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Buenos Aires en Río

Centenares de argentinos, ilusionados con gritar esta tarde “campeones del mundo”, ocupan las playas de Copacabana en Río de Janeiro. Aunque no puedan ingresar al Maracaná, verán el partido en el Fan Fest.

Luis Guillermo Montenegro / Río de Janeiro, Brasil
13 de julio de 2014 - 02:00 a. m.
Como las familias Colucci, Maltés y Atuesta, son varios los argentinos que en este Mundial han seguido su selección en automóvil. / Luis Guillermo Montenegro
Como las familias Colucci, Maltés y Atuesta, son varios los argentinos que en este Mundial han seguido su selección en automóvil. / Luis Guillermo Montenegro

Por estos días, cuando se camina por las playas de Copacabana, no se oyen ritmos de samba, pitos cariocas ni se ven personas con la camiseta de la selección brasileña jugando fútbol en la arena. Tras 30 días de Mundial todo ha cambiado y ese ambiente de ilusión y motivación por el hexacampeonato ha muerto. El 7-1 frente a Alemania acabó hasta con la alegría típica de la cultura local. Sin embargo, el sabor ahora lo ponen los argentinos. Con sus comunes cánticos futboleros, tango y cumbia, han hecho de esta zona de Río de Janeiro un pequeño Buenos Aires.

De por sí, Río tiene algo de la capital argentina. La arquitectura de ambas ciudades es clásica, muy europea. Son lugares que por sectores se rehusan a modernizarse. Y los centros también son de calles angostas, de más personas que autos, y de más comerciantes que autoridad. Entonces, al ver tantas camisetas albicelestes por ahí, se puede uno confundir. ¿Estamos en Brasil? Sí, pero por lo menos hasta esta noche, cuando termine el Mundial, esto parecerá Argentina.

Curiosamente en Río de Janeiro debutó el equipo de Lionel Messi frente a Bosnia el 15 de junio. Para ese momento fueron muchas las caravanas de vehículos que llegaron con placas argentinas a parquearse en la Avenida Atlántica, justo a unas cuadras del Fan Fest que queda en pleno corazón de Copacabana. Muchos sin boleta para ingresar al estadio se conformaban simplemente con ir a cantar al frente del hotel de Argentina o fuera del estadio Maracaná. Tras la victoria 2-1 siguieron su rumbo detrás del equipo en Belo Horizonte y Porto Alegre. Luego en octavos fueron a São Paulo, en cuartos a Brasilia y para la semifinal regresaron a São Paulo. Al ganarle a Holanda en los penales volvieron a Río, la ciudad maravillosa en la que todo comenzó y en la que querrán celebrar su tercer título mundial.

A lo largo del que se ha llamado el recorrido mundialista, se han unido argentinos que, contagiados por el apoyo a la albiceleste, han partido desde sus provincias y han llegado a territorio brasileño para estas fases finales del torneo. Es el caso de las familias Colucci, Maltés y Atuesta, que tras el paso de los dirigidos por Sabella a los cuatro mejores del mundo, decidieron armar una caravana desde Mendoza.

Han sido alrededor de 3.000 kilómetros con un solo objetivo, alentar. Sin importar si tienen o no entradas a los partidos, han sacrificado la comodidad de sus casas para dormir entre los carros o en carpas que arman en los andenes.

“Llegamos a ver lo mejor del Mundial: la eliminación y humillación a Brasil y el paso de Argentina a la final”, aseveró Franco Colucci, de 23 años, estudiante de arquitectura. Él fue quien motivó a sus familiares y amigos para iniciar esta travesía.

Son tres carros, uno de ellos una camioneta en la que transportan las raciones de comida y bebidas. También algunas colchonetas, almohadas y sábanas para armar dormideros en las zonas de descanso. De las 13 personas que integran esta travesía, cinco manejan, pero los viejos sólo cogen el timón de día y los jóvenes, tras tomarse algunas bebidas energizantes, conducen de noche.

Desde el viernes llegaron a Río, pero el trato de los brasileños hacia ellos ha sido fuerte. “Parece que les doliera que estamos en la final y que ellos salieron avergonzados”. La Policía no los ha dejado armar carpas en los andenes de la Avenida Atlántica y les ha tocado dormir en los carros. Pero esa incomodidad no importa. Todo por celebrar junto a sus compatriotas en las calles del Río el título.

La idea de ellos es ver el partido en el Fan Fest, porque la entrada al Maracaná tiene un costo aproximado de US$8.000 en la reventa. “Con esa plata nos compramos un auto cero kilómetros en Argentina, así que ni locos”, aseguró Facundo, quien forma parte de esta delegación y confía en que a pesar de que Alemania está ‘volando’, Argentina dé la sorpresa. “Creo que una final es diferente a todo, acá no cuenta cómo lleguen sino cómo terminen, y creo que Argentina terminará alzando la copa”, ratifica.

Ahí mismo, a unos pocos metros, están los Araújo, otro grupo familiar que llegó a Río desde el partido inicial de la selección de Argentina y ha podido seguir el camino por la final. “Nosotros no nos hemos movido de acá, pero hemos visto en el Fan Fest todos los partidos. Ahora entraremos a la cancha a ver uno de los momentos históricos de nuestro fútbol”, dice confiado Julio Araújo, de 32 años. Él es ingeniero en Argentina, pero aprovechó las vacaciones para seguir el Mundial en vivo y en directo.

En el carro en el que lleva los materiales de trabajo ubicó cuatro camas, ahí han dormido los 30 días del Mundial. Tienen una pipa de gas y un fogón para cocinar la famosa picanha (carne) y pasta. Además, empacaron suficientes enlatados y agua desde Argentina, que les han alcanzado para el mes entero, porque desde que planearon el viaje (hace un año ya) se entusiasmaron con que Argentina estaría en la final, eso sí, creían que sería frente a Brasil.

Con barba, la ropa ya desgastada y el cansancio notorio, los argentinos esperan la mejor recompensa: la Copa y celebrar. Quieren hacer de Río su Buenos Aires.

Por Luis Guillermo Montenegro / Río de Janeiro, Brasil

 

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