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Para mí, ir tercero es ir de último: Fabián Puerta

El antioqueño será la principal carta de medalla para Colombia en la Copa Mundo de Pista, que se iniciará el próximo 16 de enero en Cali.

Luis Guillermo Montenegro
11 de enero de 2015 - 04:57 p. m.
Para mí, ir tercero es ir de último: Fabián Puerta

El 24 de diciembre de 1996, al lado del árbol de Navidad de la casa de la familia Puerta Zapata en la vereda La Chuscala, en el municipio antioqueño de Caldas, había un juguete que llamaba la atención. Era una bicicleta roja con rueditas de apoyo, que sería el regalo de Julio César para su único hijo, de cinco años, Fabián. Por esos días su hiperactividad era tal que cuando se aburría de estar encerrado salía a corretear caballos de fincas aledañas y a molestar a cuanto vecino desapercibido estuviera por las calles.

Una bicicleta sería un buen regalo para que Fabián estuviera ocupado y por eso su madre, Luz Adriana, fue quien se encargó desde ese día de enseñarle a montar. “Me acuerdo de que muy rápidamente me quitó las rueditas de apoyo para que aprendiera a mantener el equilibrio. Me pegué unas caídas impresionantes, pero aprendí”, recuerda Fabián Puerta, quien hoy en día es uno de los mejores pedalistas de pista del mundo, especialista en las pruebas de velocidad individual y keirin y, además, la principal carta de Colombia para ganar medalla de oro en la Copa Mundo de Ciclismo de Pista que se inicia el próximo 16 de enero en el velódromo Alcides Nieto Patiño de Cali.

En su niñez, producto de esa hiperactividad que lo llevó a ser apodado como Chispas, sus padres no sabían cómo más hacer para que se distrajera y no estuviera haciendo daños. Por eso lo metieron en escuelas de fútbol y karate, deportes por los que nunca sintió pasión. Claro que por esa época, una tarde estaban en la calle y pasó un niño con una bicicleta de montaña “superbacana”, como la describe Fabián. Le preguntaron en dónde entrenaba y él les recomendó el Club de Ciclomontañismo Chaquiñanes. Lo único que necesitaba era una bicicleta de montaña y pagar una mensualidad. La abundancia no habitaba con la familia Puerta Zapata, así que con una prima de Fabián consiguieron una bicicleta y con esfuerzo pudieron pagar mes a mes. Al completar varias sesiones de entrenamiento se dieron cuenta del potencial suyo y por eso con esfuerzo le compraron una bicicleta profesional.

“Si por mi fuera, hoy en día sería ciclomontañista”, le cuenta Fabián a El Espectador. “La pista nunca fue de mi agrado y yo decía que eso era ir a darle vueltas a una óvalo como un bobo”, continúa. Sin embargo, la vida da vueltas y en donde terminaría destacándose sería dándole vueltas a un óvalo. Su amigo Carlos Andrés Álvarez le dijo que por sus condiciones debería entrenar en la pista, que no perdiera el tiempo en la montaña ni en la ruta. Tras negarse durante muchos meses, finalmente hizo caso y se presentó en la escuela de Efraín Domínguez, quien ha sido su guía y junto a Jaime González, lo han llevado a convertirse en el gran pedalista que es hoy.

En diálogo con El Espectador, Fabián se refirió a los retos que tendrá en 2015, a su vida como esposo de la también pedalista Juliana Gaviria y a su día a día sobre las pistas.

Está en el velódromo a punto de que comience la prueba, la moto se retira y llega el momento de pedalear con más fuerza. ¿Qué piensa en ese momento?

Siempre cuando salgo y la moto se quita, me pongo el objetivo de que debo posicionarme como mínimo tercero. Para mí, ir tercero es ir último. Claro que realmente, por la concentración que uno tiene, no son muchas las cosas que se le pasan por la cabeza.

¿Tiene alguna rutina o cábala antes de la competencia?

Cuando estoy en el camerino ya listo para salir a la competencia, me persigno demasiado. Lo hago por lo menos diez veces y le pido mucho a Dios que me proteja de lesiones, caídas y me dé la fuerza para ratificar lo que he hecho en los entrenamientos. No pido nunca que me ayude para ganar, sino que me dé sabiduría para hacer las cosas bien.

¿Por qué ‘Chispas’?

Ómar Restrepo, en la escuela Chaquiñanes, me decía: “Eh ave María, a este pelao tan hiperactivo nunca se le acaba la chispa”, así que desde ahí, a los siete años más o menos, me dicen Chispas. Así me quedé y a mí me gusta.

