La historia inicial no tiene que ver mucho con la de ahora. De hecho, comienza en 1966, cuando un grupo de empresarios consiguió una franquicia de la NBA para Seattle, en el estado de Washington. El equipo se llamaría los Supersonics, porque en esa misma ciudad intentaban fabricar el Boeing 2707.
El relato tiene relación con el presente porque aquellos Supersonics pasaron a ser, tras los malos resultados y los gastos cada vez más altos, los Thunder. Desde luego, la ciudad cambió: ahora pasaba a ser Oklahoma, capital del estado del mismo nombre, que había probado ser apta para un equipo de la liga de baloncesto más importante del mundo cuando alojó, durante dos temporadas, a los New Orleans Hornets. En medio de eso, el grupo inversor de Oklahoma City, nuevo dueño de la franquicia, habían fracasado en intentar mantenerla en Seattle.
Luego de un litigio entre la ciudad y los empresarios, se decidió que el nombre, los colores y el logotipo del viejo equipo se quedarían en Seattle y que, ya en Oklahoma, todo fuera nuevo.
Con un récord de 23 partidos ganados y 59 perdidos, los Thunder finalizaron últimos en la división noroeste y en el lugar 13 de la Conferencia Oeste. La temporada: 2008-2009.
La campaña siguiente fue un avance: se metieron a los playoffs y sentaron cara a Los Ángeles Lakers (luego los campeones de la NBA), que los eliminaron 4-2 en la primera ronda de las finales de Conferencia.
Sin embargo, ya el joven Kevin Durant, que venía de la época Supersonics, empezaba a despuntar: se convirtió en el jugador más joven en ser máximo anotador de la liga, promediando 30,1 puntos por partido.
Lo que vendría sería aún más interesante. Finalizando primeros en su división, los Thunder barrerían 4-1 a los Denver Nuggets, con un Durant intratable, que anotó 41 puntos en el primer partido.
En las semifinales de conferencia se las verían con Memphis, y tras una serie que se fue a los siete partidos, los de Oklahoma ganaron 4-3 y accedieron a las finales, en las que los esperaban los Dallas Mavericks, comandados por el alemán Dirk Nowitzki.
El sueño se frustró: fueron aplastados 4-1, aunque la estadística podría ser un tanto mentirosa. En el cuarto partido, cuando la serie no estaba todavía perdida y Dallas apenas les llevaba un partido (2-1), los Thunder desperdiciaron una ventaja de 15 puntos en el último cuarto y la posibilidad de empatarla.
No obstante, el impulso ya estaba y esta temporada no solamente finalizaron segundos en su conferencia, sino que les devolvieron el favor a los Mavericks: los superaron 4-0 en la primera ronda. Luego se impondrían, en semifinales, a los vigentes campeones, Los Ángeles Lakers, 4-1, casi barriéndolos, y superarían ya en las finales a Tim Duncan, Tony Parker y a los San Antonio Spurs, en una serie que definieron en el sexto partido, 4-2.
Ese crecimiento vertiginoso ha tenido que ver con un gran Kevin Durant, otra vez líder en el departamento de puntos anotados por partido, con un promedio de 28 (es también el jugador con más minutos disputados, con 2.546).
Pero no sólo ha sido él. Lo acompañan también James Harden, Thabo Sefolosha, Serge Ibaka y Russell Westbrook, que apuntalan la fuerza de un equipo que ha sabido recuperarse y ser efectivo, y al que parece no pesarle demasiado la juventud.
Los Thunder, dirigidos por Scott Brooks, jugarán su primera final de la NBA desde este martes, y esperarán llegar a su primer anillo de campeones.
Y aunque un fracaso no será definitivo, acostumbrado como está a las revanchas, el quinteto de Oklahoma confía llegar a la gloria desde ya, aún muy joven.