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Jordan Gálvez, un adiós prematuro a un bateador implacable

El pelotero falleció el martes, después de que la avioneta que transportaba a una parte de la delegación de béisbol de Antioquia se estrellara en Acandí, Chocó.

Jesús Miguel de la Hoz
18 de noviembre de 2015 - 09:16 p. m.
Jordan Gálvez, béisbolista que falleció en el accidente aéreo en Acandí, Chocó. Foto: Cortesía delegación de Antioquia
Jordan Gálvez, béisbolista que falleció en el accidente aéreo en Acandí, Chocó. Foto: Cortesía delegación de Antioquia

Cada vez que Jordan Gálvez acompañaba a su papá Wilson Gabriel a jugar fútbol en la unidad deportiva Luis Alberto Villegas de Medellín, lo primero que hacía era pararse detrás de la malla del estadio de béisbol. Allí se ponía a soñar despierto, observaba con mirada perdida el montículo y se veía siguiendo las señas del receptor y dominando a la ofensiva rival. En otras ocasiones se imaginaba en la caja de bateo haciendo swing y conectando cuadrangulares.

Apenas tenía 10 años cuando su imaginación lo ubicaba en un campo de béisbol, así que sin muchos miedos se decidió a cumplir ese anhelo. Comenzó a entrenar en las canchas del Inder y con el tiempo, el bate se convirtió en su fortaleza: conectaba la pelota al jardín derecho, al central y al izquierdo como si estuviera pateando un balón de fútbol en cancha abierta. Pero a pesar de la facilidad con la que lo hacía, Gálvez con el tiempo fue puliendo y mejorando esa técnica de coordinar la mirada con el movimiento de los brazos para hacer swing.

Su agilidad parecía innata e incluso llegó a figurar en un torneo llevado a cabo en Rionegro, donde acabó a palo a sus rivales. Allí fue donde Orlando Cobos, cazatalentos de los Piratas de Pittsburgh, le puso el ojo. Al verlo rápidamente cayó en cuenta que ese joven moreno y flaco tenía madera para convertirse en jugador de Grandes Ligas, por lo que se lo llevó a Cartagena, donde rápidamente demostró sus cualidades con el bate en un torneo de desarrollo realizado por José ‘Tito’ Quintero.

Ese campeonato fue un escalón importante en su carrera. Mostró que podía hacer ajustes rápidos al momento de conectar la pelota y esto llevó a que se convirtiera en el mejor bateador del torneo. “Era un jugador fenomenal, fue campeón bate y abrió muchos ojos gracias a esa habilidad”, recuerda Robinson Ortega, quien fue su entrenador en esos encuentros.

Con el auge de los peloteros nacionales en las Ligas Menores de los equipos de Grandes Ligas, los Piratas apostaron por las capacidades de Gálvez y en 2011 le hicieron un bono de cerca de 80 mil dólares para firmarlo. La organización, que recientemente había firmado a Dilson Herrera (quien fue uno de sus prospectos antes de cambiarlo a los Mets de Nueva York en 2014), vio en el antioqueño un jugador con gran potencial como bateador. Así que con apenas 18 años se fue a Venezuela donde jugaría en clase Rookie.

Lamentablemente ese fue su último escalón a nivel profesional. Su paso por el país hermano aunque parecía era el esperado comenzó a truncarse por problemas personales, “le iba bien, demostró su capacidad con el madero, pero le dio nostalgia estar lejos de su familia y al final eso le terminó costando. Aunque la organización le insitió para que se quedara, nada pudo hacerlo cambiar de parecer", afirmó Ortega, quien siguió paso a paso este proceso.

Después de regresar con su familia, se dedicó a estudiar ingeniería en la Universidad de Medellín, pero nunca dejó de lado el béisbol. Continuó entrenando y siguió las visiones que de niño tenía junto al estadio de béisbol: se paró en la llamada lomita de los sustos para seguir las órdenes del receptor y así dominar ofensivas rivales. Tal vez no brilló como lo hizo con un madero en las manos, pero fue importante para su delegación en estos Juegos Nacionales, en los que Antioquia terminó con la medalla de bronce.

Pero por esas cosas que sólo sabe el destino, su camino llegó a su fin en la mañana del martes. Una avioneta tipo Cessna HK4981G que transportaba parte de la delegación se estrelló contra una iglesia en el barrio Miramar del municipio de Acandí, Chocó, y le costó la vida a dos de sus tripulantes. Uno de ellos fue Gálvez, quien siempre será recordado por ser un pelotero trabajador y entregado, "era sencillo, amable, se llevaba bien con todos. Aunque era callado, siempre fue muy atento y con muchas ganas de aprender, sin duda alguna se fue una gran persona", finalizó con voz entrecortada su extrenador. 

Por Jesús Miguel de la Hoz

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