Mariana Pajón, no se cansa de celebrar

Mariana Pajón, bicampeona mundial en Argentina. / EFE

Foto: EFE - Felipe Trueba

Desde muy pequeña se acostumbró a lucir la camiseta arcoíris que distingue a los mejores ciclistas del planeta, y de muy poquitas competencias se ha ido sin celebrar. Este fin de semana llegó a 18 títulos orbitales, gracias a su doble victoria en Argentina.

El sábado volvió a dar una demostración de talento y jerarquía al imponerse con autoridad en la pista de Supercross de Santiago del Estero, en donde se realizó una nueva parada de la Copa Mundo.

Mariana respondió al favoritismo y marcó el mejor registro de la prueba contrarreloj en la categoría élite femenina, al detener el cronómetro en 34 segundos y 394 milésimas, superando a la australiana Caroline Buchanan (34:888) y a la estadounidense Felicia Stancil (35:272).

Mariana, capitana y figura de la selección de Colombia de bicicross, patrocinada por Manzana Postobón, tomó así revancha del Mundial de BMX Supercross en Rotterdam, Holanda, en donde se tuvo que conformar con la medalla de bronce en la misma competencia, que en aquella ocasión ganó la pedalista local Laura Smulders, quien ocupó el séptimo lugar (35:896).

En la carrera por tiempo, de la categoría élite masculina, el antioqueño Carlos Alberto Ramírez culminó en la décima casilla con un tiempo final de 32:611. El gran ganador fue el británico Liam Phillips, quien dominó la prueba con un registro de 31:686.

Ayer domingo los hombres tampoco tuvieron suerte y se quedaron fuera de la final de la prueba élite.

Pero la exhibición de Mariana no había terminado. Ella quería celebrar por partida doble y tras su éxito en la crono se enfocó en la final élite.

Temprano, fue la mejor en la fase eliminatoria. También cruzó primera en la semifinal, por lo que llegó a la carrera final llena de optimismo, aunque sin confianza, porque si algo ha aprendido en el deporte es que no se puede cantar victoria antes de competir.

Y salió a ‘devorar’ a sus rivales. Desde la primera curva asumió la punta y no la soltó más, una costumbre que, como la de ganar, no olvidará jamás.