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No importa que cientos de cámaras, luces y periodistas estén sobre Nairo Quintana indagando acerca de su carrera, su vida personal y los proyectos que tiene para el futuro. Él es el mismo a pesar de los triunfos y el éxito que ha conseguido en las pruebas ciclísticas más importantes del mundo. Su mirada es la de un hombre que ama a su tierra; su humildad, sigue intacta. Es un boyacense que sabe de dónde viene y por eso sabe hacia dónde va.
Por estas y muchas razones más, el deportista colombiano fue elegido como nuevo “Amigo de Unicef”, un programa que busca a través del deporte alzar la voz de las niñas, los niños y los adolescentes para así garantizar sus derechos.
En el marco de la presentación oficial de Nairo como colaborador del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, El Espectador tuvo la oportunidad de dialogar con él sobre su faceta como padre, los proyectos para 2015 y la fase de recuperación en la que se encuentra luego de la caída sufrida en la pasada Vuelta a España.
Ya ha pasado casi un mes y medio desde su doble caída en la Vuelta a España, ¿cómo va su recuperación?
Me he cuidado bastante. Muchas caminatas y activación física. He aprovechado para cumplir compromisos a los que a veces no puedo asistir por los entrenamientos y lo apretado que resulta el calendario ciclístico. También he sido muy puntual en las terapias de recuperación y he tenido más tiempo para mi familia. No estoy 100% recuperado, pero sé que voy a estar perfecto para el otro año.
A propósito de su familia, ¿cómo se ha sentido en el rol de papá?
Me ha ido bastante bien. La pequeña Mariana está creciendo de una manera increíble. Me siento orgulloso de lo hermosa que es y eso me pone muy contento. A medida de que pasa el tiempo me enamora más y más.
¿Entonces le va mejor como papá que montando bicicleta?
Pedaleando me siento a gusto, aunque como papá me siento bien. Estoy tranquilo porque lo he hecho de la mejor manera, pero bueno, la que me podría calificar es mi esposa, ella dice que trato de hacer mi mejor esfuerzo (risas).
¿Cómo le ha ido a su hermano Dáyer en Europa? Ahora que son compañeros de equipo, ¿qué consejos le da?
Dáyer y yo somos muy parecidos, compartimos desde el genio hasta los gustos, por eso lo he podido ayudar y hemos compartido momentos únicos. Nos han pasado muchas cosas divertidas. Por ejemplo, en los entrenamientos le digo qué ropa colocarse para poder soportar las bajas temperaturas. Es muy difícil para él, así como lo fue para mí al comienzo.
¿Qué balance hace de este 2014?
Fue un muy buen año. Quería calificarlo como excelente, pero no se puede por la caída que sufrí en la Vuelta a España. Desde enero había comenzado con el pie derecho con el Tour de San Luis y luego había estado en los primeros lugares en diferentes carreras como la Vuelta a Cataluña o Burgos, que la gané.
Probablemente no se hubiera podido pedir más. El día que me caí empezaba la Vuelta a España para mí. Tenía muchas ganas de seguir, pero primero está la salud. Me retiré, aunque con la satisfacción de que los daños no fueron mayores.
¿Cuáles son sus objetivos para 2015?
Mi objetivo es el Tour de Francia. También voy a correr la Vuelta a España. Próximamente, la segunda semana de noviembre más específicamente, nos reuniremos con los técnicos y directivos para establecer el calendario de entrenamiento y las carreras en las que vamos a participar. Por ejemplo definiremos si Alejandro Valverde y yo hacemos Vuelta y Tour o el hace Giro y Vuelta. También miraremos quién será el líder en las competencias a las que vayamos juntos.