La fuerza de la naturaleza siempre ha permeado temáticamente el trabajo de Camilo Villegas. En estos tiempos donde el agua ha inundado el mundo con tormentas, tsunamis y lluvias incesantes, su obra refleja esos eventos que cambiaron los cursos de los ríos y el largo de las costas.
El movimiento líquido del agua lo capturó a través del monotipo, quizás el grabado más cotizado por su exhaustivo proceso técnico del que se obtiene una sola obra, cuando lo usual es hacer múltiples ejemplares. No es común encontrar monotipos en el gran formato que Villegas maneja, de manera que el despliegue técnico no sólo necesita de las manos del artista, sino de otros luchando contra esa gran superficie.
El rojo fue el color escogido para tinturar las diferentes formas del agua, porque sólo así, asegura, las imágenes “toman más fuerza, más velocidad, más dramatismo”. Algunas de sus piezas fueron puestas en posición vertical para que el propio peso de la tinta gotee el papel y la coherencia de contenido y forma sea evidente.
El monotipo es para Villegas esa intersección entre el dibujo y la pintura. Lleva un par de años investigando la técnica y en esta exposición, Todo lo sólido se desvance en el agua, da cuenta de un trazo más libre, menos minucioso y controlado para poderle dar más texturas al papel y acercarse al movimiento del agua.
En otras obras Villegas trabaja el tema del río de una manera más abstracta y lleva a la impresión serigrafías sobre unos linos crudos. El fluir es captado con nudos de agua que logran dar la percepción en profundidad.
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