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Jesús Oviedo: de vendedor callejero de periódicos a empresario exitoso

Algunos le llaman el “Ardila Lülle del Huila”. A sus 74 años, lidera el Grupo JOM Internacional, que tiene sedes en 13 países de Latinoamérica. Historia de un empresario hecho a pulso.

19 de septiembre de 2022 - 03:00 p. m.
Jesús Oviedo no la ha tenido fácil como empresario, pero ha sabido mantenerse a flote con su grupo empresarial.
Jesús Oviedo no la ha tenido fácil como empresario, pero ha sabido mantenerse a flote con su grupo empresarial.
Foto: Cortesía

Sus gestos son una combinación de elegancia y fuerza. Con 74 años en sus venas y 40 años en el mundo empresarial, Jesús Oviedo es reconocido como uno de los hombres más influyentes e importantes de la historia del Huila. Sin embargo, nunca tuvo “suerte”: no vino de una familia privilegiada, ni heredó ninguna riqueza. Quien hoy es uno de los empresarios más exitosos de Colombia, tuvo que irse del país por haber quebrado y deber grandes cantidades de dinero. ¿Cómo logró el éxito, siendo un ciudadano del común?

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Uno de los primeros trabajos de Jesús Oviedo Pérez consistía en vender periódicos de El Espectador. Los domingos a las 6:00 de la mañana, Oviedo se dirigía al atrio del Templo Colonial en Neiva. Allí, don Julio César García, dueño de la Cigarrería Real, le entregaba varios ejemplares de El Espectador. Recogía el periódico del día, leía las noticias más importantes y comenzaba a recorrer el atrio buscando clientes que compraran el diario. Su competencia directa era Hernando Casanova, conocido por el personaje de Eutimio Pastrana Polanía en la serie colombiana Don Chinche, quien voceaba los periódicos de El Tiempo. “Yo siempre le ganaba a Eutimio, porque yo leía mis titulares, leía las noticias más importantes que veía dentro del periódico y que conmoviera a la gente, y le ganaba siempre, siempre”, recuerda Jesús Oviedo.

Nació en Rivera, Huila. Vivía en el campo, con una familia humilde. Jesús Oviedo recuerda que quería una vida diferente, pero su familia no tenía los recursos necesarios. Entonces, decidió viajar a Neiva y matricularse en el colegio Salesiano. Sus padres no tenían dinero, por lo que comenzó a trabajar desde los 16 años para pagar su pensión. Sus primeros trabajos consistieron en vender mamoncillos y telas: “iba donde las señoras, que tenían sus patios repletos de palos de mamoncillos. Yo se los compraba, los subía y los bajaba. En el colegio, los padres me ayudaban a que yo en los momentos de recreo vendiera los mamoncillos. Me iba muy bien”, recuerda.

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El servicio social es su talón de Aquiles. Después de escalar y crecer en sus primeros trabajos, comenzó a dedicarse al trabajo voluntario: fue presidente de la Liga de Fútbol, vicepresidente de la Liga de Voleibol, entre otras ocupaciones en las que no ganaba dinero y terminó quebrándose. “Estaba debiendo mucho dinero, me tocó salirme de Neiva e irme a Quito, Ecuador. En esa época, deber cinco millones de pesos era mucha plata”.

En Ecuador, su amigo Germán Palomo García lo hospedó en su hogar. Comenzó a trabajar para vender programas de inglés. En solo cuatro meses se convirtió en el vendedor de cursos de inglés número uno en Quito, por lo que le invitaron a volver a Colombia. A pesar de tener demandas en su contra y múltiples deudas, su director internacional le dijo que hablara con todos y les prometiera que les iba a pagar. Terminó cumpliendo y pagando sus deudas a punta de esfuerzo y trabajo, vendiendo programas de inglés.

