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Hay un nuevo rugir en Bilbao

A partir del próximo miércoles el técnico argentino asume el mando del Athletic de Bilbao.

David Mayorga
10 de julio de 2011 - 05:01 p. m.

Cuando contaba con apenas 19 años, Josu Urrutia se puso la camiseta de titular del Athletic de Bilbao. Era un mediocampista aguerrido, que en el equipo filial (el Bilbao Athletic, semillero de muchas otras figuras bilbaínas) se destacó por sus habilidades para recuperar la pelota y armar certeras jugadas de gol. A pesar de que su primer partido profesional lo jugó en 1988, sólo se ganó la plena confianza del técnico español Javier Clemente dos temporadas después, cuando éste desempeñaba su segundo ciclo en el club.

Desde entonces y hasta el día en que corrió por última vez los campos de fútbol, en 2003, el mediocampista vistió únicamente la camiseta del Athletic. Para entonces ya tenía 35 años y había hecho parte del inolvidable equipo que fue subcampeón en 1998. Los números dicen que en sus 16 temporadas como profesional jugó 348 partidos, recibió 92 tarjetas amarillas, nueve rojas y anotó 10 goles.

Pero ninguno le dio tanta alegría como el que anotó el jueves pasado, cuando 12.057 socios votaron su propuesta a la presidencia del club. Con 43 años, Urrutia se convirtió en el trigésimo primer mandatario del Athletic de Bilbao, y el de mayor votación en toda su historia. Fue un triunfo aguerrido, marcado por las críticas que la candidatura rival, del ahora expresidente Fernando García Macua, hizo sobre su inexperiencia administrativa y por las acusaciones de fraude el día de su votación.

Aún así, las propuestas del exfutbolista conquistaron a los socios bilbaínos: la renovación total de la junta directiva, sumada a la restructuración deportiva de la entidad (con antiguos jugadores del club a cargo de las divisiones inferiores) y un nombre de amplia y reconocida trayectoria en el banquillo. Fue así que su candidatura, respaldada por nombres como Miguel Madariaga, presidente de honor del gigante de telefonía móvil Euskatel, y Ernesto Valverde, entrenador español, se caló en el corazón de los socios.

Y con el apoyo, vinieron los cambios. José María Amorrotu, otro de los nombres que los bilbaínos vitorearon cuando se vistió de rojiblanco, asumió la dirección deportiva. Su excompañero Aitor Larrazábal dirigirá las divisiones inferiores, y José Ángel “Cuco” Ziganda, entrenador de equipos de la Primera División Española como el Osasuna y el Xerez, se encargará del Bilbao Athletic, el conjunto que ha forjado leyendas del tipo de Julen Guerrero, Rafael Alkorta, José Ángel Iribar o Fernando Llorente.

Como era de esperarse, el nombre del nuevo técnico de “Los leones” fue el que más rumores suscitó. La prensa española, experta en posicionar y descartar nombres durante los mercados de fichajes, ligó a la candidatura de Urrutia con verdaderas leyendas de los banquillos europeos, como los holandeses Louis Van Gaal y Frank Rijkaard, el portugués André Villas-Boas y el francés Didier Deschamps. Pero la nueva Presidencia dejó estupefactos no solamente a los tabloides deportivos, sino a los mismos hinchas y socios. Es posible que el elegido le haya dado ese espaldarazo electoral que resonó la semana pasada en las urnas del club.

Un loco a cargo de la manada

El periodista Ariel Senosiain es una de las personas que mejor han retratado la exigencia, disciplina y el método de trabajo del entrenador argentino Marcelo Bielsa. En su libro Lo suficientemente loco, describió cómo el estratega, cuando trabajaba en la divisiones menores de Newell’s Old Boys en los años 80, recorrió  todo el país en busca de jóvenes talentos. Si una persona (en una tienda de carretera, una gasolinera u otra parte) le confesaba que había visto a una gran promesa jugando en un barrial de una ciudad fronteriza, Bielsa se montaba en su carro, recorría miles de kilómetros, veía y analizaba al niño, tomaba notas, grababa en video sus movimientos, conducía de vuelta a Rosario, se encerraba en su oficina y hacía la selección oficial con los cientos de nombres que recababa a lo largo del mes.

