Fifagate: Copa América de Brasil, la primera después de cuatro a la que no habrían entrado sobornos

A propósito de la edición número 46 del torneo, El Espectador recuerda detalles del peor escándalo de corrupción en el deporte. Según lo que han dicho testigos del caso, en las últimas Copas, hubo pagos ilegales a miembros de la Conmebol para asegurar derechos de transmisión.

-Redacción Judicial
24 de junio de 2019 - 10:09 p. m.
El mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. Allí se jugará la gran final de la Copa América 2019, el próximo 7 de julio.
 / Getty Images
El mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. Allí se jugará la gran final de la Copa América 2019, el próximo 7 de julio. / Getty Images

El 27 de mayo de 2015, agentes suizos y estadounidenses entraron a un hotel de lujo en Zúrich (Suiza) y detuvieron a siete dirigentes de fútbol. La noticia causó revuelo mundial pues horas después se supo que todo se trataba de una investigación que había iniciado el FBI en 2011 que hoy se conoce como la mayor trama de corrupción conocida en el deporte. 

Se calcula que hoy están detenidas por lo menos 30 personas por el caso, entre ellas importantes empresarios a nivel internacional, y reconocidos personajes del balón pie. Uno de los frentes de las pesquisas fue, precisamente, los sobornos que habrían recibido dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), los encargados de organizar la Copa América. 

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Según los testimonios de varios testigos que han sido extraditados a Estados Unidos o que se acogieron al programa de protección de testigos, en las últimas cuatro ediciones del torneo, empresarios y dirigentes habrían dado y recibido coimas para asegurar los derechos de transmisión de los partidos. 

Los investigadores están tras la pista del papel que en estos pagos tuvieron empresas como Datisa, Trafiic y Full Play pues tienen evidencias de que habrían pagado US$3 millones dólares al expresidente de la Conmebol y a los presidentes de las asociaciones de fútbol de Argentina y Brasil, y por lo menos US$500 mil dólares a otros once oficiales de la Conmebol. 

Uno de los exdirigentes que han confirmado las sospechas de los estadounidenses es Eugenio Figueredo, expresidente de la Conmebol. El uruguayo reconoció que tanto él como otros directivos de la Confederación recibieron dinero de empresas dedicadas al negocio de la transmisión de partidos de fútbol para favorecer sus intereses.

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Figueredo agregó a su explosivo testimonio que varios presidentes de las federaciones de fútbol amparadas por la Conmebol recibían sueldos mensuales que nunca fueron incluidos en los balances oficiales de las organizaciones. Uno de los expresidentes que siguió el camino de Figueredo de aceptar su participación en el escándalo fue Sergio Jadue de Chile.

Tras renunciar a su cargo en noviembre de 2015, y con el FBI respirándole en la nuca, Jadue decidió trasladarse a Miami y ponerse a disposición de los agentes federales para iniciar su colaboración en las investigaciones. La justicia lo condenó por los sobornos, pero gracias a su acuerdo con los estadounidenses recibió una rebaja en su sentencia y, tras pagar una fianza US$1 millón de dólares, quedó en libertad. 

Otro empresario que cedió a la presión de las investigaciones fue José Hawilla, expresidente de la empresa deportiva Traffic. Entre sus negocios estaba el de tener los derechos de transmisión de la Copa América y la Copa Libertadores hasta diciembre de 2017, cuando se declaró culpable de haber pagado dinero a cambio de quedarse con el permiso de transmitir los partidos. 

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Según la investigación del FBI, los pagos que hizo Hawailla comprendieron los derechos para todos los encuentros de las Copas América en 2007, 2011 y 2015. Entre los exdirectivos que recibieron las coimas, el empresario aseguró que estaba el expresidente de la Conmebol, Nicolás Leoz, y los exjefes del fútbol de Argentina y Brasil, Julio Grondona, fallecido en 2014, y Ricardo Teixeira, acusado en Estados Unidos pero en libertad en Brasil.

“Este asunto (el de pagar sobornos) me desagradaba. No estoy tratando de eximirme de esta culpa. Yo cometí un error aceptando aunque fuera a último minuto. Me arrepiento mucho de eso, debería haber parado ahí (...) pero lo dejé para después", le confesó Hawilla a los agentes federales, a quienes también les contó que sabía de un pago de un soborno de US$10 millones de dólares a Jeffrey Webb, expresidente de la Concacaf, por la Copa Centenario 2016.

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La agencia de noticias AFP divulgó, en diciembre de 2017, un episodio clave del entramado de corrupción que se vivía dentro de la Conmebol. De acuerdo con el reportaje, los negocios de Hawilla con Traffic se vinieron abajo en 2010, después del Mundial de Sudáfrica, cuando un grupo de dirigentes de la Confederación decidió firmar un nuevo contrato para los derechos. 

El problema fue que, mientras los demás miembros de la Conmebol seguían negociando con Hawilla, el otro grupo firmó un nuevo contrato con Full Play, la empresa de los argentinos Hugo y Mariano Jinkis, y les cedió los derechos de las Copas América. Las autoridades todavía están verificando quién se quedó con el negocio y si el trámite para ganarlo fue legal. 

Por -Redacción Judicial

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