Ha corrido seis Vueltas a España, cuatro Tours de Francia y tres Giros de Italia, pero su carrera preferida es la Vuelta a Colombia. Con conocimiento de causa, Óscar Sevilla afirma que la ronda nacional es la prueba por etapas más dura del mundo, por su recorrido, por el promedio de velocidad y por la calidad de los rivales.
También lo dice porque fue esa carrera la que le cambió la vida. La corrió por primera vez en 2008, cuando ganó una etapa y recibió como premio dos besos de quien luego se convertiría en su esposa, Ivonne Agudelo. “Fue amor a primera vista. Desde que la conocí me cambió la vida para bien”, asegura el pedalista español, que por amor se radicó en nuestro país hace siete años y el sábado consiguió su tercer título consecutivo en la Vuelta a Colombia, luego de ganar la contrarreloj nocturna y superar en la clasificación general al antioqueño Mauricio Ortega.
Óscar Sevilla es profesional desde 1998, cuando debutó con el equipo Kelme. Su mejor temporada fue la de 2001, en la que terminó séptimo y fue el mejor joven en el Tour de Francia y quedó segundo en la Vuelta a España. Estuvo luego en el Phonak y en el T-Mobile, hasta que resultó involucrado en la Operación Puerto, un escándalo de dopaje que sacudió el mundo del ciclismo en 2006.
Su culpabilidad nunca fue demostrada, por lo que no recibió una sanción severa. Eso sí, buscando nuevos aires, prefirió venir a competir a América. Estuvo con los equipos Relax y Rock Racing antes de radicarse en Colombia, en donde ha corrido para el Orgullo Paisa, el Formesan y el EPM Une Tigo, con el que ha ganado las últimas tres ediciones de la Vuelta.
Los únicos extranjeros que conquistaron la prueba antes que él fueron el francés José Beyaert (1952), el español José Gómez del Moral (1957) y el venezolano José Rujano (2009).
“Ganar una Vuelta ya era un gran orgullo para mí, pero tres es algo que todavía no me puedo creer. Es el fruto del trabajo personal, pero también de todo el equipo, de mis compañeros que son mi familia: ellos me miman, me cuidan, me consienten y trabajan para que yo pueda pelear arriba. También el cuerpo técnico, encabezado por Raúl Mesa, que es un gran maestro, un gran padre, una persona a la que le aprendo mucho”, aseguró Sevilla luego de su triunfo en la Vuelta.
Perseverante y disciplinado, según sus allegados, Sevilla es un hombre tranquilo, sencillo y amable, para quien el ciclismo y su familia son la razón de vivir. Será por eso que, a punto de cumplir 39 años el próximo 26 de septiembre, parece estar pasando por el mejor momento de su carrera.
“Siento que la experiencia ayuda mucho. Igual, este es un deporte en el que la preparación y la condición física son vitales, pero los años y las carreras te enseñan a superar los malos momentos y sortear las situaciones complicadas”, asegura el tricampeón de la ronda nacional, quien recibió la nacionalidad colombiana en 2012.
Sin embargo, a la hora de hacer balances sobre su estadía en Colombia, no duda en destacar que “lo mejor ha sido formar una hermosa familia con Ivonne y mis hijas, Luna y Mía. Acá he sido un hombre muy feliz”.
Conocido en España como el Niño, Sevilla ha logrado 25 títulos en Colombia, ha ganado todas las carreras importantes del calendario nacional y en la Vuelta ha conseguido ocho victorias de etapa y se ha vestido de amarillo durante 12 jornadas.
“Acá me respetan y me quieren. Me abrieron las puertas y me han tratado como a un colombiano más. No tengo sino cariño y agradecimiento para este país, que he conocido en bicicleta de arriba abajo y es un sitio maravilloso, con gente muy luchadora y amable”, agregó Sevilla luego de recibir su nuevo trofeo de campeón.
Después, en la celebración íntima con sus compañeros del equipo EPM Une Tigo, fue el centro de atención y se animó a entonar el coro que le cantaban cuando llegó: “Una, dos y tres, Sevilla otra vez”, ese mismo que espera volver a escuchar después de la Vuelta de 2016.