este grupo, que antes era terrorista, hoy se está convirtiendo en un grupo político que va a tener voz”, manifestó Catalina Peláez, quien fue víctima de El Nogal cuando tenía 11 años y hoy es la principal representante del squash femenino en Colombia.
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Carlos Antonio Lozada, excomandante militar de las milicias urbanas de las Farc, hoy delegado para adelantar el proceso de reconciliación con las víctimas de El Nogal, sostuvo en entrevista con Colombia2020 que “este acto terrorista fue la mayor equivocación que tuvieron las Farc en sus 53 años de vida” y que no lograron su objetivo. Sin embargo, no esclareció contra quién iba dirigido y por qué un club social se convirtió en un objetivo de guerra.
Algunas víctimas de las Farc y El Nogal se han encontrado en dos oportunidades luego de la firma del Acuerdo de Paz. La última vez fue el 1° de octubre de 2017. En uno de esos encuentros la exguerrilla firmó un compromiso de siete puntos cuyo eje principal es contar la verdad y reparar a las víctimas. Se espera que lo hagan ante la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz.
¿Por qué no se ha reparado a las víctimas?
Estamos esperando a que se haga justicia, a que tengamos verdad y una reparación adecuada. Las Farc dicen que van a responder ante el sistema de justicia transicional. Pero aún no hemos recibido nada, no nos han dado ni un tinto ni una cura, y los magistrados no nos escuchan. A los guerrilleros ya los pueden escuchar y andan haciendo política en plazas públicas. Tienen que responder: ¿quién les ayudó a burlar la seguridad del club y a entrar el carro con explosivos?, por ejemplo”, sostiene una de las víctimas que prefirió reservar su identidad y la del resto de su familia que también resultó afectada en el atentado.
¿Por qué un profesor de squash termina de accionista en El Nogal?
Finalmente, algunas víctimas se cuestionan: ¿cómo Fernando Arellán, un profesor de squash, compró de contado una acción de El Nogal? ¿Cómo el club no verificó? Duré ocho años pagando un crédito con el que compré la acción, siendo profesional. Son unos irresponsables quienes no verificaron”, sostiene Bertha Fríes.