Sergio Luis, te escribe tu hermano

Andrés destaca el orgullo que siente toda la familia Henao Montoya por el ciclista, quien en este Tour será la mano derecha de Chris Froome.

Jesús Miguel De La Hoz
30 de junio de 2017 - 12:24 p. m.
Sergio Luis Henao terminó en la casilla 12 del Tour de Francia del año pasado, el único que ha corrido.  / EFE
Sergio Luis Henao terminó en la casilla 12 del Tour de Francia del año pasado, el único que ha corrido. / EFE

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Sergio Luis te escribo desde nuestro cuarto. Ese espacio que compartimos durante 15 años que parecieron una exhalación. En el que, en las noches cuando era bañado por la oscuridad y las cosas perdían su forma, hablábamos durante varias horas sobre todo y nada simplemente para quebrar el dominio absoluto e impenetrable del silencio. En el que me obligaste a dormir con música, porque sin ella tus ojos no se cerraban y te quedabas despierto girando por toda la cama extrañando entrar en el mundo de los sueños. ¿Recuerdas ese radio que solo se cansaba de sonar cuando se agotaban las baterías? Nos sacó muchas sonrisas ¿no?, incluso cuando nos acostábamos molestos.

Aquí estoy sentado en la cama de nuestra hermana Milena, que solía ser tu esquina. Todo está muy cambiado. Esos afiches de Atlético Nacional que tenían las figuras de Víctor Aristizabal, Neider Morantes, entre otros, la bandera que colgó siempre en la cabecera de tu cama y los equipos campeones hasta 2005 ya no están. Las paredes parece que tomaron un nuevo aire. El color blanco arena se ve reluciente y hace que el cuarto se vea iluminado. Cuando miro al armario parece que le hace falta algo. Lo examino de arriba abajo como si fuera otro, pero caigo en cuenta de que la falta de tus uniformes de ciclismo y de los implementos con los que me robabas espacio son los que hace que se vea diferente. En cuatro años todo cambia un montón.

Fue aquí en donde tus sueños comenzaron a fabricarse. Esa tarde de lunes festivo, en la que llegaste molesto después de que nuestro primo Jonathan Marín te venciera en un ascenso en bicicleta al alto de Los Topos, fue el primer paso para convertirte en lo que hoy eres. Te encerraste aquí con los ojos húmedos y un nudo en la garganta. Furioso por la derrota. Pero todos sabíamos que no lo ibas a dejar así. De pelao siempre fuiste muy competitivo, siempre llevaste el fuego de la victoria en los ojos. Para ti ganar era todo. Quedar en la segunda posición o más abajo, nunca estaba entre tus planes. Nunca fue una opción. O acaso no recuerdas esos partidos de fútbol que jugábamos cerca de la finca de nuestra abuela Rosa María. Te transformabas completamente. Te calentabas muy fácil cuando ibas perdiendo y por lo general tenías encontrones con los compañeros.

Eras bien jodido. Pero fueron esas ganas las que te llevaron a reponerte de la derrota contra Jonathan. Y aquí, en este mismo cuarto, ideaste la revancha que se llevó a cabo cinco días más tarde. Fue el mismo recorrido, pero ese sábado pedaleaste como si estuvieras poseído. Subiste ese alto con una velocidad sorprendente. Parecías volar. Si te hubieran cronometrado hubieras impuesto un récord insuperable. Fue esa victoria la que te abrió un nuevo panorama. Te enamoraste de las bielas y los pedales y nunca más los volviste a dejar. Ahora eres un hombre reconocido en el ciclismo. Nada parece que te pueda detener. Ni siquiera esas caídas que hicieron que los corazones en la casa se detuvieran por unos segundos, que parecieron horas.

Todos esos encuentros que tuviste con el asfalto los llevo presentes a flor de piel, como si fueran mi cicatriz. Nunca se borrarán. Cada instante está marcado y en ocasiones los recuerdos del Tour de L’Avenir de 2010, la Vuelta a Suiza de 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 regresan como un fantasma que no ha encontrado paz, para atormentarme. También aparece la vívida imagen de tu cara cuando llegaste a la casa tras ser mordido por Tarzán, el perro de nuestro vecino Don Gonzalo cuando fuiste a recoger a nuestra hermana, Yuliana. Son retratos que retumban una y otra vez en mi cabeza. 

Pero esa berraquera que siempre has mostrado nos ha enseñado que sin importar las dificultades y las adversidades es posible levantarse. Nos diste el ejemplo. Y fue claro. Cuando volviste a correr después de cada caída no solo te levantabas tú, se levantaba tu familia y regresaba más fuerte que nunca. Porque donde tú estás, están junto a ti los Henao Montoya. Haciendo fuerza en cada pedalazo. Tomando aire en cada ascenso. Levantando los brazos en cada llegada. Nunca nos dejamos solos.

(Los hermanos Henao en orden izq. a der. Sergio Luis Henao, Yuliana Henao, Andrés Henao, Milena Henao y Dahiana Henao) 
Por eso, mi hermano, te escribo. Porque mañana en Düsseldorf inicias un recorrido de 3.540 kilómetros en los que darás todo para que Chris Froome logre su cuarto título en el Tour de Francia. Muchos se preguntarán ¿por qué? Y es simple: es tu trabajo. Por él te entregarás en cuerpo y alma. Dejarás tus piernas y junto a ellas el nombre de tu país en alto. Porque en el ciclismo un pedalista no gana solo, sino que requiere de un equipo que lo suba, lo baje y lo arrope.

Así que espero que goces este Tour. Recuerda las palabras que siempre te he repetido. El deporte es un paquete completo de flores y triunfos, pero también hay lesiones y caídas. A nosotros no nos tienes que demostrar nada, para nosotros ya eres un campeón. El hecho de que estés en un equipo World Tour, que te hayas coronado campeón nacional, campeón de la París Niza y de haber sido el mejor ciclista colombiano en los Juegos Olímpicos a pesar de esa caída, nos tiene con mucho orgullo. Ya nos demostraste lo que tenías. Simplemente te recuerdo que tengas mucho cuidado en la carretera, porque los triunfos con la calidad y la humildad que tienes, van a llegar. Y serán por montones. Pero antes que todo debes cuidar tu integridad.

Cumpliste tu sueño de montar bicicleta como profesional y por eso estoy orgulloso. Ese que empezó con un reto en el alto de Los Topos, cogió forma en Rionegro y se hizo realidad en Medellín. Desde este cuarto, extrañándote mi hermano, siento como propios tus triunfos y desde tu casa mi papá, Yuliana y yo te seguiremos paso a paso con el anhelo de verte triunfar una vez más.

@J_Delahoz

jdelahoz@elespectador.com

Por Jesús Miguel De La Hoz

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