El cronómetro será el juez del Giro: cualquier cosa puede pasar en los 28 kilómetros finales

La edición 100 de la competición italiana va a pasar a la historia como el más increíble, como el más rápido, como el más luchado, como el más parejo, como el más emotivo, como el que vivió las circunstancias más extrañas,

Rafael Mendoza / Especial para El Espectador
27 de mayo de 2017 - 02:52 p. m.
AFP
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El Giro de Italia 100 va a pasar a la historia como el más increíble, como el más rápido, como el más luchado, como el más parejo, como el más emotivo, como el que vivió las circunstancias más extrañas, como el que a 28 kilómetros del final tuvo a seis corredores metidos en un puño de sólo 90 segundos, como el que se definió en un suspiro luego de más de 3.500 kilómetros de un batallar sin tregua alguna.

Quién lo va a ganar es la pregunta que se hacen corredores, técnicos, periodistas y aficionados porque hasta ahora nada ha marchado como podría esperarse de la lógica. Ningún corredor se ha mostrado como el “cappo” indiscutible, nadie ha conseguido diferencias significativas. Es que hasta los rodadores grandotes y pesados han subido como escaladores eximios… Unicamente falta que los pequeños que antes dominaban las cumbres le den este domingo un golpe de gracia a los especialista del llano.

Y eso es lo que le da dramatismo a esta jornada final, una etapa contra el cronómetro absolutamente llana que en buena parte se disputará por las calles y avenidas de Milán en la que van a tener un papel determinante las fuerzas que les queden a los protagonista y el viento. Después de tanto subir y bajar, de una lucha descomunal en la nadie ha ahorrada nada la potencia para luchar en solitario puede ser muy diferente a la que se tuvo en la etapa diez que fue dominada en forma apabullante por Tom Dumoulin. En ello seguramente se basarán los escaladores –Nairo, Níbali, Pinot , Zakarin y hasta Pozzovivo- para pedalear con lo que tengan para tratar de disminuir la diferencia que les pueda tomar uno de los grandes especialistas como lo es el exlíder del Giro, quien partirá como el gran favorito para apoderarse de la malla rosa final. Ellos esperan que el esfuerzo sobrehumano que ha tenido que hacer el holandés para mantenerse cerca en las duras y repetidas cumbres de esta semana le reste el potencial que mostró en la primera contra reloj.

Y un segundo factor que puede influir es lo que pase con el viento, para qué lado va a soplar. Los escaladores rezarán para que lo encuentren a favor porque si está en contra los rodadores de fuerza tendrán ventaja porque lo pueden romper con mayor facilidad. Aspectos como estos, que parecen nimios, van a contar en una lucha que se definirá por segundos y que puede darle un vuelco a las clasificaciones.

Nairo batalló como grande en la etapa de este sábado y Nibali, Zakarin Pinot y Pozzovivo pusieron lo suyo para tratar de distanciar a Dumoulin pero el holandés derrochó clase y ganas para mantenerse siempre cerca en una lucha intensa. El boyacense debió guapear porque no llegó en el tope de su preparación como lo explicó su técnico, José Luis Arrieta quien afirmo que “si Nairo fuera el de hace tres años, el que ganó el Giro, hoy les habría sacado cinco minutos a todos. Pero este año piensa también en el Tour y por eso no ha llegado en su tope”.

Seguramente hoy se prenderán miles de velitas a la Virgen y a muchos santos para que le dé fuerzas a Nairo para resistir el ataque de Dumoulin y millones de colombianos estarán haciendo fuerza para que la pérdida de tiempo por kilómetro no llegue a los dos segundos de manera que se pueda vestir de rosa por segunda vez.

Por Rafael Mendoza / Especial para El Espectador

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