A cinco días del comienzo del Giro de Italia, todos los colombianos estamos a la expectativa de lo que será el papel de Nairo Quintana, quien ya se coronó en 2014. Sin embargo, su mayor desafío esta temporada será sin duda apuntarle al título del Tour de Francia, del que ya fue tercero y segundo.
La jugada del boyacense es ambiciosa y dice estar preparado para ganar ambas competencias este año, gesta que no se registra desde 1998, cuando lo logró Marco Pantani. Es una postura arriesgada, pero Nairo se siente en las mejores condiciones: “Nunca habíamos hecho esta apuesta, pero pensamos que estamos en el camino correcto, con el entrenamiento adecuado para llegar en condiciones a las dos”.
El mánager general del Movistar Team, Eusebio Unzué, es un convencido de que este será el año de su consolidación: “Primero, porque por su edad comienza a llegar a lo mejor. Por su madurez física y esa acumulación de experiencia en cuanto a correr con ese nivel de responsabilidad. Por todo ese tipo de razones, aunque aquí nunca se deja de aprender, comenzaremos a disfrutar del mejor ciclo de Nairo”.
Y así como el colombiano ya está listo para su primera gran batalla del año, también lo está Mikel Otero, un español de 31 años, auxiliar del equipo Movistar, quien se ha convertido literalmente en el chaperón de Nairo, el encargado de masajearlo antes y después de las etapas, el que lo espera en la carretera al término de las fracciones, un hombre con el que comparte días enteros, conversan, cenan, se dan consejos y hasta bromean.
Mikel, nacido en Pamplona, profesional en radiología, con diplomado en fisioterapia y osteopatía, tenía planeado junto con su esposa viajar a Francia a trabajar, pero justo en 2011 recibió una llamada de Movistar y se quedó con ellos “feliz”. De chico fue ciclista y a los 20 años se decidió por el estudio.
Mikel y Nairo se han convertido en grandes amigos y, sin duda, en una pareja exitosa. El Espectador habló con este auténtico chaperón, quien nos contó algunos de los secretos del campeón.
¿Cuándo conoció a Nairo Quintana?
Recuerdo que vi a Nairo por primera vez en el aeropuerto de Pamplona, él llegaba de Colombia. Me tocó recogerlo como nos suele tocar a los auxiliares. Fue nuestro primer vínculo.
¿Cuál fue su primera impresión?
Mi primera impresión fue la de un corredor muy joven, un ciclista que ya había estado en Europa, pero que llegaba de su tierra con una raíces muy arraigadas y que estaba claro que poco a poco había que echarle una mano para que se sintiera lo mejor posible.
¿Cómo es su trato con él, además de profesional... son amigos, se cuentan sus cosas?
El trato con él es bastante personal. Aparte de que hay que saber diferenciar los momentos laborales, paso bastante tiempo con él, ya sea en la habitación encerrados los dos solos, conversando. Y la verdad es que somos bastante amigos, nos contamos muchas cosas. Seguramente que con otra gente no alcanzas a lograr la conexión como con Nairo. Yo lo siento como si fuera un hermano. Recuerdo que al comienzo, en su primer año, para que se sintiera más cómodo y comenzara a saber dónde estaba, lo invité a cenar a Pamplona. Fueron unos momentos muy divertidos y bonitos.
¿Cuándo ha visto a Nairo más cansado tras terminar una etapa?
La etapa en la que lo vi más exhausto fue la de Mont Ventoux, en el Tour de Francia, que llegó y un compañero –Jaime Granados– tuvo que cogerlo en brazos porque se desvanecía.
¿Nairo le cuenta sus sensaciones antes y después de cada etapa?
Normalmente sí me cuenta sus sensaciones antes y después de las etapas. Al final y según sus sensaciones y lo que puedo notar yo en sus piernas y en general en su cuerpo, podemos trabajar de una manera u otra para preparar mejor la siguiente etapa.
¿Lo ha visto de mal genio cuando se le ha escapado un triunfo, cómo reacciona?
Todos tenemos el punto de tener mal genio y cierto es que cuando no le salen las cosas bien o como lo pensábamos, pues es un tío con carácter que siempre lo ha expresado en carretera y fuera de ella, pero sabe contenerse mucho. Claro, a veces como todos lo hace notar.
Nairo es un ciclista muy fuerte, ¿pero usted lo ha visto desfallecer?
Para mí, Nairo puede ser el ciclista que he conocido con más capacidad para el sufrimiento y ese punto lo hace llegar a donde nadie más lo hace. Nunca ha desfallecido ni creo que lo vaya a hacer.
¿Cómo lo vio el año pasado cuando se le escapó el título del Tour de Francia?
Pues dolido como todos, pero con el buen sabor de que se subió al podio. Hay que pensar que un Tour de Francia es la carrera más prestigiosa del mundo y la verdad es que sólo gana uno. Fue una pena, está claro, porque íbamos con todas las cartas, pero nos quedamos con la tercera posición, que no está nada mal.
¿Cómo fueron los días previos al triunfo en la Vuelta a España del año pasado?
De mucha tensión, emoción. Ves que van pasando los días, que se puede llegar con la camiseta roja a Madrid y entonces tenía una motivación extra, cuando ves que el gran sueño se puede hacer realidad.
¿Qué significa para usted ser el acompañante de un ciclista de la talla mundial de Nairo?
Personalmente es un privilegio estar con un ciclista tal y como es Nairo, de su clase, de su talante, y me enorgullece enormemente poder estar a su lado y que me brinde esa confianza tan grande que me da.
¿Es consciente de que puede estar masajeando al próximo campeón del Tour de Francia?
Sí, somos conscientes. Muchas veces, cuando estás sencillamente haciendo tu trabajos te olvidas de eso, de esa gran responsabilidad. Pero siempre lo he hablado con él, que el gran día llegará.
¿Y ha hablado con él de esa real opción?
Siempre lo hemos valorado, porque hemos visto que tiene piernas, equipo y ganas de llegar a los Campos Elíseos vestido de amarillo y poco le ha faltado.
¿Lo ha visto llorando? Por ejemplo, cuando se cayó y tuvo que abandonar la Vuelta a España del 2014.
No lo he visto llorando, pero sí resignado como es lógico, porque el triunfo estaba muy cercano, pero al final el ciclista sabe que muchas veces por mala suerte o por el error de otro compañero puede terminar en el suelo. Se juegan muchos peligros en la carretera.
¿Cómo lo vio cuando ganó el Giro o la Vuelta a España?
Emocionado, muy contento, incluso aparte del Giro y la Vuelta, aquel primer Tour de Francia en el que se llevó la camiseta de joven, de la montaña y fue segundo en el podio general, también estuvo bastante feliz. Es un recuerdo en un hotel de París, es tan impresionante que lo tengo grabado en la memoria.
¿Qué es lo mejor que tiene Nairo como persona?
Que siempre está cerca de los suyos y que nunca te dejará de lado.
¿Y como profesional?
Reitero que es su capacidad de sufrimiento, que para mí no la tiene ningún otro ciclista. Ese punto de tanta energía cuando las cosas están a punto de terminar, ese punto máximo que puede llegar a tener es maravilloso.
¿Cómo definiría a Nairo?
Para mí, Nairo Quintana es valentía, nobleza y sufrimiento. Sabe sufrir como nadie. Y además es muy buen compañero.