Veinte años sin 'O Magiquinho'

EL 1 de mayo de 1994 murió Ayrton Senna, uno de los mejores pilotos de la historia.

Redacción Deportiva
01 de mayo de 2014 - 03:17 a. m.
Ayrton Senna, una leyenda del deporte.
Ayrton Senna, una leyenda del deporte.

Ayrton Senna Da Silva ha sido, probablemente, el piloto más talentoso de la historia. Extremadamente competitivo, el brasileño revolucionó la Fórmula Uno en la década de los 80 y con un estilo agresivo, irreverente y simpático se convirtió en la gran estrella de los deportes a motor.

Sin embargo, en su mayor momento de gloria, encontró la muerte a 200 kilómetros por hora. En la sexta vuelta del Gran Premio de Fórmula Uno de San Marino, el 1 de mayo de 1994, cuando lideraba la carrera seguido por el entonces novato Michael Schumacher, perdió el control de su monoplaza Williams-Renault en la curva Tamburello y se estrelló contra el muro de protección.

Sid Watkins, el médico de la carrera, llegó a auxiliarlo un par de minutos después, señaló: “Apenas lo vi, supe que había sufrido daños neurológicos fatales. No se movía. Luego suspiró y se relajó. No soy religioso, pero creo que en ese momento su alma dejó su cuerpo”.

Y en ese mismo momento la superestrella se convirtió en mito. El Senna tricampeón mundial, carismático y ya multimillonario le dio paso al mito. Tres días más tarde, dos millones de personas lo despidieron en un monumental desfile por las calles de su natal Sao Paulo.

Hoy, 20 años después, el mundo del deporte sigue extrañando a una de sus figuras más legendarias, a la que solamente se puede comparar con nombres como los de Pelé, Michael Jordan, Eddy Merckx, Mohamed Alí, Michael Phelps, Michael Schumacher y los todavía activos Usaín Bolt y Roger Federer.

La idolatría hacia Senna obedece no sólo a sus éxitos en las pistas sino también a su mentalidad ganadora. Nacido en 1960, O Magiquinho, como le decían, nunca escondió su ambición: “El segundo es el primero de los perdedores, esa historia de que lo importante es competir no pasa de demagogia”, afirmaba.

Siempre lo daba todo sobre el asfalto, ya que, según él mismo, “si en una carrera lo tienes todo bajo control, es por que no vas al límite”.

Su vida estuvo marcada por sus sonrisas, bromas y comportamiento amigable con periodistas y aficionados que en todos los rincones del mundo se congregaban cada domingo frente al televisor para vibrar con sus carreras y sus triunfos.

Sus amigos más cercanos decían que había dos Senna. El piloto obsesionado con la victoria que durante nueve meses se dedicada ciento por ciento a la temporada de Fórmula Uno y el hombre sentimental y sencillo, amante de la naturaleza, que amasó una fortuna en pocos años y creó un imperio económico a su alrededor.

Porque en apenas 11 temporadas en la máxima categoría del automovilismo, Senna se convirtió en una de las marcas más representativas y vendedoras del mundo. Amante de la velocidad, no soportaba el tráfico de Sao Paulo, su centro de operaciones, por lo que se desplazaba en helicóptero dentro de la ciudad y en su jet privado hacia otros lugares del mundo.

Centro de atención desde muy joven, Ayrton supo lidiar con la fama y la riqueza. Invirtió bien su dinero y, aunque se vio envuelto en uno que otro lío amoroso, llevó una vida familiar estable. “A veces las cosas son más sencillas adentro de la pista, a 300 kilómetros por hora, que afuera de ella”, repetía constantemente.

A pesar de ha haber logrado tres títulos (1988, 90 y 91), dos subtítulos (1989 y 1993), con 41 victorias, 65 poles y 80 podios en 161 Grandes Premios, Senna nunca se conformó. “Siempre quieres más. Cuando crees que has llegado al límite, te das cuenta de que puedes superarlo. Estamos hechos de emociones”, decía. “El instinto, la determinación, la disciplina y el talento te pueden hacer volar muy alto, más alto de lo que sueñas”.

Senna comenzó a correr karts en el circuito de Interlagos y dominó a su antojo todas las categorías por las que pasó antes de llegar a la Gran Carpa. Llegó a la escudería Toleman y luego pasó a Lotus antes de llegar a McLaren, en donde tuvo como compañero y gran rival al francés Alain Prost, con quien se recuerdan duelos legendarios y momentos de mucha tensión, con insultos y agresiones incluidas.

El vigésimo aniversario de la muerte de Ayrton Senna ha multiplicado los actos de recuerdo, tanto en su país como en Europa. Hoy se desvelará un busto suyo en el circuito de Ímola, donde los neumáticos de los Fórmula Uno dejaron de rodar hace años.

El acto dará inicio a cuatro días de conmemoración en el antiguo circuito italiano, que terminarán el próximo domingo con una carrera ciclística. En Sao Paulo será inaugurada también una exposición sobre su vida, que irá recorriendo, durante los próximos meses, varios centros comerciales de la ciudad.

La aerolínea brasileña Azul, por su parte, homenajeó al piloto con la presentación de un avión "personalizado" que hace alusión a los símbolos que lo identificaron, su casco con los colores amarillo y verde de la bandera de Brasil.

Y seguramente todos los aficionados que lo vieron correr, recordarán sus espectaculares sobrepasos o su versatilidad bajo la lluvia. Ya pasaron 20 años sin Senna, pero su legado sigue vivo.

Por Redacción Deportiva

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