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¿Con qué se dopaba Lance Armstrong?

Charla con el director del Programa Nacional de Antidopaje de Coldeportes, quien explica el "coctel" que utilizaba el pedalista.

Mariana Escobar Roldán
18 de enero de 2013 - 07:15 p. m.
Lance Armstrong. / AFP
Lance Armstrong. / AFP

El ciclista confesó que para ganar los siete títulos del Tour de Francia consumió hormonas como EPO y testosterona y se practicó transfusiones de sangre. Orlando Reyes explica el “coctel” que utilizaba y  cómo el transporte de oxígeno fortalecía su masa muscular. Advierte sobre el peligro que representan.

“¿Consumió Armstrong sustancias prohibidas?”, “¿consumió EPO?”, “¿recurrió al dopaje sanguíneo y transfusiones?”, “¿usó testosterona, cortisona y hormona del crecimiento humano?”, “¿lo hizo durante los siete Tours que ganó?”. Esas fueron las preguntas que le hizo la presentadora Oprah Winfrey al ciclista estadounidense Lance Armstrong. A todas respondió con un “sí” rotundo y además llamó a esa mezcla de sustancias como un “coctel”.

Lo que consumió no solo le costó la carrera al deportista, los títulos del Tour y el reconocimiento mundial que había alcanzado. La propensión a sufrir cáncer y un infarto cardiaco o cerebral aumentan para quienes se dopan con el fin de mejorar su rendimiento deportivo.

Orlando Reyes, director del Programa Nacional Antidopaje de Coldeportes, explica que la hormona EPO (eritropoyetina), utilizada por Armstrong, es producida normalmente en el organismo de todas las personas y su función es estimular la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Cuando los deportistas se inyectan dosis mayores a las naturales, aumenta el número de glóbulos rojos y el oxígeno se transporta mejor por la sangre. Con más oxígeno, se alcanza mayor rendimiento en deportes de larga duración, como el ciclismo. Por eso, las personas que sufren de anemia (tienen menos glóbulos rojos en la sangre), se cansan con más facilidad.

La EPO se consigue en el mercado de forma sintética y es producida por laboratorios para fines médicos. Sin embargo, adquirirla no es fácil. Solo está en unidades renales de hospitales y quienes no pueden encontrarla de esa forma deben acudir al tráfico ilegal, bastante común en el universo del dopaje, según Reyes.
Hace diez años era difícil de detectar en los controles de doping. Sin embargo, en la actualidad se puede hacer mediante una simple muestra de orina que examinan en laboratorios de todo el mundo, incluso en el de Coldeportes.

Otro método utilizado por Lance Armstrong era el de transfusiones de sangre. De acuerdo a Reyes, este procedimiento permite, como el anterior, aumentar el nivel de glóbulos rojos y producir el mismo efecto menos cansancio. Hay dos maneras de hacerlo: se consigue en un banco de hospital o al deportista le sacan unidades que conservan durante un tiempo y luego vuelven a inyectárselas. Al final, la persona termina con más glóbulos.

Hay quienes dicen que este método no es doping porque se trata de hacer algo con la sangre propia. Pero Reyes dice que es una estrategia “artificial y tramposa” de mejorar el rendimiento.

Tanto la EPO como la transfusión pueden ser muy peligrosas para la salud, explica el funcionario de Coldeportes: “aumentar los niveles de glóbulos rojos de manera rápida hace que aumente la densidad de la sangre, eso incrementa la presión sanguínea y la resistencia que hacen los vasos sanguíneos al paso de la sangre. Por eso, puede llegar a haber infartos cardiacos y cerebrales”.

La testosterona es la hormona que completa el “coctel” de Armstrong. Se trata de la hormona sexual masculina que aumenta la síntesis de proteínas en los tejidos, los fortalece, acrecienta la masa muscular y hace que el organismo se recupere con mayor agilidad, todas necesarias para un deportista. Sin embargo, como los anteriores, su riesgo es considerable: produce tumores en el hígado, aumento del colesterol sanguíneo, arterioesclerosis y cáncer testicular, como el que el mismo ciclista norteamericano padece.

Por Mariana Escobar Roldán

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