Muchos de ellos conformaron el equipo profesional que le dio su primera alegría a este técnico rosarino de 55 años, hijo de una prestigiosa familia de abogados, defensor  de corta carrera profesional (sólo jugó cuatro años) y quien coronó a Newell’s campeón del fútbol argentino en 1991 y 1992. Pero ellos también le hicieron sentir su primer gran trago amargo, cuando perdieron la final de la Copa Libertadores de 1992 frente al brasileño São Paulo.

Según Senosiain, las derrotas han sido el gran determinador en la carrera de Bielsa: “Los momentos de vida en que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en que yo he empeorado tienen que ver con el éxito”.

Su carrera profesional ha progresado entre ambos extremos. La decepción de suramericana de 1992 hizo que partiera hacia México, primero al Atlas y luego al América, aventuras que culminaron sin mayor éxito.  Para 1997 regresó a su país natal para dirigir a Velez Sarsfield, con el que salió campeón al año siguiente. Bielsa volvió a hacer maletas con rumbo a España, concretamente al Espanyol, una experiencia que fue tan corta (sólo duró dos meses) como desalentadora (bajo su mando, el equipo fue inquilino de la parte baja de la tabla).

Pero contrario a lo que pudiera pensarse, su salida de Barcelona se dio por una causa mayor: la Asociación de Fútbol de Argentina, tras el fracaso en el Mundial de Francia 1998, le ofreció dirigir la Selección. Bielsa aceptó de inmediato, y se desató una verdadera historia de alegrías y desalientos. “Soy partidario de un fútbol más urgente y menos paciente. Porque soy ansioso. Y también porque soy argentino”, fue una de sus frases con la que mejor se describió el rendimiento austral durante las eliminatorias para el Mundial de Fútbol de 2002.

Fue un torneo que Argentina dominó de principio a fin, que comenzó con una goleada 4 a 1 sobre Chile y donde se destacaron las victorias sobre Uruguay y Brasil por marcador de 2 a 1. Su equipo se clasificó con 43 puntos, doce más que el segundo (Ecuador); anotó 42 goles y cerró con una diferencia de gol de +27. De hecho, la FIFA lo designó como el mejor entrenador del mundo en 2001.

Pero la suerte le dio la espalda en el Mundial de Corea del Sur y Japón. Como cabeza del Grupo F, la selección albiceleste sólo pudo superar a Nigeria por la mínima diferencia. La derrota 0 a 1 contra Inglaterra la puso en aprietos, pero las esperanzas se desmoronaron el 12 de junio, en el partido contra Suecia. La sentencia la dio Svensson, al minuto 59. Fue el derrumbe de Bielsa. La decepción explotó en el camerino del estadio de Miyagi, en donde no pudo dejar de llorar y golpear las paredes con frustración.

Esa tragedia marcó su carrera. Ni la medalla de Oro en los Olímpicos de Atenas 2004 que ganó con la Selección Sub-23 ni el subcampeonato de la Copa América ese mismo año ni el buen arranque en las eliminatorias al Mundial de 2006 pudieron hacerle olvidar la derrota de Japón. Renunció al banquillo argentino en septiembre de 2004 aduciendo problemas familiares y se confinó en una casa de campo.

“¿Usted sabe que yo me muero después de cada derrota? La semana siguiente es un infierno. No puedo jugar con mi hija, no puedo salir a comer con mis amigos. Es como si no mereciera esas alegrías cotidianas”, le confesó algún tiempo después a un periodista.

El encierro se acabó en 2007, cuando aceptó la propuesta de Harold Meyne-Nicholls para dirigir a la Selección de Chile en las eliminatorias al Mundial de 2010 en Sudáfrica. Significó el renacer del llamado “Conjunto de la Estrella Solitaria”, pues con un fútbol efectivo se clasificó como segundo, con 33 puntos, 22 goles a favor y una diferencia de +12.

De esa forma Chile reaparecía en un Mundial tras haberse ausentado por 12 años. Integró el Grupo H, logró dos victorias por 1 a 0 frente a Suiza y Honduras y tropezó con España, el futuro campeón, 1 a 2. En la fase siguiente, tres goles brasileños pusieron fin a su aventura mundialista.