El 2 de noviembre de 1982, cuando estaba a punto de cumplir 40 años, Oviedo Pérez comenzó a invertir en su sueño: ser empresario. Decidió desembolsar 50.000 dólares, los ahorros de su vida que guardaba en unas botas, para comprar los derechos de un programa en inglés llamado International System. Para el 2 de noviembre de 1983, ya contaban con siete filiales en Barranquilla, Cali, Medellín e Ibagué. En 1984, ya hacía Panamá y Perú, mientras que en Colombia ya contaban con 18 filiales.

“Las crisis son mentales”, asegura con vehemencia. A pesar de que durante la pandemia sus empresas comenzaron a generar pérdidas, Oviedo Pérez decidió apostar todo por sus trabajadores. Durante la pandemia no cerró ninguna empresa, ni despidió a sus principales empleados: “teníamos personas en muchas empresas y no podíamos despedir a la gente después de que nos habían ayudado durante tantos años”. Las empresas comenzaron a estabilizarse desde junio de 2022, después de casi dos años de parálisis económica.

Entre sus empresas también se encuentra el medio de comunicación más importante del Huila: La Nación. Oviedo Pérez quería dejar un legado de verdad y crítica hacia los gobernantes de turno, quienes no cumplían con suficiencia su trabajo. También construyó la Fundación Escuela Tecnológica de Neiva, para el crecimiento de su región: “Hablando de la universidad, quería dejar algo muy importante en mi departamento. El día que mi tocayo (Jesús) se acuerde de mí y yo muera, quedará la universidad de por vida”, cuenta con una sonrisa.

Claudia Medina, directora del periódico La Nación y allegada al empresario, comenta que las personas lo están presionando para que sea el alcalde de Neiva, porque lo ven como un hombre transparente y que da esperanza a la ciudad. “Nosotros le decimos que no se meta en ese tema, y la verdad él no necesita nada de eso. Él siempre ha inspirado mucho respeto, porque la gente lo ve como alguien sin corrupción”, comenta Claudia.

De hecho, el empresario ha enfocado gran parte de sus esfuerzos en erradicar la corrupción. Él considera que la corrupción congela al país, lo deja sumido en un estado de tragedia: “La gente no produce por la corrupción. La gente dice que no vale la pena trabajar y pagar impuestos, porque se los van a robar. Entonces, creen que es mejor no producir”.

Expresa con orgullo su pasado como comerciante y asegura que vender El Espectador, mamoncillos y telas fue fundamental para su éxito. El conocer el terreno, la calle y la gente de a pie fue esencial para consolidar su éxito en el mercado internacional: “Los grandes empresarios del país han sido comerciantes primero. Yo fui comerciante cuando vendía mamoncillos y telas. La razón por la cual los empresarios fracasan hoy en día es porque no fueron comerciantes primero”.

Es minucioso detallando al personal que entra en su empresa, porque “comienzan a hacer parte de sus sueños”, como él lo expresa. El negativismo, para Oviedo, es la gran crisis que enfrenta Colombia en la actualidad: “A nosotros los colombianos nos falta creer más en nosotros mismos. Yo siempre creo que en cada uno de nosotros hay un gigante dormido”, expresa.

De hecho, Oviedo ve con ojos optimistas el Acuerdo de Paz, pues permite imaginar un futuro distinto para Colombia: “Yo creo que el Acuerdo de Paz es muy importante. Paz total no habrá, pero quizás unos grupos alzados en armas quieran entrar al espacio de las personas de bien”, comenta.

El próximo 2 de noviembre el grupo empresarial JOM cumple 40 años. Los ojos del empresario se iluminan al pensar en el futuro, no solo de sus compañías, sino también del país. “Colombia lo tiene todo para ser el mejor país de América, pero a veces pareciera que no quisiéramos serlo”. A pesar de que la suerte no siempre acompaña a Colombia, a Jesús Oviedo parece no preocuparle, porque sabe que la suerte nunca fue necesaria para tener éxito.

Por Sebastián Muñoz López

Periodista con profundización en relaciones internacionales y seguridad, paz y conflicto.@Sebasmunozlpsmunoz@elespectador.com

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