Erik Spoelstra lleva el baloncesto en las venas. Su abuelo fue periodista deportivo y su papá trabajó durante muchos años como dirigente de los Trail Blazers de Portland, los Nuggets de Denver, los Braves de Buffalo y los Nets de Nueva Jersey. Creció con una bola naranja entre las manos y la ilusión de llegar a ser jugador profesional.
Lo intentó. Como armador fue figura en la Jesuit High School y luego en el equipo de la Universidad de Portland, antes de irse a jugar a Alemania, en donde estuvo dos años con el Hertener Lowen.
Tenía talento, pero no el suficiente como para llegar a la NBA. Pero sabía perfectamente cómo se manejaban los equipos y que había muchas funciones que podía cumplir. Por eso, en 1995 se vinculó a los Heat de Miami como coordinador de video. Su función, básicamente, era conseguir imágenes de los jugadores juveniles o en formación que le interesaban al equipo.
Después se encargó del reclutamiento de jugadores y en 2001, después de haberse capacitado, pasó a ser asistente del legendario técnico Pat Riley. A su lado fue campeón de la NBA en 2006, con Dwyane Wade y Shaquille O’Neal como capitanes.
Hasta que dos años más tarde le llegó la oportunidad de asumir como entrenador del primer equipo. Tras la peor campaña de su historia, Riley aceptó cederle el mando y asumir como presidente del club. “Este juego necesita técnicos jóvenes, que tengan conocimientos tecnológicos, que sean innovadores y tengan ideas revolucionarias. Eso es lo que tendremos con Erik Spoelstra”, sentenció.
Ese respaldo resultó definitivo para la carrera del Filipino, como lo llaman por el origen de su madre. Con 37 años cumplidos, Spoelstra se convirtió en el técnico más joven en la historia de la NBA.
En sus dos primeras temporadas no tuvo buena suerte, pues aunque clasificó a los playoffs, quedó eliminado en la ronda inicial. Hasta que en 2010 consiguió que el equipo contratara a LeBron James, el mejor jugador de la liga. Además de muchos millones de dólares, le prometió la conquista de un título.
Y casi lo consiguen el año pasado. Sin embargo, en la gran final cayeron 4-2 ante los Mavericks de Dallas. Ni James ni Spoelstra cumplieron con las expectativas y fueron blanco de todas las críticas. Pero aprendieron la lección. Para esta temporada decidieron cambiar su ofensiva, darles más opciones a los jugadores de la banca y dejar de depender de las genialidades de sus figuras.
Los Heat dejaron de buscar triples salvadores y comenzaron a rotar la bola hasta encontrar tiros certeros. Rotaron su plantilla y jugaron un mejor baloncesto.
Así superaron las primeras rondas de los playoffs y llegaron a la gran final ante los Thunder de Oklahoma, a quienes vencieron en cinco juegos.
“Sabíamos que trabajábamos en la dirección correcta, que iniciábamos un proyecto con el objetivo de conseguir el título, y lo logramos”, destacó el Coach Spo, como le gusta que le digan sus jugadores, convencido de que este equipo marcará una nueva era en la liga más importante del mundo. “Aquí hay espíritu, hay ilusión y hay talento”, agregó.
Sin embargo, Spoelstra conoce tan bien este juego que sabe que la victoria dura hasta que comienza el siguiente partido. Por eso, desde ya se está preparando para la nueva temporada, en la que sólo sirve ganar.