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La Fórmula Uno, a subasta

El sopapo que Mercedes les está dando al resto de escuderías de la Fórmula 1 avala la tesis de ese aficionado que argumenta que la crisis de identidad que vive el campeonato está detrás de su caída de popularidad.

Oriol Puigdemont. EL PAÍS
09 de octubre de 2015 - 03:41 a. m.
Bernie Ecclestone, el actual patrón de la máxima categoría del automovilismo. / AFP
Bernie Ecclestone, el actual patrón de la máxima categoría del automovilismo. / AFP

“Siempre gana el mismo”, es la frase más habitual de este hincha desencantado, independientemente de si vivimos en la era de Red Bull o la de la marca alemana. Pero al menos, en la pista puede haber alternancia, esos ciclos que tan de moda están, porque en los despachos no existe esa posibilidad: allí siempre se lleva la gloria (y la pasta) CVC Capital Partners, el grupo de capital riesgo que posee la mayor parte del accionariado del certamen, un 35 %, y que según varios estudios económicos le ha reportado unos beneficios que rondan los 4.000 millones de euros desde 2005, cuando pagó unos 2.000 millones por hacerse con el control del Gran Circo.

El negocio parece redondo para la empresa, que sin embargo ya negocia la venta de su parte, por más que sorprenda que alguien en su sano juicio esté pensando en deshacerse de un negocio con un rendimiento tan alto. Sin embargo, hay que tener en cuenta cuál es la naturaleza de CVC, un fondo que se dedica a realizar inversiones pero solo durante un periodo de tiempo concreto, y también es importante destacar que estamos ante un montaje que se sustenta sobre los derechos de televisión, un pilar cuyo valor es muy cambiante, sensible e inestable. Hay que atender, por lo demás, a la caída de popularidad que ha sufrido la F-1 de un tiempo a esta parte, a las penurias que atraviesan algunos de los equipos para mantenerse a flote y a la amenaza que ensombrece últimamente el Mundial: la eventual salida de Red Bull (y Toro Rosso) en caso de que la estructura del búfalo rojo no encuentre un suministrador que le ofrezca un motor que le ofrezca alguna opción de, al menos, intentar pelear por ganar.

Ante este panorama, uno podría pensar que pocas compañías se lanzarían a pujar por la F-1, pero según las últimas declaraciones de Bernie Ecclestone, se equivocaría. “Hay mucho interés de tres (posibles compradores). Me sorprendería mucho que alguno de ellos no culminara la adquisición pronto, este año”, convino el actual patrón y principal gestor del tinglado. Según parece, uno de estos potenciales compradores, seguramente el más interesado, es el fondo catarí RSE Ventures, liderado por Stephen Ross, el propietario de los Miami Dolphins, de la liga de fútbol americano (NFL).

Por Oriol Puigdemont. EL PAÍS

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