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¡El valioso visado a la postemporada!

Los Medias Rojas de Boston y los Rancheros de Texas, en la Liga Americana, y los Cascabeles de Arizona y los Rockies de Colorado, en la Liga Nacional, las decepciones hasta el momento.

Antonio Andraus Burgos
15 de julio de 2014 - 06:24 p. m.
Jackie Bradley Jr. de Red Sox, de Boston y Stephen Drew. /AFP
Jackie Bradley Jr. de Red Sox, de Boston y Stephen Drew. /AFP
Foto: AFP - Bob Levey

Superando la barrera de los 90 juegos todos los equipos de las Grandes Ligas, el primer gran balance se puede hacer, pensando en la postemporada, cuando llega el Juego de Estrellas, el evento que congrega a las luminarias de este deporte a mitad de julio de cada año, sobre las posibilidades de los clubes que en la actualidad ocupan los puestos de privilegio y de las tarjetas de invitaciones para las finales de cada liga.

El camino por recorrer, de aquí al 30 de septiembre venidero, es largo y tortuoso, por decir lo menos, porque en esta etapa, que se conoce como la recta final, es donde la capacidad de juego combinada con la profundidad física y el talento deportivo, salen a relucir para que los clubes puedan cambiar de posición y capturar un cupo para ir a la lucha por el banderín de la respectiva liga.

Como se sabe, ahora son cinco los equipos que adquieren el pasaporte para intentar disputar la corona del circuito, en confrontaciones que mantiene en vilo a los seguidores de cada equipo, haciendo del espectáculo, algo digno de ver para los amantes del Rey de los Deportes. Los tres primeros cupos, son para los ganadores de las divisiones, y los dos adicionales, a las tarjetas de invitación del mejores segundo y tercer club de todo el circuito.

Y hablando de esas posibilidades, hay que citar a cuatro equipos que acapararon buenos comentarios antes de iniciarse la temporada en abril pasado, para estar sumidos hoy en posiciones por demás incómodas, y que en muchos casos, reflejan un profundo malestar entre sus aficionados, y a nuestro modo de entender las cosas, con suficientes razones.

En la Liga Nacional

Cuando llegan las derrotas, pocas son las opciones para ofrecer explicaciones que puedan persuadir a quienes pensaron que sus equipos estaban bien integrados para dar la lucha en sus respectivas divisiones, sin mayores pretensiones que hacer una campaña digna.

Eso ocurre, por lo menos, en dos de las 15 novenas de la Liga Nacional, cuyas actuaciones, hasta el momento, dejan mucho que desear ante el respetable que los siguen.

Nos estamos refiriendo a los Rockies de Colorado y a los Cascabeles de Arizona, ambos sembrados en la división Oeste del Viejo Circuito, pero en quienes había una buena dosis de confianza para esperar mejores resultados y más competitivas presentaciones.

Nadie tiene cómo explicar, cuando se ha superado la barrera del calendario de juegos por encima de los 90 encuentros, cómo es posible que los Rockies y los Cascabeles, estén en las posiciones que ocupan actualmente, con más derrotas que triunfos, teniendo en cuenta las nóminas que conforman las plantillas de jugadores.

Sus seguidores jamás esperaron que cargaran con los honores de ganar la división, eso es cierto, pero los críticos le dieron buen puntaje para ser abiertamente rivales de consideración en la Liga Nacional, todo basado en la calidad de ambas novenas.

Los Rockies apenas suman 40 victorias contra 54 derrotas, y los Cascabeles tienen marca de 40 victorias y 56 derrotas, los peores registros del circuito, algo que ha llamado poderosamente la atención.

Walt Weiss, el estratega de los Rockies, y Kirk Gibson, el orientador de los Cascabeles, no saben qué hacer con sus equipos, cuando ya se entra a la recta final y sus novenas no reaccionan. Y por lo visto, no lo harán.

En la Liga Americana

Pero si son inexplicables las actuaciones de los Rockies y de los Cascabeles, qué se puede decir de los Medias Rojas de Boston y los Rancheros de Texas, en la Liga Americana, encumbradas representaciones que tenían a su favor boletos a ganador en sus respectivas zonas antes de iniciarse las acciones de la campaña, tanto por sus seguidores como por la crítica deportiva en general.

Lo más doloroso corresponde a la afición de Boston, que lentamente ha venido presenciando el hundimiento de su divisa, en el frío sótano de la división Este de su circuito, con la tercera peor marca de la liga y la sexta de las mayores, luego de ganar la Serie Mundial el año pasado frente a los Cardenales de San Luis.

Los Medias Rojas estrepitosamente se vinieron al suelo, con su nómina casi intacta, con sus principales figuras en el terreno de juego, con lesiones normales dentro de la temporada, pero nada grande que pueda haberles afectado tanto, hasta llegar a ocupar la última posición de su zona.