¿Cómo conoció a Juliana Gaviria, su esposa?

A Juli la conocí en la pista. Un día llegué al velódromo y a lo lejos vi a una muchacha y dije “Huy, qué niña tan bonita”. Ahí entablamos una amistad, pero las conversaciones eran solo “Hola, cómo estás” y ya. Me llamaba la atención, pero no me atrevía a insinuarle algo. Pero algún día, por eso del destino, se comenzaron a dar las cosas y empezamos un noviazgo en 2010.

¿Cómo es vivir con una persona a la que le gusta exactamente lo mismo que a uno? ¿De qué más se habla que no sea ciclismo?

(Risas) ¿De qué otras cosas se habla?, pues de ciclismo. Es imposible dejar de hablar de lo que a los dos nos apasiona. Para mí, casarme con ella es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Salimos, a todos los viajes voy con ella. En los momentos gloriosos de ella voy a estar ahí y lo mismo de parte suya.

¿Se dan consejos o dejan que cada uno lleve su carrera independientemente de la relación?

No, sí tratamos de estar muy pendientes del otro. Si hay algún error lo decimos y nos damos consejos. Cuando estamos en entrenamientos o competencias, tratamos de ser muy amigos pero igual nos centramos mucho en nuestro trabajo y no dejamos que peleas o cosas así nos afecten el rendimiento.

¿A usted no le han dado ganas de dejar la pista y enfocarse en la ruta?

No le voy a mentir que en algún momento lo que más me gustaba era la ruta y soñaba con competir en un Tour de Francia, una Vuelta a España o un Giro de Italia, pero ahora la ruta la veo como una manera de prepararme para ser fuerte en la pista. Nunca digo nunca, pero por ahora estoy feliz haciendo esto.

¿Qué lo inspira para correr?

Ser el mejor. Ser campeón del mundo y medallista olímpico. Mi familia también me motiva a darlo todo y a salir a ganar.

¿Cuál sería ese título con el que se despediría feliz de las pistas?

Soy una persona muy ambiciosa, no sería sólo uno, sino muchos. Con una medalla de oro en Olímpicos y varios títulos mundiales, terminaría felizmente mi carrera.

Hablando de Río, ¿cómo se siente de cara a ese objetivo? ¿Cree que podría llegar con nivel para luchar por una medalla, así sea de bronce?

Realmente me siento muy bien, porque voy segundo en el ranquin olímpico, así que podría llegar con un muy buen nivel a Río. Mi objetivo no es pelear la medalla de bronce sino la de oro y ojalá que lo pueda hacer.

¿Qué hobbies tiene?

Ir a cine, compartir mucho tiempo con mi familia y la cocina. Desde que me casé con Juli y vivimos juntos, me ha encantado cocinar.

Si le gusta cocinar, ¿entonces comer también le encanta?

(Risas) Demasiado, pero me toca estar muy juicioso. Tengo una dieta muy estricta, entonces me toca estar muy juicioso con la comida. Afortunadamente he podido bajar mucho de peso. Para mí fue muy duro ahora en diciembre tener la dieta y no poder comer natilla ni buñuelos.

¿En qué se ha enfocado para llegar a su mejor nivel?

Realmente mi objetivo número uno para este año es el campeonato del mundo. Esto no quiere decir que la presentación en la Copa Mundo en Cali no amerite todo el esfuerzo. No voy a estar al ciento por ciento, pero voy a llegar de muy buena forma y creo que voy a poder dar la pelea para ganar el oro en el keirin y la velocidad. Debo mejorar mucho en el arranque y espero estar muy adelante en el kilómetro contrarreloj.

¿Es especial para usted volver a Cali, al velódromo en el que ganó plata el año pasado en el Mundial?

Competir en Cali siempre es maravilloso. Es muy significativo para nosotros que haya un escenario lleno de colombianos apoyándonos. Es un sentimiento hermoso salir a competir y que toda la tribuna se ponga de pie y lo aplauda a uno y lo impulse a darlo todo. Cuando salga María Luisa, Juan Esteban, o cualquier corredor colombiano, se siente una ‘vibra’ impresionante de los caleños.

¿Cómo analiza a los rivales y sus posibilidades de retener el título en Copa Mundo?

Bueno, estarán Inglaterra, Alemania, Francia, Holanda y cada una de las potencias. Ahora se afrontan las copas del Mundo como si fuera un Campeonato Mundial. El nivel ahora ha aumentado muchísimo. Esperamos tener un gran desempeño y poder retener la camisa de líder de Copa del Mundo.


* lmontenegro@elespectador.com / @luisguimonte

Por Luis Guillermo Montenegro

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