Qué gigantes, ¡los Gigantes de San Francisco!

En menos de una década, la novena de la afamada bahía californiana, llega por tercera vez a la Serie Mundial. Los Cardenales de San Luis palidecieron ante el empuje de los Gigantes.-

Antonio Andraus Burgos
17 de octubre de 2014 - 05:05 p. m.
Travis Ishikawa conectó el cuadrangular que le dio el pase a los Gigantes a la Serie Mundial. //AFP
Travis Ishikawa conectó el cuadrangular que le dio el pase a los Gigantes a la Serie Mundial. //AFP

Para no dejar duda alguna de su capacidad de juego y de las aspiraciones que tiene, la novena de los Gigantes de San Francisco se batió hasta el último out de la última entrada del quinto juego de la serie por el titulo de la Liga Nacional, para derrotar a los Cardenales de San Luis, con par de cuadrangulares que dejaron la sensación que una tercera corona de la Serie Mundial, no está muy lejana.

Los Cardenales palidecieron ante el empuje constante, continuo y oportuno de estos Gigantes, que jamás vieron la derrota, una sola por cierto en la final por el título de la liga, como parte de entregarse frente a sus dignos rivales, si no que antes por el contrario, se envalentonaron para hacer de las suyas con el uso del bate.

Cuando perdían 3 carreras por 2 hasta el octavo episodio del quinto desafío por el titulo del viejo circuito, del banco del juego saltó Michael Morse para despachar soberano tablazo de cuatro esquinas, para igualar la pizarra, cuando los Cardenales ganaban el compromiso. Y al cierre del noveno, el estadounidense de descendencia japonesa, Travis Ishikawa, conectó otro vuelacercas con dos compañeros en circulación, para dejar tendidos y con las manillas puestas, a sus contrincantes y ungir a los Gigantes como los indiscutibles campeones de la Liga Nacional.

El desorden de ese noveno capítulo comenzó con el bate de Pablo Sandoval, el venezolano que pese a no haber disparado un solo cuadrangular en todo lo que va de esta postemporada, siempre estuvo presente en la ofensiva de su equipo. Luego, Hunter Pence entregó el primer out. Brandon Belt se fue caminando a la inicial, para que Ishikawa enviara la esférica que le ofreció el relevista Michael Wacha, a las gradas del bosque derecho, para una celebración de más de 43 mil espectadores, que colmaron el parque de pelota de la afamada bahía californiana, estallara en júbilo para escucharse la emoción y la alegría en todo San Francisco.

Fue otra gran final en esta serie por el título de la Nacional, pero fue igualmente, la forma de demostrar que en el béisbol de las mayores, un segundo lugar del circuito e inclusive, una tercera casilla de la liga, es suficiente para probar la calidad y capacidad de juego de una novena.

Otro comodín

Bud Selig, el comisionado del béisbol de las Grandes Ligas, que en contados días entregará por decisión propia, el cargo que ha ocupado por algo más de 20 años, puede irse hinchado de felicidad por todo lo que ha hecho por el Béisbol Organizado.

Muchas son las cosas buenas que deja Selig para la pelota de la mayores, de cuyas ejecutorias nos ocuparemos en los días venideros, pero que en este momento es digno reconocerle, cuando la figura del equipo invitado para ir a la postemporada, primero con el mejor segundo de cada liga, y hace muy poco, con el mejor tercero de cada circuito, le ha dado a la inmensa afición del béisbol de los Estados Unidos y del mundo, una faceta competitiva que mantiene en expectativa a los seguidores de 10 equipos, cinco de la Nacional y cinco de la Americana, hasta la primera semana de cada octubre.

Pues bien. Así como los Reales se alzaron con el título de la Liga Americana, llegando a la fase de las decisiones como equipo invitado, igualmente los Gigantes de San Francisco aterrizaron a la rueda de los cuatro grandes de la Liga Nacional, con la tarjeta del comodín entre las manos. Y ahora están sentados en el trono del viejo circuito para disputar el Clásico de Octubre.

Demostración indiscutible

Para llegar a esta etapa del béisbol de las Grandes Ligas, los Gigantes, que han sido gigantes de verdad verdad, tuvieron que superar tres enormes barreras, luego de quedarse sin el primer lugar de la división Oeste de su circuito.

Primero, tuvieron que vencer a los Piratas de Pittsburgh, con los que estaban equiparados dentro de la campaña regular, al concluir con 88 victorias y 74 derrotas cada una de las novenas, y tenían que discutir la tarjeta de invitación, derrotándolos de manera inobjetable 8 carreras por 0, gracias a la brillante labor de su as serpentinero zurdo, Madison Bumgarner, quien amarró a la artillería filibustera a apenas 4 indiscutibles, en el único juego de infarto que disputaron.

Luego, en la Serie Divisional, nada más y nada menos que frente a los Nacionales de Washington, favoritos indiscutibles para imponerse en la discusión, luego de una faena sensacional hasta convertirse en el mejor equipo de la Nacional en el 2014, todos los encuentros los ganaron de manera cerrada pero justa, al triunfar 3 carreras por 2 en el primero; vencieron en el segundo, en 18 espectaculares episodios, 2 carreras por 1; caen en el tercero, 4 carreras por 1, y superarlos en el cuarto, 3 carreras por 2, en evidente demostración que llegaron a la final de su liga, para hacer cosas grandes.

