El Gobierno de Chile decidió este martes suspender el uso por parte de la Policía de gases lacrimógenos para disolver desórdenes públicos, luego que un estudio advirtiera que podrían tener efectos abortivos.
"Nos parece que es razonable suspender el uso de esos gases lacrimógenos hasta que nuevos informes médicos nos permitan disipar más allá de cualquier duda la procedencia del empleo de esos gases para enfrentar situaciones de desorden público o vandalismo", dijo a la prensa el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
Estos agentes químicos, fabricados en Israel y sólo utilizados por la policía chilena, contienen "Gas CS o clorobenzilideno malononitrilo" que podría tener efectos abortivos, según arrojó un estudio realizado por la Universidad de Chile.
"Hay probabilidad de que las sustancias químicas de las bombas lacrimógenas afecten las funciones reproductivas, dañen al feto en el último trimestre del embarazo, y a los niños en los primeros años de vida", dijo a la prensa Andrei Tchernitchin, experto en Toxicología de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.
La investigación indicó además que estos gases producen un efecto contrario al deseado por la policía, ya que "induce a la agresividad y violencia, tanto en la población que se está manifestando como en quienes la están usando como arma", aseveró Tchernitchin.
Estos gases, utilizados por primera vez en Chile durante el régimen militar encabezado por Augusto Pinochet (1973-1990), son usados habitualmente en la contención de manifestaciones por la policía chilena, y se usaron también durante una protesta en contra de un polémico proyecto hidroeléctrico que reunió a unas 30.000 personas el viernes pasado en Santiago.
La organización de defensa de la libertad de prensa Reporteros Sin Fronteras (RSF) protestó este martes por la "fuerte represión" policial que sufrió una periodista chilena que además fue detenida en esa manifestación.