“Ni siquiera un católico debe ser obligado a persignarse”: Cathy Bekerman

La presentadora del Noticiero CM&, a quien Yamid Amat le pidió su renuncia por no querer persignarse, recordó que los creyentes de cualquier religión deben exigir su derecho a la libertad de culto, incluso en el trabajo.

Pilar Cuartas Rodríguez
21 de marzo de 2018 - 04:26 p. m.
“Ni siquiera un católico debe ser obligado a persignarse”: Cathy Bekerman

El fin de semana Cathy Bekerman puso a hablar todo el mundo sobre la libertad de cultos en Colombia, un derecho fundamental protegido en repetidas ocasiones por la Corte Constitucional y sobre todo en el ámbito laboral. El caso se conoció por redes sociales y rápidamente generó reacciones de comunidades religiosas, abogados y periodistas. Y no era para menos. Su jefe, el reconocido periodista Yamid Amat, le pidió la renuncia el pasado miércoles porque ella se negó a persignarse frente a las cámaras del Noticiero CM&. Después de que Amat se disculpara este martes por el hecho, Berkerman habló con El Espectador sobre lo sucedido y aceptó las excusas de su jefe. (Lea aquí: Yamid Amat presenta excusas públicas a Cathy Bekerman por afectar sus convicciones religiosas)

El embrollo empezó hace una semana. La presentadora cuenta que, en medio de un consejo de redacción, Amat le pidió que se persignara a la hora de presentar la sección de secretos (1,2,3). El gesto es propio de los católicos y contrario a sus creencias religiosas, ya que es judía. Por eso, se negó a hacerlo y le propuso hacer otro gesto o que las otras presentadoras leyeran el libreto. “Ese tipo de cosas se hacen con convicción. Hay un país entero viéndome, una comunidad judía viéndome, mi familia viéndome, no lo veía correcto por ningún lado. En ese momento, él necesitaba demostrar quién era, él es el jefe, nadie le dice que no, y creo que fue un momento de lapsus y desespero, y en un impulso me dijo: ‘Entonces pásame la renuncia”, cuenta Bekerman. (Lea aquí: Polémica salida de Cathy Bekerman de CM& habría sido por no persignarse)

La presentadora no presentó su carta de renuncia, y luego de conversar con las directivas del Canal 1, a quienes les dejó claro que no renunciaría pero que podían terminarle el contrato e indemnizarla por no tener justa causa, decidió tomarse unos días de descanso para pensar bien las cosas y tomar decisiones. (Vea aquí el libreto que debía leer Cathy Bekerman)

“A Yamid Amat lo perdono porque en mi corazón no voy a guardar rabia y rencores. Él me dio la oportunidad, me dio a conocer, aprendí mucho, fue una experiencia increíble, me volvió más fuerte, más segura. Le tengo respeto y admiración al periodista que es, y no tengo intenciones de volver esto un tema legal. Pienso que de esas crisis salen buenas cosas y al final del día queda un buen precedente. No permitan que nadie vulnere sus derechos, no permitan que los atropellen, el hecho de que alguien sea poderoso o que sea muy respetado en un país no quiere decir que uno tenga que dejar de lado su dignidad para hacer cosas que no le corresponden”, agregó Bekerman a este diario.

Amat se disculpó por este hecho ayer en la noche y reconoció su error. La presentadora Inés María Zabaraín leyó la declaración en la sección 1,2,3. "La fe religiosa es un tema que considero personal y que durante toda mi vida periodística he respetado, como lo seguiré haciendo. Una instrucción mía, para acentuar una información, que no era sobre creencias religiosas, provocó una reacción de rechazo de parte de mi compañera Cathy Bekerman. Como siento que afecté, sin que ese fuera mi propósito, sus convicciones religiosas, le presento excusas públicas. Tanto la comunidad judía como las demás organizaciones de carácter religioso recibirán siempre, de parte mía, un tratamiento de respeto. Y, como siempre, jamás ninguna religión, para quien la profese, ha sido ni será obstáculo para que trabajemos juntos", afirmó el periodista.

Aunque agradeció las disculpas, Bekerman sostuvo que su relación con Amat está “muy fragmentada para trabajar otra vez en equipo”. Hoy sostendrá una nueva reunión con las directivas del canal para analizar la situación. “No sé qué pasará. Yo me quisiera quedar en el noticiero, pero ya la relación está fragmentada. Mi meta es enfocarme en noticias, no quiero presentar ningún programa de entretenimiento. No tengo claro cuál es el siguiente paso”, concluyó la presentadora, quien considera que ni siquiera un católico debe ser obligado a persignarse, por ser un momento "privado y espiritual".

Bekerman aclara que es periodista y no actriz, y que ni siquiera en su rol de presentadora accede a persignarse. Toda su familia es judía y practica el judaísmo. A los 12 años, esta comunicadora social de la Pontificia Universidad Javeriana hizo su Bar Mitzvá, el equivalente a una primera comunión en los católicos. No come cerdo y tiene siempre sus diálogos con Dios. Durante seis años, Cathy fue presentadora de Telepacífico, el canal regional del suroccidente colombiano; después estuvo en Caracol Televisión desde Cali y hace un año y cuatro meses entró a presentar la sección 1, 2, 3 del Noticiero CM&.

Colombia declaró en su constitución de 1991 que respetaría el derecho de toda persona a profesar su religión y garantizó esa libertad. Hoy en el país existen cerca de 6.500 entidades religiosas en registro público del Estado y más del 90% de las personas profesan una creencia religiosa.

Por su parte, la Corte Constitucional ha protegido en reiteradas ocasiones la libertad religiosa, sobre todo en el ámbito laboral, aunque cada caso es distinto y hay que tener en cuenta las particularidades porque este derecho no es absoluto y también tiene límites. Así por ejemplo, el alto tribunal reconoció que un miembro activo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día fue despedido de su trabajo porque no asistía los días sábado. Según las creencias del tutelante, ese día es “día de precepto o fiesta de guarda”. Razón por la cual, desde el inicio del contrato laboral se pactó que su horario sería de lunes a viernes “toda vez que compensaba en la semana, las horas de la jornada de los sábados”. Aún así la compañía le terminó su contrato laboral.

En esa ocasión, los magistrados recordaron que nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar su religión o sus creencias.

“Las relaciones laborales están sometidas a un acuerdo de voluntades entre empleador y trabajador y hay unos principios mínimos fundamentales amparados por la Constitución y leyes laborales que no pueden ser trasgredidos, entre ellos, los principios de libertad (pensamiento, religión, cultos opción sexual), igualdad (frente a los demás trabajadores y frente a la ley, es decir la prohibición de la discriminación) y dignidad humana (los tratos humillantes, degradantes, maltratos). Las causales para dar por terminado un contrato o relación laboral están taxativamente previstas en la ley, justamente para evitar la arbitrariedad. Ahora bien, la decisión de renunciar o por mutuo acuerdo dar por terminado un contrato laboral debe ser libre, ya que si media el miedo, el constreñimiento, el temor a la represalia se puede generar una renuncia provocada, lo que sería ilegal. Finalmente, Las creencias y cultos hacen parte del fuero íntimo de la personas, de los trabajadores y son inviolables”, afirmó a este diario Kenneth Burbano, director Observatorio Constitucional de la Universidad Libre.

Pilar Cuartas Rodríguez

Por Pilar Cuartas Rodríguez

Periodista y abogada. Coordina la primera sección de “género y diversidad” de El Espectador, que produce Las Igualadas y La Disidencia. También ha sido redactora de Investigación. @pilar4aspcuartas@elespectador.com

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