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La fortaleza de Esteban Chaves

El pedalista bogotano de 26 años ascendió ayer al segundo puesto del Giro de Italia. Con la berraquera que le enseñó su familia, espera aguantar en esta última semana y porqué no, terminar vestido de rosa.

Luis Guillermo Montenegro
23 de mayo de 2016 - 02:38 p. m.
Esteban Chaves se ubica en la segunda posición del Giro de Italia. / AFP
Esteban Chaves se ubica en la segunda posición del Giro de Italia. / AFP

Ocho días atrás, cuando el pelotón del Giro de Italia se encontraba en el segundo día de descanso de la competencia, Esteban Chaves estaba en la posición 13, a poco más de un minuto y medio de los favoritos. El italiano Vincenzo Nibali y el español Alejandro Valverde se veían fuertes, sobre todo porque a sus espaldas tenían poderosos equipos (Astana y Movistar, respectivamente) y por eso se veía lejana una reacción del pedalista bogotano. Y aunque en la semana que terminó ayer se vio sólo en varios episodios de la carrera, sin el constante apoyo de sus compañeros en los momentos más difíciles, sacó su casta y su berraquera. Poco a poco fue recuperando terreno y mostrándoles los dientes a sus rivales. Si atacaban, él respondía, y al verlos con las piernas blandas, él contraatacaba. Así fue como el sábado (en la etapa 15) recuperó terreno y se alzó con la victoria de la jornada. Y ayer, con algo de suerte –por la avería mecánica de la bicicleta de Nibali– ascendió al segundo lugar del podio. Y aunque la diferencia con la maglia rosa es de 2:12 minutos y parezca amplia, el líder Steven Kruijswijk tampoco cuenta con un poderoso equipo y no es un experto en montaña, por lo que el sueño rosado sigue siendo una realidad mucho más después de que Esteban se dio cuenta de que sus piernas se ponen más fuertes con el pasar de los días. “Hay que seguir en la lucha. Viene la semana más jodida. Llega un punto en el que no podemos estar más cansados y lo único que queda es meterle huevas, hermano”, dijo el bogotano, a quien le sobran garra y voluntad para superar adversidades.

Cada vez que Esteban Chaves gana una etapa de una carrera de ciclismo, levanta el brazo derecho. Lo hace, además de celebrar, para recordarse a sí mismo que cuando hay un propósito y un sueño no importan las barreras ni las dificultades que se atraviesen en el camino. También lo hace para demostrarles a aquellos que le dijeron que no podría volver a montar en bicicleta, que su fortaleza y su berraquera son más grandes que su sonrisa.

En 2013 Esteban participaba del Trofeo Laigyeglia, en Italia. Era el kilómetro 130 de la etapa y el colombiano venía con el lote principal, pero midió mal la curva, su bicicleta no giró lo que él esperaba y fue a dar contra un muro. Sufrió fracturas en la cara y una clavícula y severos traumas en el brazo izquierdo y la cabeza. Fueron doce meses de inactividad en los que el joven pedalista llegó a pensar hasta en el retiro prematuro. “Al principio, uno no ve la situación tan grave, pero cuando comencé a investigar, a leer sobre la lesión, me di cuenta de que era complicada. ¿Cómo iba a montar bicicleta así? ¿Cómo iba a vivir así, si ni siquiera podía levantar el brazo para comer? Ahí dije que no podía volver a ser ciclista”, dijo Chaves en un diálogo anterior con este diario.

Pero el amor propio y por su familia lo impulsó a hacer hasta el último esfuerzo. Julio Sandoval y Gustavo Castro lo operaron, se recuperó y volvió a hacer lo que más disfruta desde los trece años, cuando Jairo, su papá, lo llevó a montar bicicleta en Villa de Leyva con un grupo de veteranos. Ese día, en 12 kilómetros, El Chavito les sacó ventaja a todos y se dio cuenta de que podría ser bueno como ciclista.

Su fortaleza está apoyada en su deseo de competir. Desde pequeño siempre quería ganar en todo lo que participara. Jairo, su papá, recuerda el día que lo llevó a una carrera de atletismo en Soacha. Esteban llevaba tres meses entrenando y ya quería medirse ante otros niños, por eso le dijo a su padre que lo inscribiera en una competencia. “Eran más o menos 300 niños y no se me olvida que tras la primera vuelta el que primero pasó por la meta fue Esteban. Ahí dije: ‘ahí hay algo’”. Y desde ahí se dedicó de lleno a ayudarle a su hijo a cumplir sus sueños. Incluso dejó quebrar su negocio de carpintería y apostó todo por la carrera de Chavito, quien ha sabido corresponderle ese apoyo a su familia y por eso ahora, cuando es uno de los mejores pedalistas del mundo, creó un equipo juvenil de ciclismo en Bogotá para que su papá repita en muchos niños de la capital el proceso exitoso que tuvo con él.

Es cierto que la semana que resta del Giro es la más complicada, serán seis etapas de las que cuatro tendrán montaña y por eso habrá espacio para que los favoritos se sigan atacando. Además, el Orica Green-Edge no cuenta con grandes gregarios para su líder en los momentos empinados, caso diferente a Nibali y Valverde, quienes vienen detrás de Chaves en la general. Mañana será una etapa de 132 kilómetros con tres premios de montaña y llegada en ascenso. El miércoles habrá terreno llano, el jueves un puerto de segunda categoría en montaña, pero con llegada en plano. El viernes se ascenderá a la mítica Cima Coppi, con llegada en alto en otro puerto de primera. Finalmente, el sábado se definirá la competencia en una nueva jornada con montaña: tres puertos de primera y uno de tercera. El domingo será la jornada 21, para el famoso paseo de la victoria. La maglia rosa está cerca pero lejos, lo importante es que la actitud de Chavito sigue siendo la de sacar a relucir su fortaleza. 

Por Luis Guillermo Montenegro

 

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