Los piratas cibernéticos rusos Fancy Bears, también conocidos como Tsar Team, convulsionaron el pasado jueves nuevamente el deporte mundial al publicar una lista con nuevos datos confidenciales de 25 atletas, entre los que se encuentran los ciclistas Chris Froome y Bradley Wiggins, tras el hackeo del Sistema de Administración y Gestión Antidopaje (ADAMS) que se reveló el miércoles con los datos médicos de las hermanas Williams y la gimnasta Simone Biles, las tres estadounidenses.
De acuerdo con la información publicada, los archivos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) recogen que Bradley Wiggins, ganador de la medalla de oro en los Juegos de Río y del Tour de Francia 2012, tomó hasta dos sustancias no permitidas entre 2008 y 2013. Una de ellas, el acetónido de triamcinolona, le fue prescrita para una alergia.
En el caso de Froome, triple ganador del Tour de Francia, utilizó prednisolona, un corticosteroide que se utiliza para las inflamaciones de la piel, el asma o trastornos sanguíneos, entre otras cosas, en varias ocasiones entre 2013 y 2014. Ya en 2014, la publicación gala Le Journal de Dimanche se hizo eco de que Froome había recibido el permiso para utilizar los esteroides en cuestión con el fin de tratar un resfriado.
Froome salió de inmediato a dar la cara y a explicar que se le permitió usar productos prohibidos porque sufre de asma, y aseguró que no tiene problema con que la información haya trascendido tras el robo de datos de la AMA.
Las sustancias consumidas por los deportistas en ambas filtraciones pertenecen a las llamadas de uso terapéutico, para curar o paliar enfermedades, por lo que no hay delito. “He hablado muy abiertamente de estas exenciones terapéuticas y no tengo ningún problema en que esta información haya trascendido”, dijo el ganador de tres Tours.
“En nueve años de carrera profesional, he solicitado dos veces una dispensa terapéutica por problemas de asma, y la última fue en 2014”, añadió.
La Federación británica de ciclismo también salió el mismo jueves al ruedo y condenó el ataque cometido por piratas cibernéticos, el cual permitió filtrar datos confidenciales de Froome y Wiggins.
La autoridad británica de ciclismo recalcó que está muy orgullosa de su política de lucha contra el dopaje, a la vez que defendió la limpieza de sus deportistas.
Un portavoz de Wiggins, vencedor en la ronda gala de 2012 y quien también padece asma, se limitó a decir que no hay nada nuevo en los datos filtrados por los piratas informáticos.
Además de los británicos Wiggins y Froome, también se han publicado los datos del lanzador de disco alemán Robert Harting (oro en Londres 2012), la tenista checa Petra Kvitova (doble campeona en Wimbledon y bronce en Río), la lanzadora de bala estadounidense Michelle Carter (medalla de oro en Río) y la nadadora danesa Pernille Blume (oro olímpico en los 50 metros libre).
Entre los atletas estadounidenses también se encuentran Bethanie Mattek-Sands (oro olímpico en dobles mixtos de tenis en Río), Brittney Griner, John Conger, Dagmara Wozniak, Deanna Price, Kathleen Baker, Mcquin Baron, Sam Dornan y Tervel Dlagnev. Otros británicos de la lista son la golfista Charley Hull, el jugador de rugby Heather Fisher y el remero Sam Townsend. Los alemanes Christina Obergfoll (lanzamiento de jabalina), Franziska Hentke, Christian Vom Lehn y Christian Reichert (natación) también se encuentran entre las víctimas, junto a la remera polaca Natalia Madaj (oro olímpico en Río en doble par femenino), otra remera como la rumana Roxana Cogianu y el boxeador ruso Misha Aloyan.