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Fallido cara a cara entre Manuel Zelaya y Roberto Micheletti

El presidente de Costa Rica, mediador, se reunió en su casa con los mandatarios por separado.

Información de Reuters
09 de julio de 2009 - 05:00 p. m.

El presidente costarricense y premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, se reunió este jueves como mediador y por separado con el depuesto líder hondureño Manuel Zelaya y el mandatario interino Roberto Micheletti, en un intento de buscar una salida a la crisis desatada por el golpe de Estado. Este último dijo, finalizada la reunión, que deja las puertas abiertas al diálogo, al tiempo que anunció que de inmediato regresaba su país. Arias, mientras tanto, anunció su intención de seguir en su rol.

“Lo que quiero es ayudar a resolver este problema porque el pueblo hondureño no se merece que haya más sangre derramada y no quiero ver morir a más gente inocente en las calles de Tegucigalpa”, dijo Arias, que ganó el Nobel por su trabajo para poner fin a conflictos militares y guerras civiles que asolaron Centroamérica durante la Guerra Fría.

Zelaya fue depuesto hace casi dos semanas por un grupo de militares que lo sacó de su casa a punta de rifle, lo subió en un avión y lo expulsó a Costa Rica cuando buscaba hacer una consulta para abrir la posibilidad de una reelección. La crisis desató en Honduras protestas a favor y en contra de Zelaya, que dejaron al menos un simpatizante del derrocado mandatario muerto. La comunidad internacional condenó el golpe y exhortó al gobierno interino a restituir a Zelaya.

Arias mantuvo en su residencia privada un encuentro con Zelaya y sostenía otro con Micheletti, mientras decenas de personas se manifestaban alrededor de la casa de Arias contra el presidente interino de Honduras gritando “Fuera militares, fuera 'Goriletti'”.

Al salir de su encuentro con el presidente costarricense, Zelaya agradeció su mediación e insistió en la necesidad de que sea restablecido el orden constitucional y su gobierno. “Creemos que hemos sido congruentes con la posición de Honduras que es la restitución del Estado de derecho, la restitución de la democracia y la restitución como lo ha pedido la organización de Naciones Unidas y la OEA, del ejercicio del presidente electo por el pueblo hondureño”.

Antes del encuentro, el gobierno interino -que tiene respaldo de los mayores partidos políticos, la Corte Suprema y empresarios de Honduras- no había alimentado muchas esperanzas de encontrar una salida al enfatizar que el retorno de Zelaya no es negociable, pese a los reclamos de distintos países del mundo y a la presión de organismos internacionales.

“Trabajaremos incansablemente para alcanzar una solución exitosa a la presente situación. Tenemos plena confianza que la solución la hallaremos en el marco de Constitución, la cual garantiza la libertad de todos los hondureños”, dijo Micheletti al llegar al aeropuerto de la capital costarricense. “En mi próxima visita a Costa Rica el pueblo bello de este hermano país me recibirá como hoy lo hace mi pueblo, como el presidente constitucional de la República de Honduras”, acotó.

OEA plantea soluciones

Desde Washington, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, dijo que para resolver la crisis se podrían adelantar las elecciones, crear un gobierno de unidad nacional, decidir una amnistía o enjuiciar a personas


determinadas, entre otras opciones. “La piedra de tope es que el gobierno de facto acepte el retorno del gobierno constitucional. Todo lo demás es conversable”, explicó.

A pesar de las posiciones intransigentes, la presión internacional y la amenaza de duras sanciones económicas contra Honduras, podrían llevar a las partes a ceder. Estados Unidos anunció el miércoles la suspensión de la ayuda militar por 16,5 millones de dólares y de asistencia al desarrollo a la empobrecida Honduras y advirtió sobre el riesgo de otros fondos por 180 millones de dólares.

El gobierno interino hondureño, a través de su ministra de Finanzas, Gabriela Núñez, dejó en claro que esa decisión de Estados Unidos es “contraproducente” para el diálogo. Los hondureños, divididos entre dos presidentes que claman su legitimidad, protagonizan desde el día del golpe masivas manifestaciones a favor y en contra de Zelaya, un empresario maderero que a mitad de su mandato adoptó un discurso de corte socialista cercano al del presidente venezolano, Hugo Chávez.

Cientos de partidarios del depuesto Zelaya cortaron el jueves el acceso sur a la capital hondureña armando barricadas con piedras y neumáticos incendiados, lo que generó una enorme congestión de vehículos y camiones que llegan desde el campo para exigir el retorno del mandatario.   De acuerdo con un sondeo de Cid Gallup difundido el jueves por la prensa de Honduras, un 41 por ciento de los hondureños justificó el golpe de Estado contra Zelaya, un 28 por ciento se declaró en contra de su salida forzada y el 31 por ciento no quiso pronunciarse sobre el tema.

La embajada de La Habana en Tegucigalpa anunció en un comunicado que estaba retirando de Honduras a 143 trabajadores que hacían labores de asistencia, luego de que el gobierno interino acusó a colaboradores cubanos de organizar protestas en su contra. Cuba anunció que, sin embargo, mantendrá a su personal médico en el país centroamericano.

Por Información de Reuters

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