Siete de la noche, horario parisino. Su celular no dejaba de recibir mensajes de texto, no paraba de sonar. Pero el vallecaucano Juan Sebastián Cabal sólo podía contestar el ataque de preguntas de los periodistas en la rueda de prensa del Roland Garros, en la que fue recibido como una estrella al ingresar con su compañero de dobles, el argentino Eduardo Schwank.
No era para menos, pues minutos antes había marcado la historia del tenis colombiano: se clasificó, por primera vez para un criollo, a la final en la categoría mayores del Roland Garros de dobles al superar por 7-6 (4) y 6-3 a la mejor pareja de la historia, los estadounidenses Bob y Mike Bryan.
Una vez afuera de la zona de prensa pudo contestar la llamada que tanto esperaba, la de sus padres, Darío Guillermo Cabal y Lidia María Valdez, quienes desde Cali lo felicitaron: “Sigue adelante que ahora vas por el título”, le dijeron al vallecaucano, que no podía dejar de sonreír.
Desde París, Cabal habló con El Espectador y aseguró que en la final del sábado ante el bielorruso Max Mirnyi y el canadiense Daniel Néstor ya tiene la ilusión de levantar la ensaladera de campeón.
¿Es el mejor triunfo de su carrera?
Sin duda alguna. Es el mejor torneo en mi vida deportiva. Estoy muy contento porque acceder a la final de este torneo no es nada fácil. Ahora tenemos mucha ilusión de ser campeones.
¿Qué pensó antes de saltar a la pista?
Cuando íbamos entrando sólo pensábamos en estar muy concentrados, hacer nuestro mayor esfuerzo. Pero sobre todo disfrutarlo al máximo, porque no todos los días se juega contra la pareja número uno del mundo. Y bueno, creo que lo hicimos bastante bien.
¿Tenía nervios de enfrentarlos?
De pronto. Había mucha presión porque estábamos a un paso de llegar a la final y queríamos lograrlo, no pensábamos que hasta esta instancia fuera nuestro torneo. Por eso buscamos cada punto.
¿Fue un partido perfecto para el argentino y usted?
No tanto. Tuvimos muchos altibajos, pero en los picos altos jugamos muy bien.
¿Por qué festejaron como los hermanos Bryan, pechándose en el aire?
Nos dio mucha alegría haber ganado. Gritamos un vamos, miramos a nuestros entrenadores y luego hicimos eso. Después estirando y pensando con más tranquilidad lo que habíamos hecho no podíamos dejar de sonreír.
¿Qué le dijeron sus padres cuando pudieron comunicarse con usted desde Colombia?
Estaban muy contentos, igual que yo. Me dijeron que descansara, que ahora venía la final y que podía ganarla, que me armara de valor que podía hacerlo.
Ahora sigue la pareja integrada por Max Mirnyi y Daniel Néstor.
Será un partido muy duro, porque además es una final y de Grand Slam. Pero queremos seguir enfocados y tenemos mucha fe.
¿De ser campeones?
Sí. Tengo muchas ilusiones, no puedo decir que no. Me imagino levantando el trofeo de campeón, cómo no, si ya estamos en la final. Ahora sigue el título. Pero primero hay que jugar el partido.
¿Cómo lo ha tratado la gente durante el torneo?
Es un Grand Slam viene gente de todo el mundo y me han tratado muy bien desde que estoy en el cuadro clasificatorio.
¿Llevar tres semanas en competencia afecta su condición física?
Estoy preparado para eso. En sencillos perdí en segunda ronda del cuadro clasificatorio y todavía me sigo sintiendo bien.
¿Se consolida como el mejor doblista de la historia colombiana?
Mi puesto en el escalafón así lo dice, pero no lo pienso así. Por ejemplo, tengo que agradecer todo esto a mis parejas de dobles, porque esto no es un logro de uno solo. A Alejandro Falla, a Robert Farah, con quienes he conseguido muy buenos resultados.
Y con Shwank ha jugado poco y ya están en una final de Roland Garros.
Nos complementamos muy bien en la cancha y nos entendemos durante los puntos, por eso estoy muy contento.
Hay jugadores que se dedican sólo a jugar dobles, como los hermanos Bryan, por ejemplo.
Pero mi meta principal son los sencillos. Es la modalidad que más me gusta, aunque lo hago muy bien en dobles. Por eso seguiré jugando las dos paralelamente.
¿Le queda el sabor amargo de no haber jugado el punto de dobles en la confrontación de Copa Davis ante Estados Unidos?
No, para nada. Esas decisiones son grupales y en esa ocasión (septiembre 2010), me tocó a mí quedarme por fuera. Así como Cabal y Farah perdieron, yo también pude haber caído.
¿Cada vez tiene más armas el equipo colombiano de Copa Davis?
Sí. Ahora el tenis nacional está pasando por un buen momento, muy decisivo. Se debe a este trabajo que hemos hecho con el equipo Colsánitas. En este momento hay gran variedad de juego, antes eran todos parecidos. Ya hay más opciones, por ejemplo, para hacer un buen papel en Copa Davis.
¿Qué sigue ahora para usted?
Concentrarme en jugar el cuadro de clasificación de Wimbledon y estar bien en dobles. Ya después pensaré en más.