Publicidad

14 enseñanzas de la filosofía de Johan Cruyff

Tras la muerte de uno de los futbolistas más importantes de la historia, también es oportuno recordarlo por lo que dejó de su ejemplar ida deportiva por escrito.

Nelson Fredy Padilla
29 de marzo de 2016 - 02:26 a. m.

1. Versatilidad: Además de su muerte, lamento que Johan Cruyff se haya ido sin escribir un verdadero libro de memorias. En 2014 publicó “Fútbol, mi filosofía” (Ediciones B) y lo terminé de leer con una sensación entre dulce y amarga. Esperaba encontrarme con el testimonio del subcampeón mundial en Alemania 74: secretos de camerino, anécdotas en la cancha, vivencias del líder de la ‘Naranja Mecánica’ y del llamado “fútbol total” encarnado en aquel flaco número 14 que podía jugar como defensor o medio y transformarse en centro delantero sin parecer sobreactuado; por el contrario, siempre bajo control, marcando pausas para que la maquinaria del equipo estuviera al servicio del talento individual y viceversa.
 
2. Amar el balón: No me encontré con la fogosidad del exjugador y ex técnico que cuando hablaba removía conciencias, sino con un texto eficaz, frío y desabrido en el que uno de los más grandes jugadores de la historia, junto a Maradona, Pelé, Beckenbauer y Garrincha (dejemos a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo para otro debate), hace un inventario de consejos que en pocas de las 167 páginas salen de obviedades como “debes saber parar el balón, basar el juego sobre una técnica sobria, saber pasar, chutar, cabecear, tener cualidades defensivas y ofensivas”.
 
3. Disciplina hasta en los pequeños detalles: Quienes jugamos fútbol aficionado entendemos eso, pero aún queremos aprender de sabios del deporte como él la mejor forma para hacerlo, así nuestras cualidades sean escasas. ¿Cómo lo hacía en la cancha? ¿Cómo lo ponía en práctica en su club y en la selección? ¿En qué influían los adversarios? Nada de eso cuenta, ni en Ajax, Feyenoord o Barça. Llegué a la depresión cuando empieza a dar consejos como que después del juego no debía olvidar secarme bien los pies, especialmente entre los dedos, para evitar los hongos.
 
4. Entender la historia del deporte: Tuve que releer para encontrar entre líneas lo que aspiraba, aquellos conceptos que desnudan al fútbol holandés y nos permiten entender por qué en Sudáfrica 2010 recobró esencia y personalidad hasta llegar a la final con España y por qué se mantuvo vigente en Brasil 2014, a pesar de una renovación gradual. 
 
5. No perder la esencia: que una selección no debe abandonar los principios callejeros, los que marcan el afecto hacia el deporte desde la niñez, en el barrio: “Un juego maravilloso y simple que debe generar, sobre todo, mucho placer”. Si los profesionales dejan de disfrutar, de sentir amor por la camiseta que lucen, el juego no será productivo y caerán en la mediocridad.
 
6. Vivir para y por el fútbol: Por eso la fundación que lleva su nombre se dedica a promover entre los niños el fútbol “como forma de vida”, en campeonatos de seis contra seis (Cruyff Courts) antes de entrenarlos de a once y empezar a pensarlo competitivamente como una forma de subsistencia, de orgullo nacional. Robin van Persie no habría sido digno de la naranja mecánica en el siglo XXI si durante la maduración técnica y táctica hubiera dejado los regates que aprendió en las calles de su natal Róterdam.
 
7. Intentar ser el mejor: Cruyff cita al ex delantero del Ajax y amigo John van ‘t Schip como modelo de esa suma de aptitudes que se condensan en Maradona y Messi. El libro puede ser más útil para holandeses o especialistas porque, eso sí, evoca posición por posición a los grandes jugadores de ese país (casi todos de Feyenoord y Ajax), incluidos el mejor cabeceador, el definidor, el que mejor la bajaba con el pecho, el que se desmarcaba más rápido. Por ejemplo, analiza diferencias y coincidencias generacionales entre Bergkamp y Neeskens.
 
8. Potenciar fortalezas: Interesante lo de “aprender cuál es la pierna buena y la pierna mala” de cada rival, así sean ambidestros como Overmars, para saber por dónde atacarlo, como cuando en tenis se detecta que el punto fuerte es el drive y el débil el revés. De eso depende, dice, cómo usar zurdos y diestros en un equipo. Luego adiciona conceptos como “pensamiento”, “visión de juego. El que más debe correr es el balón”. 
 
9. Volver a las raíces: Le fastidia que el fútbol de hoy se insista reemplazar a los punteros con marcadores de punta que van y vienen, como hizo en su momento Colombia con Zúñiga y Armero. “Hay que encontrar y formar nuevos Stanley Mattews, Jairzinho, Garrincha”. Y centrodelanteros como “Pelé, Van Basten y Romario que encienden la imaginación de los amantes de este deporte”.
10. Salir a ganar siempre: Su defensa del fútbol de ataque como objetivo central incluye la frase más polémica del libro: “Pelé (arriba) y Maradona (desde el medio) se complementarían perfectamente, porque el enorme sentido de la responsabilidad del brasileño contrarrestaría el individualismo del argentino”. 
 
11. Respetar un modelo: ¿Responde la actual Holanda a lo que reclamaba Cruyff? No mucho por lo que se vio el pasado viernes santo, cuando fue derrotada 3-2 por Francia en un amistoso previo a la Eurocopa. En el minuto 14 se detuvo el juego para recordarlo en presencia de los grandes jugadores de ese país de los últimos 30 años. El cuerpo técnico, en cabeza de Danny Blind, Ruud Van Nistelrooy y Marco Van Basten, sumó a la cara de tristeza la preocupación por el nivel de un equipo por ahora lejano del que deseaba Cruyff y los 50 mil espectadores que le dieron el adiós al gran Johan en el estadio del Ajax.
 
12. Táctica y estrategia: Con base en la “filosofía” Cruyff, su selección nacional debe ser fruto de la escuela de “juego posicional” establecida en los 60, internacionalizada desde los 70 y consolidada en los 90. 
 
13. Trabajar día tras día: Para él es trascendental que a esa tradición, a las cualidades de cada jugador y del trabajo en equipo, se sume “la aprehensión de rutinas” y apunta como ejemplo de esa disciplina al Manchester United de Álex Ferguson y en particular al delantero Paul Scholes.
 
14. Ser humano, más que el futbolista: Al leer este libro de Cruyff, se entiende por qué Holanda es y seguirá siendo una de las selecciones mundialistas que más respeto se han ganado. Pero, insisto, el Cruyff humano y humanista es una historia por contar desde los Países Bajos. Recordemos que, aparte de jugar el fútbol ideal, el llamado “tulipán de oro” se negó a jugar en Argentina-78 por el clima de violación sistemática de los derechos humanos. Los compañeros que fueron, al recibir los trofeos para el subcampeón, no saludaron a los generales que dirigían allí la dictadura.
 
*Texto basado en un capítulo del libro “Vivir un mundial. Crónicas de Brasil 2014” (eLibros Editorial).
 

Por Nelson Fredy Padilla

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar