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Música en escenas líricas

Bajo la batuta del polaco Zbigniew Zajac se presenta esta pieza del compositor Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893), que refleja un momento crítico de su vida y que no ha tenido mayor divulgación en el ámbito de Occidente.

Juan Carlos Piedrahíta B.
08 de junio de 2011 - 09:58 p. m.

Cuatro décadas de vigencia tiene el montaje de la ópera Eugene Onegin la cabeza del maestro Zbigniew Zajac. Durante sus años de estudiante se encontró con el texto original de Alexander Pushkin y se sorprendió con el hecho de que el poeta se representara a él mismo en la escena del duelo en el que muere a manos de un hombre que, de manera insistente, cortejaba a su esposa. Las emociones no pararon para Zajac cuando accedió a la partitura de la pieza realizada por el ruso Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) y se dio cuenta de que, incluso, las entonaciones musicales estaban explícitas allí. Y como si esto fuera poco, encontró el libreto del montaje original y supo que Modest Tchaikovsky, hermano del compositor, había tenido que descifrar buena parte de la vida de su familiar para plasmar aquellos instantes de inestabilidad en una puesta en escena contundente.

Con ese material en sus manos, Zajac se planteó la posibilidad de liderar un proceso en el que se mostraran los detalles de esta historia que pocos se habían atrevido a llevar a las tablas. “El tema de la ópera Eugene Onegin está basado en la novela Universo, de Pushkin, un libro muy importante en los países socialistas porque a nosotros, yo soy de Polonia, nos obligaban a aprender idiomas de nuestros vecinos. Por eso yo sé ruso y alemán. Yo tuve el privilegio de leerla en su versión original y en Colombia encontré eco para montarla después de 40 años de estar persiguiéndola”, comenta Zbigniew Zajac.

Este montaje es el resultado del trabajo de varios años en diferentes ámbitos y latitudes porque mientras Zajac investigaba, partitura en mano, la vida de Tchaikovski, la profesora Elsa Gutiérrez y sus estudiantes involucraban en un trabajo de grado algunos de sus roles principales. Durante el proceso de preparación tuvo un papel fundamental el barítono Aldúbar Salazar, a quien no le significó mayor esfuerzo representar a Eugene Onegin, pues conocía las características de la composición. Zajac y Gutiérrez unieron sus conocimientos al respecto y contaron con el respaldo de la Dirección Nacional de Divulgación Cultural que, en asocio con el Conservatorio de Música de la Universidad Nacional, cumplió con la misión de realizar por primera vez en Colombia una versión completa y escenificada, con arreglos musicales propios y en su idioma original.

“Lo fascinantes de la ópera, que el mismo Tchaikovsky se atrevía a llamar escenas líricas, es que aquí está toda la dinámica del tema porque es muy íntima y el compositor trata de involucrarse en cada pasaje y en cada personaje”, dice Zbigniew Zajac, quien no encontró en esta partitura ni una sola palabra que tuviera mal puesto el acento musical. A cada sílaba le correspondía una nota y así lo dejó explícito el compositor ruso. Por eso, la labor del director fue detectar las intenciones del creador de la pieza y transmitir ese conocimiento a los cantantes y a la orquesta.

El director polaco ya había estado al frente de montajes como Las bodas de Fígaro y La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), así como La bohemia de Giácomo Puccini (1858-1924), pero esta es la primera vez que se enfrenta con una obra que incluye a más de 130 músicos en escena, así que valió la pena la espera. Por algo Zbigniew Zajac tuvo en mente la ópera Eugene Onegin durante cuatro décadas.

 Jueves 9 y viernes 10 de junio, a las 7:30 p.m. Auditorio León de Greiff, Universidad Nacional.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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