Y en una actuación indiscutible de lo que están pensando estos Gigantes de Bruce Bochy, ganadores de las coronas de la Cita de Otoño de 2010 y 2012, quienes pensaban con nostalgia que la ausencia de dos de sus principales figuras de la alineación regular, podrían ser bajas notables frente a los afamados Cardenales, como lo fueron Ángel Pagan, guardabosques central, y Marco Scutaro, el segunda base titular, de la ‘’cueva’’ de los estadios saltaron peloteros que se ganaron la confianza del estratega y que exhibieron sobre el campo de juego, talento, bríos y nervios de acero para apoyar al equipo.

No otra cosa se puede decir del venezolano Gregor Blanco, Joe Panik, Michael Morse, y de los dominicanos Juan Pérez y Joaquín Arias, entre otros, quienes derrocharon energías, buen béisbol, clase beisbolera y sed de triunfo, para convertirlos una vez más, en orgullosos campeones de la liga Nacional.

La gran final

Ante los Cardenales, no hay la menor duda, los Gigantes probaron que en el béisbol todo puede suceder en una serie tan corta, como la final por la corona del circuito, o más corta todavía, en la serie divisional de apenas cinco desafíos.

Los Gigantes se acomodaron para derrotar en el Bush Stadium a los Cardenales en el primer partido de la final por el título del viejo circuito, 3 carreras por 0, blanqueada pintada por Madison Bumgarner, en labor de siete entradas y dos tercios, con el apoyo de Sergio Romo y Santiago Casilla. Y perdieron el segundo compromiso, 5 carreras por 4, en donde quedó una marca establecida de cuatro cuadrangulares para igual número de anotaciones, por parte del San Luis, en los bates de Matt Carpenter, Oscar Taveras, Matt Adams y Kolten Wong.

Pero jugando en casa, los Gigantes se crecieron. En 10 episodios de puro béisbol, volvieron a ganar 5 carreras por 4, en el tercer compromiso; se impusieron en el cuarto, 6 anotaciones por 4, en otro partido lleno de alternativas y mucho béisbol de calidad; y finalmente, en el quinto desafío, el ‘’bambinazo’’ del norteamericano-japonés Travis Ishikawa, con dos compañeros en circulación, le dio cifras concretas a la pizarra para que una vez más San Francisco se quede con el titulo de la Liga Nacional.

Y para finalizar, el reconocimiento a Madison Bumgarner, el astro lanzador de los Gigantes, como el Pelotero Más Valioso de la final de la Liga Nacional, es más que acertada, por la formidable actuación que tuvo en la serie por la corona ante los Cardenales.

Rivales de jerarquía

Se podrá decir lodo lo que se permita por la clase de béisbol que se jugó en esta final por el cetro de la Liga Nacional. Pero lo más importante, en nuestra humilde opinión, es que los Cardenales de la mano de Mike Matheny, dieron lidia y fueron rivales de jerarquía, sin que sus acciones fueran menos importantes que las que ofrecieron los Gigantes.

Hubo peloteros que no rindieron dentro de su capacidad normal de juego, como el dominicano Johnny Peralta, Matt Holliday y Matt Carpenter, para apenas citar a tres; y quizás la ausencia de Yadier Molina, en la receptoría y con su bate, pudieron ser puntos de desequilibrio, mientras que Jon Jay se alzó como el mejor pelotero a la ofensiva y a la defensiva de su equipo, sin duda alguna, bateando 500 puntos y defendiendo como muy pocos, los bosques en donde fue utilizado.

Pero en el béisbol, además de contar con una artillería pesada y buenos abridores en la rotación de lanzadores, el grupo de relevistas tiene que ser de primer orden. Y fue aquí, no nos cabe la menor duda, en donde los Cardenales perdieron todas las oportunidades para ganarle a los Gigantes, que por el contrario, exhibieron conducta de primera línea en los momentos más complicados de los partidos.

Frente a los Reales

Descansados como estarán los dos equipos, la Serie Mundial empezara a disputarse este martes 21 de octubre, en la casa de los campeones de la Liga Americana, los Reales de Kansas City, que vuelven a disputar una Serie Mundial, en donde no aparecían desde 1985, es decir, 29 años han tenido que esperar para intentar conquistar un nuevo cetro de la Cita de Otoño.

En esa ocasión, los Reales vencieron en siete partidos, con 4 victorias y 3 derrotas, a los hoy eliminados Cardenales de San Luis.

En cambio, los Gigantes, como ya hemos citado, por cuarta vez en menos de 15 años, están en el Clásico de Octubre, luego de ganar las coronas del 2010 y 2012, y de perder ante los Medias Rojas de Boston en el 2004, por lo que su experiencia en esta clase de finales, podría ser decisiva en los momentos más complicados de cada uno de los juegos que se lleguen a disputar en esta Serie Mundial 2014.

De eso hablaremos en nuestra próxima nota.

Por Antonio Andraus Burgos

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