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Sevilla y Valverde, una amistad sobre ruedas

Ambos pedalistas que se conocen desde 2002, cuando corrieron juntos en el equipo Kelme, son como hermanos y a pesar de la lejanía el uno se alegra por las victorias del otro.

Jesús Miguel de la Hoz
26 de agosto de 2015 - 02:01 a. m.
La amistad de Óscar Sevilla y Alejandro Valverde. Foto: Óscar Sevilla
La amistad de Óscar Sevilla y Alejandro Valverde. Foto: Óscar Sevilla

Una vida en el ciclismo deja amigos y conocidos regados por el mundo. Por lo menos así le ha ocurrido a Óscar Sevilla, último campeón de la Vuelta a Colombia. El pedalista español se convirtió en el amigo incondicional de Alejandro Valverde, en el hermano, como uña y mugre (como se conoce en el argot popular) andaban de arriba para abajo: vivían juntos, entrenaban, se concentraban, comían y pasaban vacaciones. Fue un tiempo donde eran los dos contra el planeta y con berraquera y enjundia se combinaron para que Valverde terminara en el podio de la Vuelta a España 2003.

-Vamos para arriba, esto aún no termina- le decía Sevilla a Valverde en la tarde del 21 de septiembre de ese año.

Ambos ascendían al puerto de La Pandera, en la etapa 15 de la Vuelta. Alejandro había ganado seis etapas antes en Port d'Envalira, pero para esta fracción ambos conocían la llegada, los dos la habían reconocido pocos meses atrás y sabían a qué se enfrentaban. Así que Sevilla, quien por una caída en la segunda etapa había perdido tiempo y se limitó en esa competencia a trabajar para el murciano, se encargó de llevarlo e hizo que alcanzara Roberto Heras y a Félix Cárdenas, y los pasara. “Recuerdo la mirada de Félix cuando nos vio, como diciendo: ¿De dónde vienen estos?”, recuerda Sevilla, quien terminó lanzando a su compañero para que lograra la segunda victoria en esa competencia.

Aunque un año antes para Alejandro la llegada al equipo profesional de Kelme no fue fácil debido a que le tocó trabajarle a Sevilla, eso hizo que la amistad entre estos dos pedalistas comenzara a encaminarse. Óscar se encargó de enseñarle todas sus experiencias y además le transmitió esa pasión con la que vivía el ciclismo, “es un corredor entregado, desde 2003 se hizo fuerte, puede ganar en sprint, en el ascenso, no era el mejor escalador, fue trabajando para ello, perdió peso. Cuando llegó al equipo era un corredor clasicómano y poco a poco fue reduciendo hasta convertirse en el corredor que ahora es”.

-¿Estoy delgado?, ¿Estoy delgado?-, le dice Valverde a Sevilla cuando se ven.

Y claro, esa pasión con la que hace su trabajo hace que sea una persona que se cuide mucho, todo lo que come, lo mira, lo remira y vuelve a mirarlo para saber si se lo lleva a la boca o no, su peso lo es todo. Óscar de forma jocosa dice “si le dices que está gordo, lo matas”, pero es este cuidado que tiene lo que lo ha llevado a ser uno de los grandes pedalistas del World Tour y aunque muchas personas lo vean inalcanzable, el nacido en Albacete recuerda los valores del murciano “es una persona que hay que conocerla para saberla apreciar, si estás con él te hace reír, es una persona alegre, bromista y que disfruta mucho la vida”.

Es precisamente ese conocimiento que se tienen el uno sobre el otro lo que los ha convertido en hermanos, a la lejanía el uno se alegra por las victorias del otro, hablan continuamente y cuando Sevilla está en España no pierde tiempo para ver a Alejandro, han hecho viajes fuera de temporada a República Dominicana, Cuba y a diferentes islas del Caribe, siempre aprovechan el poco tiempo para pasar el tiempo juntos.

Sus historias

-¿Quieres ser mi padrino de matrimonio?- le preguntó Valverde a Sevilla.

La respuesta del tricampeón de la Vuelta a Colombia salió disparada sin ser pensada. -Sí-.

Sevilla se encargó de todo y con unos compañeros se armaron la despedida de soltero de Alejandro, la cual ambos recuerdan como una noche inolvidable. Después lo entregó en el altar, su primera esposa fue Ángela González, con quien tuvo dos niños, pero por diferencias terminaron la relación. Pero Valverde no se quedó sólo y volvió a casarse con Natalia Mateo, con quien tiene un niño y una niña, que es el amor de sus ojos.

Este par de amigos han hecho de todo, incluso fueron juntos a competir en un critérium (carrera final de temporada). Aunque es una competencia donde se compite individual, ambos se fueron en carro, condujeron un poco más de 600 kilómetros puesto que habían llegado a un acuerdo monetario para estar allí, “cuando llegamos competimos y al final de la carrera no nos pagaron porque no había dinero” recuerda Sevilla, que finaliza diciendo, “entonces fuimos al restaurante donde estábamos alojados y pedimos el mejor vino, la mejor comida, dejamos una cuenta como de 3000 euros, como diciendo ¿No nos pagaron?, pues ahí les dejamos esa cuenta al organizador”.

El ciclismo unió la vida de estos dos pedalistas, los convirtió en hermanos, los ha llevado a vivir historias inolvidables y momentos de alegría y de tristeza, los más recientes la victoria de la Vuelta a Colombia de Sevilla en la cronoescalada a Palmas y el triunfo del murciano en la etapa cuatro Vuelta a España, las felicitaciones aún están pendientes y seguramente cuando se vean o se hablen habrá muchas historias más por contar.

Por Jesús Miguel de la Hoz

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