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El ascenso a Aubisque fue una batalla entre Nairo y Froome

El pedalista colombiano, quien se mantiene en la primera posición en la clasificación general, no pudo descontarle tiempo al británico.

Redacción Deportes
03 de septiembre de 2016 - 07:02 p. m.
Nairo Quintana y Chris Froome llegando a la meta. Foto: EFE
Nairo Quintana y Chris Froome llegando a la meta. Foto: EFE

Nairo y Froome. Froome y Nairo. Ciclismo en estado puro. Este sábado dieron un recital que parecía combinar muchas carreras en una. Ausbique, esa llegada mítica del Tour de Francia, fue testigo de una fracción emocionante. Con ataques y contraataques. Todos los ojos de la Vuelta a España se centraron en el duelo entre el colombiano y el británico. Y la batalla no decepcionó. Fueron seis ataques del nacido en Combita. Seis intensas arrancadas con un solo propósito: descolgar al último campeón del Tour. Pero Froome, fiel a su estilo, siempre se mantuvo. Nunca contragolpeó, aunque siempre respondió ante la intensidad del pedaleo de Nairo. Respondió con uñas y dientes. Se defendió como todo un león y nunca soltó la rueda del líder.

Fueron ataques tras ataques de Nairo. Arranques tras arranques. Ni Alberto Contador, un especialista en este tipo de ascensos pudo seguirlos, se fue quedando sin fuerzas mientras los kilómetros pasaban y al final se reguló. Llegó a 20 segundos, perdió tiempo importante, pero no las piernas. Esos cambios de ritmo endemoniados de Quintana y Froome lo liquidaron. “No estoy mal”, dijo tras la etapa, aunque sí confesó que “me cuesta seguir el cambio de ritmo de Nairo y Froome”. Aún así, el español mantiene vivas las esperanzas de meterse en el podio. 

La etapa reina de la Vuelta, que superó cuatro puertos de montaña (tres de primera categoría y una de categoría especial), fue una carrera de táctica pura. De estrategia auténtica. Un cruce de caminos entre los que miraban hacia adelante y los que miraban hacia atrás, cabezas de puente con los jefes que llegaban a lo lejos. Y también fue épica. Épica por la labor del Orica, puso a tres corredores por delante y al mismo tiempo tiraba del pelotón por detrás. Simon Yates asustó y ascendió posiciones. Mientras que Chaves aguantó y lanzó un zarpazo final, que lo ubicó entre los mejores tres de la ronda ibérica. 

Todo le salió bien a la escuadra australiana, pero al final las piernas empezaron a temblar. Si Yates se hubiera mantenido hubiera arrasado en todas las clasificaciones. Le faltó poco. Un kilómetro más, o un par menos. No llegó a tiempo, pero dio igual. Lo que hicieron él y su equipo vale más que una victoria. Dieron una clase de ciclismo colectivo y ciclismo individual, el del riesgo, el de la aventura, el de aquí estoy y voy por todo.

Y atrás la batalla psicológica de los minutos, de los segundos, continuaba. Fueron seis intentos de Nairo y a las seis le sacó el sable el británico. Todo fue en los últimos cinco kilómetros de ascenso. Sí, Nairo lo intentó, pero eran ataques cortos a los que Froome respondía sin ningún problema. Faltó el ataque largo, o quizás faltaron las fuerzas. Así que el tiempo que Nairo quiere acumular antes de la contrarreloj parece cada vez más difícil. En el Aubisque se le escapó la mejor oportunidad, pero sigue siendo líder y soñando con que en la llegada a Aramón Formigal sea a otro precio. La ilusión es lo último que se pierde.

Por Redacción Deportes

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