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Frieri, de Sincerín a las Grandes Ligas

Tras ocho años en el béisbol de Estados Unidos, el bolivarense nos cuenta sus experiencias.

Jesús Miguel de la Hoz
23 de junio de 2013 - 07:22 p. m.
El beisbolista colombiano Ernesto Frieri juega con los Angelinos. / AFP
El beisbolista colombiano Ernesto Frieri juega con los Angelinos. / AFP
Foto: AFP - STEPHEN DUNN

Sincerín, un pueblo de Bolívar donde se respira béisbol, dio a Colombia el 19 de julio de 1985 al mejor relevista del país: Ernesto Frieri, un derecho de tez morena y una estatura de 1,87 metros entregado a Dios y confiado 100% en sus grandes habilidades. Él es el baluarte del equipo de Grandes Ligas Los Angelinos de Anaheim y tras ocho años en el béisbol estadounidense, cuatro de ellos en las Mayores, habló con El Espectador sobre su experiencia:

Sincerín, un pueblo de Bolívar donde se respira béisbol, dio a Colombia el 19 de julio de 1985 al mejor relevista del país: Ernesto Frieri, un derecho de tez morena y una estatura de 1,87 metros entregado a Dios y confiado 100% en sus grandes habilidades. Él es el baluarte del equipo de Grandes Ligas Los Angelinos de Anaheim y tras ocho años en el béisbol estadounidense, cuatro de ellos en las Mayores, habló con El Espectador sobre su experiencia:

¿Cómo fue su llegada al béisbol estadounidense? ¿Quién fue el ‘scout’ que lo descubrió?

Llegué a Estados Unidos en 2005. El scout Marcial del Valle, que jugó béisbol con mi papá y que trabaja para los Padres de San Diego, me vio lanzando en mi pueblo, Sincerín, y me hizo una invitación a su academia de béisbol en Cartagena (de los Padres de San Diego). Comencé a entrenar con él y a desarrollar mi talento. En 2003 me firmó en Venezuela, jugué en República Dominicana en 2004 y en 2005 llegué a la liga rookie en Arizona.

Además de los Padres, ¿hubo equipos interesados en usted?

No, anteriormente era difícil. Eran pocos los scouts y las organizaciones que iban al país, puesto que el pelotero colombiano no estaba tan cotizado como ahora. Solamente teníamos dos Grandes Ligas en ese momento (Édgar Rentería y Orlando Cabrera). Ahora somos cuatro y las organizaciones saben que el pelotero nacional tiene competencia, al igual que los venezolanos, los puertorriqueños y los dominicanos.

En siete años en Ligas Menores tuvo 36 victorias, 22 derrotas y una efectividad de 3.12, y en 203 apariciones abrió 54 encuentros, 26 de ellos en 2009 y 21 en 2008. ¿Por qué se dio ese cambio una vez lo llamaron a las Mayores?

Las organizaciones estudian en Ligas Menores qué tipo de lanzador puede llegar, dependiendo de las condiciones que demuestre. Yo creo que cuando llegué a Grandes Ligas, San Diego sabía que me iban a utilizar como relevista. En las Menores me convirtieron de relevo a abridor, porque de lo contrario no tenía la oportunidad de lanzar otros turnos. Entonces ellos querían que yo, obligatoriamente, utilizara todo mi repertorio (lanzamientos rompientes, cambio y curva), y ¿cómo podía llegar a hacerlo? Lanzando más entradas. Así que decidieron convertirme en abridor. Sin embargo, a mí me encanta ser relevista, me gustan la adrenalina, la competencia.

En los Padres tuvo la oportunidad de compartir ‘club house’ con dos buenos cerradores, Heath Bell y Houston Street. ¿Qué aprendió de ellos?

Heath Bell es tremenda persona, siempre está pendiente de ayudar a los peloteros jóvenes y de unir al grupo. De él aprendí la decisión que tiene al lanzar, no tiene dudas del trabajo que hace; aprendí que hay que vivir el béisbol con mucha alegría y que cada salida a lanzar hay que disfrutarla. Además tuve la oportunidad de jugar con Trevor Hoffman, que fue uno de los mejores cerradores de las Grandes Ligas. Ellos me ayudaron muchísimo.

¿Cuánto cambió y evolucionó desde el Ernesto Frieri que comenzó a lanzar en Grandes Ligas?

Para mantenerse en el béisbol de Grandes Ligas hay que ser consistente, eso es lo que exige jugar a este nivel. Toda la experiencia que he ganado en estos últimos años y todas las cosas que he aprendido cada día hay que ponerlas en práctica, y eso es lo que he hecho. He mejorado mis debilidades y desarrollado mis virtudes. Eso me ha ayudado mucho. Anteriormente daba muchas bases por bolas; ahora lanzo más strikes, lanzo para que los jugadores le peguen a la pelota y, gracias a esto, soy más exitoso.

¿Qué balance hace de esta primera mitad de temporada, que ha sido buena a nivel de números?

