“La carretera no está asfaltada. Serán unos kilómetros de ascenso entre bosques por caminos en los que se recuperará el espíritu de los antiguos Tours”. Así presentó Christian Prudhomme, director de la ronda francesa, la décima etapa del Tour de Francia 2018. Se refería específicamente a Plateau des Glières, en el que los corredores deberán hacer frente no solo a una dura subida, sino también a las piedras y la tierra del camino que les llevará a la cima.
Será una etapa difícil para los pedalistas. Aunque el trayecto finalice en descenso en Le Grand Bornand, tendrán que afrontar un ascenso constante, en el que alcanzarán los 1,390 metros de altura después de haber ascendido al Col de la Croix Fry. Además, en los últimos kilómetros del final de la etapa tendrán que afrontar el Col de Romme y, acto seguido, al Col de la Colombière, cumbre en la que llegarán hasta los 1,618 metros de altura, antes del descenso final.
Etapa de pavés
Antes de afrontar la fracción que finaliza en el Grand Bornand. Los pedalistas tendrán que superar el temido pavés. En la etapa nueve, que tendrá final en Roubaix, contará con los 15 tramos de adoquines (21 kilómetros) diseminados en 100 kilómetros, entre el 47 y el 146, en una etapa de 154. Destacan los tramos de Mons en Pévèle y de Campin en Pévèle, de 1.800 metros.