Bielsa presentó su renuncia a la selección el pasado 4 de febrero, tras la fallida reelección de Mayne-Nicholls. Desde entonces su nombre estuvo asociado, primero, a Newell’s Old Boys, y luego al Internazionale de Milán, pero sólo se decidió cuando Urrutia le presentó su oferta de trabajo.

Un equipo especial

“Fuera de las selecciones, es uno de los escenarios donde el orgullo, la identificación y la pertenencia están muy encima. Esa posibilidad de poner esas sensaciones para mejorar al futbolista y a la expresión colectiva es algo que me atrae mucho”, admitió el estratega argentino el jueves pasado, cuando, a través de una videoconferencia, les confirmó a los bilbaínos su compromiso con la plantilla.

Y es que el Athletic no es sólo un club más de la liga española. Sus 122 años de historia pueden rastrearse a finales del siglo XIX, cuando los marineros ingleses llevaron el fútbol a Vizcaya. Aunque formalmente nació en 1898, su institucionalidad se fortaleció cuando en 1903 se fusionó con el Bilbao Football Club. Fue uno de los equipos fundadores de la liga en 1928, conquistándola por primera vez al año siguiente y en otras siete ocasiones. También ha alzado la Copa del Rey 24 veces.

Desde 1910 el club estableció una de sus políticas más reconocidas: todos sus jugadores nacieron en el País Vasco (incluyendo tanto a sus tres provincias administrativas actuales, Guipúzcoa, Álava y Vizcaya, como a las históricas de Navarra o el País Vasco francés) o son descendientes de familias vascas. En ella ha jugado un papel importante Lezama, la sede deportiva de la entidad, en donde conviven tanto los jugadores profesionales como los de divisiones inferiores.

Sin embargo, esta política no aplica para el banquillo. De hecho, su primer entrenador fue un inglés de apellido Sheperd; después de él vinieron otros 16 foráneos de diferentes nacionalidades (de Inglaterra, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, Austria, Alemania, Serbia y Francia). Bielsa será el número 17, y el primer argentino en dirigir, a partir del próximo miércoles, las prácticas en Lezama.

Su labor no será para nada fácil, si se tiene en cuenta que el Athletic no levanta título alguno hace 27 años. La última vez fue en 1984, cuando el equipo dirigido por el español Javier Clemente e integrado por nombres como Andoni Zubizarreta, Andoni Goikoetxea, Daniel Ruiz e Ismael Urtubi conquistó tanto la liga como la Copa del Rey.

Desde entonces sus mejores actuaciones las logró hace dos años, cuando de la mano del sevillano Joaquín Caparrós fue vencido por el Barcelona tanto en la final de la Copa del Rey como de la Supercopa de España. Él también fue el artífice del regreso de “Los leones” a una competición europea: la Europa League de este año.

Como as bajo la manga, Bielsa contará con una de sus obsesiones: el trabajo en divisiones inferiores. A pesar de haber quedado la temporada pasada en la posición 12, el Bilbao Athletic sigue promocionando a sus mejores jugadores al equipo profesional. Para esta temporada, el plantel contará con Iker Muniain, quien viene de coronarse con España campeón en el Europeo Sub-21y desde 2010 cuenta con un puesto en la titular.

Por otra parte, el primer equipo también cuenta con autenticas joyas: Llorente, uno de los goleadores de la Selección España tanto en el Mundial como en las eliminatorias a la Eurocopa de 2012; Javi Martínez, volante mixto pretendido por grandes clubes del continente; Andoni Iraola, un lateral de ataque explosivo; y el arquero Gorka Iraizoz, considerado de los más completos del campeonato.

“Es una plantilla con espíritu combativo y una disposición al esfuerzo”, destacó Bielsa en su primer mensaje a los socios, en el que también puso de manifestó su intención de dejar tras de sí una prolífica carrera: “Sé lo que significa el club para todo el mundo que mira el fútbol con devoción, y yo soy uno de esos. Soy aficionado e hincha. Es que el estadio de ustedes tiene una resonancia especialísima y cualquiera fantasea con poder estimularla”.

Por David Mayorga

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