En lo personal, es una temporada que está avanzando bien. De pronto las cosas con el equipo no están saliendo como se esperaba; así es el béisbol. Acá hay que trabajar duro para mejorar, hay que hacer cambios consistentemente, y esperamos que el panorama mejore de ahora en adelante. En los últimos juegos hemos hecho cosas que no hicimos al comienzo, y el equipo ha podido ganar varios partidos. Esperamos mantenernos así para poder clasificar a postemporada.

¿Siente que el equipo le ha dado su lugar, que se ha ganado el respeto del mánager y de sus compañeros?

Sí, el mánager Mike Scioscia me ha brindado la oportunidad desde que llegué a los Angelinos. Tiene una gran confianza en mí y eso me anima, me obliga a salir a hacer mi trabajo con muchas más ganas. Siento que cada vez que salgo a lanzar los peloteros del equipo se emocionan, y eso me alegra: que todo el grupo sienta confianza en mí, puesto que se han dado cuenta de que el trabajo que he venido haciendo ha sido vital para el desempeño del equipo.

¿Cuánto incidió que le dieran la labor de cerrador desde el comienzo?

Cuando comenzó el entrenamiento de primavera llegué con la mentalidad de que podía seguir siendo el cerrador que vieron el año pasado, aunque habían firmado a un gran beisbolista para esa posición, que es Ryan Madson. Lastimosamente él no se pudo recuperar de su lesión, por eso vine preparado para tomar esta oportunidad con el equipo.

Este año ha conseguido 17 salvamentos y es uno de los relevistas más importantes del equipo. ¿Cómo ve el futuro cercano cuando vuelva Madson?

La verdad, estoy tranquilo, vivo agarrado de las manos de Dios, cada movimiento que hago es de la mano del Señor y todo se lo dejamos a él. Todas las cosas que Dios tenga para mí, las acepto. Lo único que puedo controlar es cuando tengo la pelota en las manos. Si Ryan Madson vuelve y deciden darle el puesto de cerrador a él, le deseo lo mejor. En el rol que me dejen, yo siempre saldré a dar lo mejor de mí.

En los tres años largos que van en la MLB, ¿cuál es el bateador más difícil que ha enfrentado?

Hay un bateador que cada vez que me enfrento a él se me hace difícil, es el cuarto bate de los Reales de Kansas City, Billy Butler. El año pasado lo encaré en dos ocasiones, sólo lancé dos: la primera vez que lo enfrenté le hice uno y me conectó un doble hacia el jardín central, y la segunda vez a mi primer lanzamiento me conectó un cuadrangular.

¿Cómo ve el futuro de Colombia en el béisbol?

Hace unos cuatro años decía que íbamos a tener en este tiempo mínimo dos lanzadores y varios jugadores en posición, y eso está pasando. Están los hermanos Solano: Dónovan, que está consolidado en los Miami Marlins, y Jonathan, que le están dando la oportunidad en los nacionales. Y creo que los lanzadores (Ernesto Frieri, José Quintana y Julio Teherán) estamos haciendo un trabajo espectacular. El béisbol en Colombia está creciendo y las oportunidades están creciendo también. Están firmando muchos jóvenes, hay “hambre” de parte de los muchachos. Además, la mentalidad de los jóvenes está cambiando; anteriormente sólo querían firmar y llegar a Estados Unidos y nada más. Ahora tienen la ambición de llegar a Grandes Ligas y eso es lo bueno. Yo creo que dentro de unos cuantos años vamos a ser potencia en el béisbol de las Grandes Ligas, igual que Venezuela y República Dominicana, porque el talento lo tenemos y el prototipo también.

Qué piensa sobre Édgar Rentería y Orlando Cabrera, que fueron unos trampolines para los colombianos en Grandes Ligas...

Édgar y Orlando fueron quienes abrieron las puertas. Todo lo que hicieron, su carrera, la disciplina que demostraron en Grandes Ligas, todo eso influyó para que se les abrieran las puertas a los colombianos. Y no fue únicamente por lo que hicieron en el terreno de juego, todo el mundo conoce sus maravillosas carreras; sino también el profesionalismo fuera del terreno. Eso nos ayudó mucho y cambió la idea que tenían los estadounidenses sobre los peloteros colombianos, y creo que Julio (Teherán), (José) Quintana, Dónovan y yo hemos seguido con eso, confirmando que el pelotero colombiano tiene talento, que el pelotero colombiano se puede comportar dentro y fuera del terreno de juego, y por eso les están brindando más oportunidades a los nuestros actualmente.

En la Liga de EE.UU. tiene una leyenda viviente que es Mariano Rivera. ¿Qué piensa de él?

Mariano es uno de mis ídolos, es uno de los grandes lanzadores que han existido en el béisbol y es un orgullo poder jugar en Grandes Ligas y que él todavía esté lanzando. Es un orgullo tenerlo cerca en el bullpen; es un orgullo poder saludarlo, poder preguntarle, poder solicitarle; es un orgullo poder verlo lanzar en vivo y en directo. Es el mejor cerrador que ha existido y además se gana fácil a los aficionados. Allá en Nueva York la gente lo quiere mucho, y cuando lanzó acá, en Anaheim, la gente lo ovacionó y pareciera que estuviera lanzando de local.

Por Jesús Miguel de la Hoz

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