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Armstrong, un 'tour' de mentiras

Desde la cárcel hasta la ruina, el futuro que le espera tras su confesión de doparse.

Redacción Deportiva
18 de enero de 2013 - 09:34 p. m.
Armstrong aseguró que sin dopaje nadie puede ganar el Tour de Francia y que no sintió que estaba haciendo trampa.  / AFP
Armstrong aseguró que sin dopaje nadie puede ganar el Tour de Francia y que no sintió que estaba haciendo trampa. / AFP

El mundo del deporte repudia las palabras del estadounidense, que en entrevista con Oprah Winfrey desnudó el oscuro mundo de las sustancias prohibidas en el ciclismo. Ahora le exigen que declare bajo juramento para llegar al fondo de la trampa.

El mundo del deporte amaneció este viernes literalmente en medio de un terremoto, tras las explosivas declaraciones del exciclista estadounidense Lance Armstrong, quien después de años de defender férreamente su inocencia, decidió confesarle a la periodista Oprah Winfrey haber consumido sustancias prohibidas entre los años 1999 y 2005, cuando dominó con puño de hierro el mundo del ciclismo.

El primero en saltar al ruedo para repudiar las palabras del siete veces campeón del Tour de Francia fue precisamente el director de esta carrera, Christian Prudhomme, quien reclamó ir hasta el fondo: “tras años de negaciones, de alguna manera al final ha dicho sí, aunque tampoco ha dicho toda la verdad. No sabemos nada del sistema denunciado por el informe de la Agencia Antidopaje Estadounidense (Usada), que hablaba de un plan abrumador. Necesitamos saber más sobre eso, que vayamos al fondo de las cosas de manera que esto no vuelva a pasar”.

Prudhomme aseguró que “uno no puede doparse como él lo hizo durante años sin cómplices. Nosotros decimos desde hace tiempo que el corredor no debe ser el único que pague en los casos de dopaje”.

El máximo responsable del Tour también reclamó entender qué hizo el entorno de Armstrong en aquellos años. “Me gustaría saber si el director Johan Bruyneel estaba al corriente o no. Yo tengo mi propia idea. Si él dice ‘sí, me dopé’, deberá entregar el dinero ganado en las carreras por sí mismo, me parecería bastante natural. Ha habido un perjuicio sin lugar a dudas, pero hay que mirar al futuro. Armstrong es claramente el pasado, está eliminado del palmarés”, señaló a AFP.

Entre tanto, la Unión Ciclista Internacional (UCI) expresó su satisfacción por la determinación de Armstrong de confesar que se dopó y consideró que sus palabras eliminan cualquier sombra de duda de que este organismo encubriera sus prácticas. Su presidente, Pat McQuaid aseguró que “la decisión de Armstrong de confrontar su pasado es un paso importante en el largo camino hacia una reparación del daño que se ha causado al ciclismo y hacia la restauración de la confianza en el deporte. Confirmó que no hubo complicidad o conspiración entre la UCI y él. No hubo test positivos que fueran encubiertos y confirmó que sus donaciones a la UCI fueron para ayudar en la lucha contra el dopaje”.

Sin embargo, McQuaid calificó sus palabras como perturbadoras. “Su confesión es una letanía de delitos, incluidos entre otros el dopaje durante toda su carrera, la implicación de todo un equipo, el acoso, las mentiras constantes a todo el mundo y la emisión de una prescripción médica falsa para justificar el resultado de un test. Armstrong también dijo, y con razón, que el ciclismo es un deporte completamente diferente hoy a lo que era hace 10 años”.

A su turno el Comité Olímpico Internacional (COI), que ya despojó al estadounidense de la medalla de bronce ganada en Sidney, lo instó a colaborar con los organismos antidopaje con el fin de poner fin a este episodio sombrío de la historia del deporte. “No hay lugar para el dopaje en el deporte y el COI condena sin reservas las acciones de Armstrong y de todos aquellos que intentan disfrutar de una ventaja injusta sobre sus rivales a través del consumo de sustancias. Lo instamos a que presente todas las pruebas a las autoridades antidopaje. No cabe duda de que hoy es un día triste para el deporte, pero si estas revelaciones sirven para poner punto final a este tipo de prácticas, habremos conseguido algo positivo”.

Además del repudio mundial por su confesión, el deseo de todos los organismos de ir hasta el fondo del oscuro mundo del dopaje y el pedido de que devuelva todo el dinero de su triunfos con trampa y de sus patrocinadores a los que defraudó, Armstrong deberá afrontar temas de carácter legal. Así lo dejó claro ayer la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que argumentó que el exciclista debe hacer una confesión total bajo juramento a las autoridades, y “esto no cambia su condición de deportista sancionado a perpetuidad y culpable”.

La cárcel y la ruina, seguramente es el espinoso futuro que le espera al ídolo derrumbado. Desposeído por la UCI de los siete Tours de Francia que ganó entre 1999 y 2005, afrontará una pena de prisión por perjurio. En 2005 declaró bajo juramento que jamás se había dopado y que no tenía relación alguna con el doctor Michele Ferrari, el médico que según la Usada vertebró toda la trama. En Estados Unidos el perjurio es considerado delito penal. Mentir ante un tribunal supone, por lo tanto, la privación de libertad. Bien lo sabe Marion Jones, que cumplió seis meses en la prisión de Texas por mentir bajo juramento a los fiscales sobre una red de dopaje que le permitió colgarse tres oros y dos bronces en los Juegos Olímpicos de Sidney.

Armstrong se enfrentaría además al desmoronamiento económico de su imperio. Según el artículo 1.2.073 de la máxima instancia del ciclismo, deberá devolver los premios obtenidos durante el período en el que fue despojado de sus resultados. Es decir, desde el 1 de agosto de 1998. De esta forma, el texano perderá los 6,7 millones de euros que se adjudicó por sus triunfos sobre el asfalto, desglosados en los días que vistió de amarillo (83), los triunfos de etapa (22) y los absolutos (siete) en la ronda francesa.

Las voces de rechazo por su confesión también llegaron por parte de exciclistas. La gran leyenda del pedalismo, Eddy Merckx se declaró decepcionado: “A menudo me miraba a los ojos si hablábamos de dopaje, evidentemente siempre era un gran ‘no’. Lo digo, estoy extremadamente decepcionado, no había visto venir nada de esto. No sé cómo pudo llegar ahí, a mentirle a todo el mundo y todo el tiempo. Es realmente fácil e hipócrita”, señaló a la agencia EFE.

Asimismo, Greg LeMond, tres veces vencedor del Tour, acusó a su compatriota de haber destruido a todos los que han tenido éxito en el ciclismo. “Me indignó oír que no puedes ganar el Tour sin doparte”, mientras que el británico David Millar, ciclista en activo arrepentido de haberse dopado tras cumplir dos años de sanción, considera que la vida de Lance “ya no será igual. Sus hijos seguirán yendo al colegio y verán que su padre ya no es un ídolo, sino un paria”.

Presa de su propio ‘tour’ de mentiras, a Armstrong le aguarda un futuro espinoso.

Por Redacción Deportiva

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