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¿El ataque de Froome fue una muestra de fortaleza o de debilidad?

En la segunda etapa de los Pirineos, el líder del equipo Sky atacó a Nairo Quintana en el descenso del último puerto a 16 kilómetros de la meta, y con esto le alcanzó para quedarse con la carrera, la camiseta amarilla y sacarle 23 segundos al colombiano en la general.

Rafael Mendoza. Especial para El Espectador.
09 de julio de 2016 - 08:38 p. m.
¿El ataque de Froome fue una muestra de fortaleza o de debilidad?

Casi todos los comentaristas de televisión y algunos de los diarios afirmaron, tras el ataque de Chris Froome que lo llevó a ganar la octava etapa y a tomar la camiseta amarilla que fue una señal clara de que es el corredor más fuerte del Tour, el que aún sigue con las mejores posibilidades de llegar de amarillo a los Campos Elíseos.

Unos pocos lo miramos desde otro ángulo y más bien pensamos que fue una muestra de debilidad porque ya sabe que no podrá quitarle a Nairo un segundo en los ascensos, ya que, la pasó muy mal en el penúltimo ascenso y luego en el Peyresourde mandó a su equipo a atacarlo sin clemencia y comprobó que el colombiano es imbatible en el ascenso. Lo probó en dos ocasiones el colombiano Sergio Luis Henao, quien se ha convertido en el escudero del keniata y luego el mismo Froome y Quintana les llegó al instante y hasta luego tuvo arrestos para pegarles un arranconazo en el que sin decir una palabra, los calmó y los dejó sin ganas de volver a intentarlo. Sólo un descuido en el propio premio de montaña y el parpadeo de Nairo que se distrajo recibiendo una caramañola -que necesitaba para aumentar su peso-, permitió que el líder del Sky logrará tomar unos metros de ventaja que lo impulsaron a arriesgar al máximo para conseguir en la meta una renta mínima de 13 segundos, que con la bonificación dejaron su ventaja en 23 segundos.

De todas maneras, como lo anunciamos el miércoles, Nairo quien tenía como objetivo rebajar la pérdida que tenía al salir de los Pirineos el año pasado, que era de más de tres minutos, reduciéndola en más de dos minutos está más cerca del amarillo que nunca. Habrá que ver si el Movistar busca devolver el golpe en la durísima etapa de este domingo entre Vielha y Andorra-Arcalis, una de las más complicadas del recorrido, o si prefiere esperar unos días más para no tener que cargar con el peso de la carrera. En todo caso su mayor interés es salir de esta primera parte del recorrido y llegar a la primera jornada de descanso sin mayores daños.

Y es que este domingo hay kilómetros y ascensos para hacer fiestas. Tras cinco kilómetros en falso llano se pasara el Port de La Bonaigua, de primera categoría, con 13,5 kilómetros de ascenso a un promedio del 6.1 %. Le seguirá un largo descenso hasta el kilómetro 69 para encarar el Port del Cantó de 19 kilómetros al 5.4 por ciento y otro descenso hasta el kilómetro 113, a 653 metros sobre el nivel del mar, desde donde se irá subiendo hasta los 2.240 metros de la llegada, pasando por un puerto de segunda en al Alto de la Cormella y uno de primera  en el Col de Beixales y con los 10 últimos kilómetros con un porcentaje de 7.2 en el desnivel.

En todo caso el Tour sigue abierto y aún hay un buen grupo de corredores que tienen posibilidades de luchar por el amarillo como el italiano Fabio Aru, el británico Alan Yates, el irlandés Dan Martin el eslovaco Roman Kreuziger, el francés Roman Bardet, el estadounidense Tejay Van Gardener y el holandés Bauke Mollema. No entran Sergio Luis y Henao y Alejandro Valverde que están trabajando para sus líderes, ni Alberto Contador que ya está lejos pero que ha mostrado un coraje inigualable al mantenerse en la batalla a pesar de sus heridas.

Por Rafael Mendoza. Especial para El Espectador.

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