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Por el 'canal' del triunfo

Tras perderse el primer partido, el jugador del Real Madrid apareció para clasificar a su equipo a la segunda fase.

Manuel Dueñas Peluffo
05 de agosto de 2011 - 10:19 p. m.

Fue una portada en el diario Marca, el 2 de marzo del año pasado. Sergio Canales aparecía con la camiseta del Real Madrid, casi besando el escudo. “El día que firmé con el Madrid fui el chico más feliz del mundo”, decía. La noticia, que había sido anunciada por el club merengue a través de un comunicado, era totalmente pública. Con un detalle: el mediocampista todavía era jugador del Racing de Santander, el equipo de su ciudad natal.

Ángel Canales, padre y representante de Sergio, ofrecería disculpas públicas al día siguiente. “Quiero pedir perdón a todos los que se hayan sentido molestos con esas imágenes, disculpas que presento a la entidad, a los compañeros de Sergio y, por supuesto, a los aficionados, a los que garantizo que esta situación no volverá a ocurrir”, dijo. Al asumirlo “de forma” personal, Canales advertía una realidad innegable: el amor que él y su hijo profesaban por el Racing de Santander.

Había mucha lógica: con apenas diez años, Sergio Canales había llegado al Alevín B del Racing, la categoría de las divisiones menores. Desde aquel tiempo, empezaría a jugar como un volante que, con el paso de los años, desarrollaría su vocación ofensiva. Tras un paso por el Deportivo La Coruña —que tenía el 50% de sus derechos—, el técnico Juan Ramón López Muñiz se fijaría en él para la temporada 2007-2008. Con 17 años, Canales haría su debut: en la Copa Uefa (hoy Europa League), en un partido en que el cuadro racinguista enfrentaba al FC Honka.

Después de ese debut (y de sus 105 minutos en Primera División), el mediocampista volvería al primer equipo para la campaña 2009-2010: 26 encuentros jugados, seis goles marcados, dos de ellos en un mismo partido contra el Espanyol. En Santander, Canales daba sus primeros pasos y lo hacía con claridad, con notoriedad.

La historia posterior es medianamente conocida: el traspaso a la Casa Blanca, la polémica, el amistoso de pretemporada frente al América de México, en el que anotó el primer tanto para su equipo. Y, también, la famosa comparación de Mourinho: “este niño tiene cosas de Guti”. Probablemente sí: la zurda, la elegancia, la precisión.

Paralelo a eso, Canales hizo un tránsito completo y notable por las distintas selecciones españolas: la que se proclamó campeona europea sub-17 en Turquía; la que ganó la XXXV Copa del Atlántico (marcó un gol en la final y fue proclamado mejor jugador de ese torneo); la sub-19 que finalizó subcampeona en el certamen que organizó y ganó la Francia de Francis Smerecki.

Hoy, el chico funciona como símbolo de la selección española sub-20 que disputa el Mundial de la categoría en Colombia. En aquella portada de Marca, Raymond Domenech expresaba un pálpito: “España es favorita en el Mundial, Francia no”. Era Sudáfrica 2010, cierto. Pero la corazonada valdría para el torneo que los españoles juegan en Manizales: el cuadro dirigido por Julen Lopetegui ha cabalgado con firmeza por la primera fase del certamen. Dos partidos jugados, dos ganados: puntaje perfecto y liderato del grupo C, que completan Ecuador, Costa Rica y Australia.

Canales no estuvo en la primera fecha. Un problema en el aductor izquierdo le había impedido jugar contra los centroamericanos, en el cotejo que los ibéricos ganaron por goleada (4 a 1). El jugador del Real Madrid (prestado recientementecon opción de compra al Valencia) despertaba toda la expectativa, pero no aparecía. Sin embargo, lo haría ante Ecuador, cuando su selección más lo necesitaba. Entró en el segundo tiempo, en un momento en que el partido era complejo y peligroso y la incertidumbre era el paisaje. Los ecuatorianos atacaban con fuerza y decisión, con vértigo y empuje. La realidad exigía una pausa, un tiempo más, un segundo de cabeza fría.

El de Santander lo trajo. Un desborde de Cristian Tello lo encontró bien parado, cerca del centro del área, para abrir el marcador. Celebró con calma, casi con frialdad: el duelo aún estaba por definirse. Además, no sólo bastaba con hacer un gol. Marcar la diferencia significaba asistir, intuir y ver los espacios que nadie más podría encontrar. Canales también lo hizo: dio un pase magistral a Álvaro Vásquez, que liquidó el partido a cinco minutos del final.

Más allá de todo estaban la clase, el silencio, la prudencia. Y un jugador que, sin hacer demasiado ruido, es capaz de definir una historia.

Por Manuel Dueñas Peluffo

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