Álvaro Vidal tenía el as bajo la manga

Álvaro Vidal, el entrenador de Óscar Muñoz, feliz con el bronce.

Todos, menos él, quedamos callados. En el último segundo del combate entre Óscar Muñoz y el tailandés Pen-El Karaket, el colombiano aparentemente recibió una patada en el rostro que puso el resultado 7-6 a favor del asiático. Pero Álvaro Vidal, el entrenador de Muñoz, reaccionó. Se levantó y, al mejor estilo del exárbitro Óscar Julián Ruiz, mostró la tarjeta roja, que en esa disciplina significa pedir la revisión en video. “Pataleo de ahogado”, alcanzaron a murmurar algunos directivos desde la tribuna, sorprendidos aún por la derrota.

Pero mientras esperaban la decisión, Muñoz y Vidal se abrazaban y levantaban los brazos en señal de victoria, con seguridad. Los demás, que no conocen la reglamentación, pensaron que, en un coliseo lleno de tailandeses celebrando, los jueces podrían dejarse influenciar.

El pronunciamiento les dio la razón a los colombianos, que juntos se ganaron la decimasexta medalla en la historia olímpica de nuestro país. Como pocas veces, el técnico se metió a la cancha y definió el combate. Ayer, todavía exhausto tras tantas emociones, habló con El Espectador.

¿Cuándo comenzó este proceso?
El sueño olímpico nuestro nació en los Olímpicos Juveniles de Singapur, en 2010. El objetivo entonces fue clasificarnos para Londres. A nivel nacional no había expectativas por nuestra actuación, pero sí en Valledupar.

¿Realmente venían pensando en subirse al podio?
Sí, sabíamos perfectamente que había con qué, que se podía pelear. Ya en la competencia las circunstancias cambian rápidamente y uno tiene que acomodarse. Queríamos el oro, pero no alcanzó. Igual nos vamos felices con el bronce.

Perdieron ante el campeón mundial y olímpico, el español Joel González.
Claro, no fue tampoco contra cualquiera, ese muchacho es bueno. Perdimos con el mejor, pero estamos cerca.

¿Les sirvió el hecho de no haber sido favoritos?
Eso nos ayudó mucho, nos quitó presión. Nadie creía y uno por momentos se siente triste por eso, pero fue más bonito así.

La estrategia funcionó, fue clave guardar la tarjeta hasta el final.
Un medallista debe estar acompañado de un buen entrenador y yo siempre he tratado de serlo. Estudio la parte científica, la reglamentación, la estrategia, el arbitraje, la metodología de entrenamiento, todo, para evitar sorpresas, así que sabía que era un recurso que había que utilizar.

¿Lo hizo por desespero o por convicción?
Estaba seguro de que el golpe no había sido contra la cabeza, por eso cuando entregué la tarjeta seguí celebrando, mucho más al ver que Óscar me lo confirmó. Sabía que iban a echar para atrás la decisión, el video no miente.

Pero el coliseo estaba lleno de tailandeses, ¿no pensó que los jueces se podían dejar influenciar?
No, la repetición la ve todo mundo, no deja dudas, los jueces no pueden tapar el sol con un dedo. Hubiera sido injusto.

Así tuvieran razón, si hubieran utilizado la tarjeta antes, ¿se habría perdido el combate?
Sí, eso dice el reglamento. Sólo se puede apelar una vez.

¿Empezó el proyecto Brasil 2016?
Vamos a seguir trabajando para eso. Si tenemos mayor apoyo podemos lograr el oro. No vamos a descansar hasta lograrlo.

Óscar tiene apenas 19 años, pero es disciplinado, muy profesional.
Es cierto, no toma, no fuma, no trasnocha. Es un pelado que tiene claro lo que quiere y se ha concentrado para eso. Sabe que para triunfar se necesita sacrificio, trabajo y constancia. Es una persona de buen comportamiento y humilde.

¿En qué debe mejorar?
Necesita mayor fogueo, más experiencia en competencias de este nivel, para manejar mejor la ansiedad. Tiene unas condiciones espectaculares y poco a poco las va a ir demostrando.

¿Cómo hace para compaginar el estudio y el entrenamiento?
El apoyo del rector y los profesores del colegio Francisco Molina Sánchez de Valledupar ha sido fundamental.