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"Así como yo, otros deberían reconocer sus culpas"

El comentarista e investigador social León Valencia explica por qué se metió en el lío de denunciar penalmente a Álvaro Uribe, a pesar de saber que le volvería a sacar a relucir su pasado de guerrillero del ELN.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
30 de julio de 2011 - 09:00 p. m.

Cecilia Orozco Tascón.- Usted denunció penalmente a Álvaro Uribe por varias afirmaciones que él hizo contra usted en Twitter ¿Por qué llevar los insultos del expresidente tan comunes en él, al plano judicial?

León Valencia Agudelo.- El expresidente puede tener la opinión que quiera de mí y se la respeto aunque me moleste. Lo que pasa es que él no se limitó a expresar un simple parecer sino que me acusó de un delito gravísimo. Acudí ante la justicia para que él pueda presentar las pruebas de que yo cometí ese delito.

C.O.T.- De todos los trinos que envió sobre usted ¿Cuál fue la afirmación que lo movió a entablar la denuncia?

L.V.A.- La de que yo había cometido “crímenes de lesa humanidad” porque además de ser una acusación muy delicada, es muy dolorosa para mí pues si algo repudié en mi vida fue ese tipo de hechos. Mientras estuve en la guerrilla me opuse a los ataques a objetivos civiles o a caer en acciones que agredieran el derecho humanitario. Precisamente fue una de las causas por las que me retiré del ELN.

C.O.T.- Varias veces el exmandatario publicó en su cuenta de Twitter que usted era un “terrorista al servicio de los criminales” ¿No cree que como usted fue miembro activo del ELN, él tiene excusa para hacer esa referencia, aunque sea muy agresiva?

L.V.A.- Fui guerrillero y no lo he negado. Por el contrario, he reconocido que fui jefe del ELN en una época ya lejana. La expresión “terrorista” tiene una grave connotación política en el presente. No la acepto y no me gusta que me llame así pero esa frase no constituye la esencia de mi demanda. Repito, lo que no puede hacer es acusarme de delitos sin mostrar pruebas.

C.O.T.- ¿Su pasado es aún una carga después de que renunció al ELN hace tantos años y de que se reintegró con notable éxito a la sociedad?

L.V.A- La sociedad me recibió con generosidad. Siento una gratitud inmensa con sus dirigentes políticos, sus formadores de opinión, la iglesia etc., por la forma en que me acogieron. La mayoría reconoce que hoy tengo autoridad para analizar temas de actualidad. Quienes me rechazan son, en realidad, pocos.

C.O.T.- Personas como usted son juzgadas por su pasado, más que por su presente. Sobre todo en su caso, por haber sido jefe en vez de un militante raso que obedecía órdenes ¿Disparó y mató alguna vez?

L.V.A.- En primer lugar, hoy condeno el uso de la violencia. Mi posición es que la guerrilla debe acabarse, iniciar la vida civil y aportar a la reconciliación. Nada que nazca de la violencia puede tener buenos resultados, venga de donde viniere. Pero hay que recordar también que los actos violentos no han sido utilizados solo por la guerrilla. Han recurrido a ellos el paramilitarismo unido con sectores legales.

C.O.T.- Perdone pero no ha respondido si alguien cayó muerto por sus balas…

L.V.A.- Para allá iba: estuve en labores políticas, académicas y sociales ligadas ideológicamente al ELN hasta el año 1987. Ese año ingresé de lleno a la guerrilla y pasé al comando central, que era una instancia política que no combatía. Por esta circunstancia nunca tuve que disparar. Por el contrario, debido a los debates internos que daba por los asesinatos y los secuestros, salí del cuerpo de dirección.

C.O.T.- ¿No está tratando de minimizar su participación en ese grupo armado?

L.V.A.- No, y tampoco me presento como el adalid de la moral social. Por el contrario, he sido claro en aceptar mis conductas. Pero así como yo lo he hecho, otros tendrían que reconocer sus culpas. Le he dicho al expresidente Uribe que acepte su responsabilidad política y personal en este maremágnum de violencia que hemos vivido. También le pido que le diga al país cómo fue su pasado. En parte porque él me ha desafiado, he contado la verdad de mi vida. Debería hacer lo mismo. Le haría mucho bien al país y éste sabría comprender, si él revela todo lo que se ha ejecutado desde el otro lado de la orilla.

C.O.T.- ¿Se refiere a acciones de la ultraderecha?

L.V.A.- Sí. Una realidad muy triste en la sociedad colombiana es que quienes fuimos guerrilleros hemos contado nuestra historia y nos reinsertamos a la sociedad sinceramente. Pero los actos de la ultraderecha y su vinculación con las fuerzas ilegales, se mantienen escondidos y esos secretos no permiten que la sociedad colombiana salga del laberinto tan escabroso en que está.

C.O.T.- Volviendo a su denuncia contra Uribe, ésta ya fue aceptada. Ahora viene una audiencia obligatoria para que las partes intenten conciliar ¿Está dispuesto a ir y conciliar o solamente a ir y ratificar su denuncia?

L.V.A.- Voy a conciliar, si es posible. Incluso he lamentado mucho que hubiésemos terminado en esta confrontación. Tengo cartas del expresidente en donde se refiere a nuestro proceso de paz y específicamente a mí, como alguien en quien se puede confiar. Hubo cercanía entre los dos antes de su presidencia. Lamento que las investigaciones de Arco Iris sobre la parapolítica nos hayan distanciado.

C.O.T.- Sin embargo usted viene criticando a Uribe en sus columnas hace tiempo, no solo ahora…

L.V.A.- Sí, hemos terminado confrontados, tal vez porque en mis columnas le solicité públicamente que tomara distancia de las fuerzas ilegales y de la parapolítica porque se estaban aprovechando de las circunstancias. También porque debido a su enorme popularidad, él podía ayudar a sanear la política colombiana. Uribe hubiera podido jugar un papel ejemplarizante en ese sentido, pero no lo hizo.

C.O.T.- Entre otras afirmaciones, el exmandatario aseguró que nunca le había ofrecido a usted un ministerio ¿De dónde salió esta versión?

L.V.A.- José Obdulio Gaviria me ofreció el Ministerio de Cultura delante del hoy concejal Antonio Sanguino en el hotel Forte Capital de Bogotá, después de un evento en que estábamos y mientras tomábamos un café. Me quedé callado y no volví a hablar del tema. Días después, Edulfo Peña, el editor político de El Tiempo, quien cubría palacio y tenía gran amistad con José Obdulio, me contó que en la Casa de Nariño le hablaron de lo mismo. Y lo publicó. Luego Edulfo me llamó y me preguntó qué haría yo. Le dije que no me sentiría cómodo en el gobierno porque ya para entonces empezábamos a hacer las primeras investigaciones sobre parapolítica.

C.O.T.- ¿Cuándo ocurrió eso?

L.V.A.- A finales del primer gobierno Uribe.

C.O.T.- Aunque usted lo desee, no veo forma de conciliar judicialmente su denuncia contra Uribe.

L.V.A.- De todas maneras, iré a la audiencia y le pediré que respete los procesos anteriores de paz en los cuales él mismo participó en principio ¿Sabía usted que Uribe fue el ponente de la ley de amnistía con la que yo me reinserté? De manera que no debía renegar de lo que hizo. Por supuesto, también le pediré que rectifique sus acusaciones.

C.O.T- Me sorprende un poco su tono casi amistoso cuando se refiere a Uribe por contraste con el que él usa contra usted. Eso me recuerda que algunos analistas opinan que su posición política ya no de izquierda ni de centro sino de derecha.

L.V.A.- Pues el ejercicio que hago hoy es de opinión publica y en este caso, lo más importante es la independencia de criterio frente a cualquiera de los partidos y de las fuerzas del país. Los columnistas tenemos la tarea de criticar y no estamos en el terreno de la política práctica. Eso explica por qué para los de derecha soy de izquierda y para los de izquierda soy de derecha.

C.O.T.- Justamente, el expresidente Uribe lo empieza a agredir después de una columna suyo sobre Tomas y Jerónimo Uribe en el que llama la atención sobre lo que llamó “una docena de episodios que terminaron en escándalo”. Viendo lo que ocurrió después ¿Se arrepiente de haber escrito sobre ellos?