Y peor es lo que ha pasado con los Rancheros de Texas, animador como lo ha sido en las ultimas contiendas de las Grandes Ligas, con una plantilla indiscutiblemente buena por donde se le mire, pero que no ha podido levantar cabeza en esta campaña.

Ron Washington y sus Rancheros, registran apenas 38 victorias contra 57 derrotas, para ser el equipo con el mayor número de reveses en las Grandes Ligas en este 2014, ocupando obviamente, la última casilla de la división Oeste, cuando se le daba crédito suficiente para volver a estar, por lo menos, en la disputa por el título de su división. ¡Quién lo creyera!

John Farrell y sus Medias Rojas, actuales campeones de la Serie Mundial, han sucumbido de manera lánguida y sin atenuantes, hasta llegar a ocupar la última posición de la división Este, y ofrecer una tarjeta con 43 triunfos y 52 derrotas. En el equipo de Boston hay mucha duda, mucha incertidumbre, demasiadas preguntas que, por el momento, no tienen respuestas.

¿Habrá reacción decidida para mejorar las cargas de estas cuatro novenas en lo que hace falta para que concluya la temporada regular de las Grandes Ligas?

Quienes conocen el juego dicen que es casi imposible que los Medias Rojas, por su lado, y los Rancheros, por el otro, entren a considerarse contrincantes de primera línea para el título de la Liga Americana. Lo mismo dicen de los Rockies y de los Cascabeles, en la Liga Nacional. Esos análisis se hacen al pensar seriamente que en las divisiones en donde ellos compiten, hay novenas que están haciendo lo suyo, camino a encontrar el boleto que los lleve a la postemporada.

Con visado a medias

Al detenerse las acciones con motivo del Juego de Estrellas de este 15 de julio en el Target Field de Minnesota, los 10 clubes que deben ir a la postemporada, cinco por la Liga Americana y cinco por la Liga Nacional, tienen por el momento, un visado preaprobado, esperando que sus actuaciones venideras confirmen lo que han hecho hasta el momento.

Por la Liga Americana tienen cupo, hasta ahora, los Orioles de Baltimore, los Tigres de Detroit y los Atléticos de Oakland, en condición de ganadores de sus respectivas divisiones. Como el mejor segundo equipo clasificado, el mérito lo tiene el equipo de los Angelinos de California; y el mejor tercero es, nada más y nada menos, que los Marineros de Seattle.

Se están quedando por fuera los Azulejos de Toronto, que tienen capacidad y buena nómina para aspirar a más en esta campaña; los Yanquis de Nueva York, cuya mejora dependerá de los refuerzos que adquiera para enfrentar la recta final, especialmente, en el cuerpo de lanzadores, porque de lo contrario, en nada cambiará su panorama competitivo; y los Indios de Cleveland, que si al unísono la nómina que tiene ofrece respuesta adecuada, tanto a la defensiva como a la ofensiva, todavía no están perdidos.

En la Liga Nacional, los méritos conquistados son para los Nacionales de Washington, los Cerveceros de Milwaukee y los Dodgers de los Ángeles, como triunfadores en sus zonas. El mejor segundo equipo de toda la liga es una casilla compartida en este momento por los Bravos de Atlanta y los Gigantes de San Francisco. Así las cosas desaparecería el mejor tercero del circuito, que está en poder, por ahora, de los Cardenales de San Luis, el actual campeón del Viejo Circuito.

Están por fuera del boleto para la postemporada, obviamente, los Cardenales, a los que todavía nosotros no descartamos porque tienen el poder suficiente para recuperar el ligero terreno perdido; los Rojos de Cincinnati, que tienen mucho por ofrecer dentro del terreno de juego, si sus integrantes están con salud para lo que resta de la campaña; y los Piratas de Pittsburgh, cuya capacidad de juego puede volverlos a llevar a una posición de lucha por el título de su liga.

Lo bueno de todo, es que los seguidores de todas las novenas siguen moviendo intensamente los torniquetes de todos los parques de pelota, con cuya presencia, una vez más, se mejorará el promedio de asistencia de espectadores, por sexto año consecutivo, en el béisbol de las Grandes Ligas.

Este balance se hace cuando a todos los equipos les hace falta más de 60 partidos por jugar, cuando la hora de los cambios se avecina, que es el 31 de julio, momentos en que algunas novenas se refuerzan y otras no; cuando la profundidad de las nóminas se pone a prueba y cuando la manera constante del juego por parte de los equipos, da rienda suelta para que los mejores clubes alcancen a capturar un boleto para la fase final de su respectiva liga.

Los Atléticos de Oakland, no hay duda de ello, es el mejor equipo de este trayecto de la temporada, suspendida momentáneamente por el Juego de las Estrellas, con marca de 59 triunfos y 36 derrotas; y el que lleva el peor registro, los Rancheros de Texas, con apenas 38 victorias y 57 derrotas.

 

Por Antonio Andraus Burgos

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