L.V.A.- Me he preguntado muchas veces si fue un error escribir esa columna, no por lo que decía allí sino por el efecto que causó. Lo que afirmé no es una creación mía o una investigación particular. Recogí lo que estaba registrado en la prensa y reuní los episodios que ya eran de público conocimiento. Ninguna de las dudas que hay sobre ellos, han sido aclaradas o negadas con argumentos o pruebas. Han sido negadas con insultos y humillaciones. Ese efecto es el que me molesta pero insisto, no por su contenido porque éste es absolutamente comprobable. Si no lo fuera, el expresidente no estaría insultándome sino que me habría demandado.

C.O.T.- Hablando de otro tema, la U, en cabeza de Juan Lozano, protestó porque la corporación Arco Iris que usted dirige fue contratada por el Ministerio del Interior para realizar un estudio sobre el pasado de los precandidatos en todo el país ¿Ese reclamo es una extensión de su pelea con Uribe o es una coincidencia?

L.V.A- Arco Iris viene analizando desde hace diez años las relaciones entre violencia e ilegalidad política. Así fue como se dio a conocer la parapolítica. Íbamos a hacer un ejercicio similar es estas elecciones cuando el doctor Vargas Lleras supo lo que estábamos investigando y se interesó. Hicimos un contrato para realizar un trabajo en 75 municipios. La queja de algunos directores de los partidos es de nuevo, por mis opiniones. Lozano está molesto porque yo he dicho que no ha sabido tramitar la conducción de la U puesto que quiere responder a dos agendas: la de Uribe y la de Santos que son contradictorias. Y ha quedado mal con el uno y con el otro.

Los trinos del expresidente Uribe

Como lo ha hecho contra otros personajes de la vida nacional, el expresidente Álvaro Uribe le dedicó varios días y espacios de su cuenta de Twitter a escribir numerosos mensajes contra el comentarista y director de la Corporación Arco Iris León Valencia, inmediatamente después de que éste escribiera su columna de la revista Semana recopilando los escándalos en que se vieron envueltos los hijos del exmandatario, Tomás y Jerónimo. Algunas de las frases que el expresidente publicó contra el comentarista: “León
Valencia, exmatón Eln, indultado a pesar de delitos de lesa humanidad, ahora sicario del buen nombre”. “¿Qué pasó con delitos atroces de León Valencia?”. “León Valencia, exterrorista indultado, recoge versión criminales y desconoce defensa de los afectados”. El analista político fue dirigente del ELN pero se reintegró a la sociedad, después de un proceso de paz en los años 90 y desde entonces ha escrito varios libros, ha dirigido grandes investigaciones sociales y ha adquirido reconocimiento público. Tuvo, con éxito, espacios de opinión en El Tiempo y El Colombiano, ganó el premio de periodismo Simón Bolívar al mejor artículo de opinión en 2008 y pertenece actualmente a la Comisión de Memoria Histórica.

El suicidio, una "experiencia vívida"

Cecilia Orozco.- Escribió una novela con el suicidio como tema central ¿Alguna vez contemplo esa salida para usted?

León Valencia.- Pensé en el suicidio mientras leía “La insoportable levedad del ser”, de Milan Kundera, que me produjo una angustia impresionante. Fue solo un momento pero ese fenómeno sí me ha afligido de manera cercana: a una exnovia se le suicidaron los padres y amigos entrañables también incurrieron en ese acto. También me sucedieron casos que me impactaron. Por ejemplo, traje desde París una carta de una colombiana que se suicidó y se la enviaba a sus familiares.

C.O.- ¿Cuáles otros episodios le ocurrieron?

L.V.- Unos amigos de adolescencia con los que estudié, trabajaron con la policía local. Un día encontraron un mensaje de un joven que se había suicidado. Nos pareció tan interesante que a partir de ese día nos dimos a la tarea de recoger notas en los levantamientos y alcanzamos a coleccionar 34.

C.O.T.- ¿Fue por eso que escribió “El pucho de la vida”?

L.V.A.- Sí. Conviví con esas experiencias muchos años y después pensé liberarme de la carga. Por eso decidí escribir esa novela con personajes de ficción pero con una vívida base.

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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